8 feb 2010

Zona de Miedo / The Hurt Locker, de Kathryn Bigelow

Postal desde Bagdad

Miguel Cane



Conflicto Bélico en Irak. Durante una misión rutinaria, la Compañía Bravo experta en desactivación de explosivos pierde a su líder. Su sustituto es el sargento James, un hábil artillero con gran experiencia sobre el terreno. Sin embargo pronto se revela ante sus compañeros como un hombre impredecible y temerario, en lo que parece una carrera suicida. En un entorno letal y con un trabajo de alto riesgo, la supervivencia es un lujo y James se lo pone cada día más difícil a sus compañeros.





Interesada en reflejar historias plenas de testosterona y adrenalina, Kathryn Bigelow, que debutó en 1987 con la cinta de vampiros punks Al filo de la oscuridad y ha tenido una carrera desigual con filmes como Acero Azul (con Jamie Lee Curtis), la insólita profética y muy lograda Días Extraños, El peso del agua (un inesperado melodrama sobre una tragedia familiar con Sean Penn) y el estrepitoso fracaso de K-19, del cual Harrison Ford se ocupó de acusarla de inmediato para salvar cara, aunque todos sabemos que su tren ya se fue, regresa de su largo retiro de siete años para encontrarse ante su obra maestra. Bigelow forma parte de ese grupo de cineastas de talento contrastado que por alguna extraña razón, son sistemáticamente ignorados, ninguneados o tratados con indiferencia.



Estos cineastas son buenos, nadie lo niega, pero no acaparan la atención que merecen, relegados a un segundo plano a menudo injusto que les impide la consagración que sólo la fama global permite. Por fortuna para Bigelow, con Zona de miedo ha logrado alcanzar un estrato superior en el que son tan evidentes, llamativas e imparables sus virtudes como realizadora como un explosivo plástico: esta es una obra imposible de ignorar.



Bigelow rechaza por completo los clichés típicamente americanos y muy ClintEastwoodescos de la épica o el heroísmo, así, prescinde del mensaje megalómano y gazmoño o de las lecturas políticas y baja su filme a nivel de suelo, al día a día en el que los enemigos tienen que convivir dentro de una ratonera en la que cualquier objeto es letal, cualquier persona hostil y cualquier lugar una tumba. Con un estilo ágil, dinámico e inmersivo para su espectador, partiendo de la frase “La Guerra es una Droga”, se lanza en busca de la verosimilitud pero también de la espectacularidad, la Bigelow crea un relato aterrador y vibrante que nos traslada al horror en un viaje repleto de sobresaltos. La tensión es tan intensa y los niveles de adrenalina tan altos que, como su protagonista, logra convertir a su público en adicto de ese ritmo salvaje y autodestructivo (en este sentido, el epílogo es demoledor), deseando ver más, conocer más y sentir más de su voraz locura.


El metódico, magnético y meticuloso pseudosuicida de Renner, siempre excesivo pero increíblemente adecuado para el papel, aplica en su búsqueda permanente de sensaciones la misma máxima: si la luz brilla más cuando mayor es la oscuridad, la vida se disfruta plenamente cuando se está al borde de la muerte. La película es una verdadera sorpresa y no sólo devuelve la fe al talento de su creadora, sino también a un género, el de la película bélica, que había caído en la complacencia, para convertirse en una propuesta brutal, brillante y admirable. No se pueden despegar los ojos de la pantalla y la película lo vale: es demasiado buena para pasar desapercibida y funciona en muchos niveles. Zona de miedo (The Hurt Locker) es un acto de fe que rinde fruto y merece todos los reconocimientos que logre. ¿Qué esperan para verla, sacudirse y debatirla? ¿Hace cuanto que no les sucedía así?


Bigelow dirige en locación.

Zona de Miedo/The Hurt Locker
Con Jeremy Renner, Brian Geraghty, Anthony Mackie, Ralph Fiennes y Guy Pearce.
Dirige: Kathryn Bigelow
Estados Unidos 2009


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