Cuando un día cualquiera Terry Wolfmeyer (la formidable Joan Allen), ama de casa y madre de familia que habita en los suburbios de Detroit, descubre que su marido la dejó repentinamente, se enoja de una manera espectacular y se sume hasta el fondo del borrachazo autodestructivo. Es ahora la misión de sus cuatro hijas (Erika Christensen, Evan Rachael Wood, la hermosa Kerri Russell, y Alicia Witt) el ayudarla a salir de este enredo de autocompasión y encuentran un aliado inesperado en el ex beisbolista y locutor de radio Denny Davies (Kevin Costner), quien es su vecino y en cierto sentido, le tiene un cariño especial a la familia de Terry. Teniendo en común su manera de beber y una profunda aversión por la intimidad, es cuestión de tiempo para que estos dos conformen una pareja tentativa que trata de volver a una vida normal, mientras los problemas de las cuatro chicas les sirven como contrapunto, llevándolos a cambios en sus existencias que ninguno se imaginaba.
Esta cinta fue escrita por el guionista/director Mike Binder (a quien vemos en el rol de Shep, el productor amigo de Denny) especialmente para aprovechar los talentos de su protagonista, la formidable Joan Allen, y se nota. Aquí, la actriz hace uso de todos sus niveles de empatía: grita, se agita, ríe, se enternece. Su trabajo es casi exquisite; convence al espectador de que ella es la mujer agraviada y el director la sigue en cada secuencia cuidadosamente armada de su proceso para reencontrarse consigo misma, con sus hijas y con las posibilidades del amor.
Sorprendentemente, Kevin Costner se pone a la altura de las circunsancias y después de años de fracasos insoportables, se despoja de sus poses habituales para dar vida a una contraparte que se siente genuina, de la mujer que Allen interpreta con absoluta autenticidad. De hecho, la química que surge entre ambos es uno de los mejores elementos de la película y apoyándose en un buen guión que si bien tiene mucho lugar para la comedia no busca la risotada fácil, consigue hacer que uno crea la relación entre estos dos personajes.
Adorablemente enojada es una película que logra superar sus problemas – especialmente al tratar de llevar una continuidad coherente con las múltiples historias de las hijas (embarazo, anorexia, estudios, búsqueda de la independencia, etc…), por lo que a veces recurre a diálogos de exposición que si bien son necesarios (la trama se desarrolla a lo largo de tres años) no dejan de ser un eventual fastidio. Por lo demás, el director de fotografía Richard Greatrex hace un buen trabajo al retratar a este elenco – principalmente femenino- y así presentar una inmediatez para con los espectadores, por lo que uno termina sintiendo que conoce a estas personas e involucrándose en sus melodramas domésticos que, gracias al diálogo de Binder, no suenan tan ajenos a situaciones que nos resultan familiares; la música de Alexandre Desplat (que ya hizo un trabajo brillante en Reencarnación) funciona para establecer la atmósfera y el “mood” de la situación, por lo que aquí tenemos una cinta redonda, simpática y lograda, que se ve coronada con dos sensacionales interpretaciones de actores maduros, que dan lo mejor de sí… como en los buenos tiempos.
Adorablemente enojada/The Upside of Anger
Con: Joan Allen, Erika Christensen, Alicia Witt, Evan Rachel Wood, Keri Russell, Mike Binder y Kevin Costner. Guión: Mike Binder Música: Alexandre Desplat Dirección: Mike Binder. Distribuye Videocine (EEUU – 2005)