Miguel Cane
La vida en Bolivia no ha sido muy generosa con Mario (Demián Bichir), un maestro de inglés con un hijo mayor que estudia en Miami. Esto lo lleva a La Paz (ciudad plena de contrastes) a tratar de obtener su visa para entrar a los Estados Unidos. Una vez ahí, desea comenzar una nueva vida lejos de su tierra, ahíta de desencantos. No obstante, a su paso surge la burocracia, la discriminación y finalmente, la corrupción tanto consular como externa, que lo llevan a urdir un plan desesperado y descabellado, aunque no se percata que llama la atención de Blanca, también conocida como “Nefertiti”, bailarina exótica en un antro de vicio, pero que tiene sus propios sueños, en los que – aún sin saberlo de entrada- figura él. Pronto, mientras la situación pasa de la teoría a la práctica y se sale rápidamente de control, estos personajes deberán decidir qué destino les espera: gozo y alegría o espantosa tragedia; todo en el aire como una moneda a punto de caer.
Adaptación de la novela de Juan de Recacochea, ésta es la tercera cinta de Juan Carlos Valdivia (Jonás y la Ballena Rosada, 1995) y con ella, su oficio se deja lucir. Como guionista es ágil para establecer a los personajes y llevarlos con buen ritmo hasta el clímax, donde se fractura la rapidez previa, para mostrar el auténtico conflicto del protagonista y su posible redención. Bichir hace lo suyo y se sumerge en el pellejo de su personaje, proporcionándole un lenguaje corporal efectivo, que permite una rápida y duradera identificación con él.
Podremos no aprobar lo que hace y hasta cuestionarlo, pero también somos sus compañeros y cómplices; su enojo y su alborozo son contagiosos, tanto como su angustia. Por otra parte, la sorpresa la da Kate del Castillo, que trasciende los vicios de la telenovela para finalmente dar el estirón como actriz. Amén de lucir su belleza en las secuencias de table-dance, consigue crear a Blanca, lo que habla de una colaboración cercana con el director. Si Kate sigue con esta disciplina podrá hacer suyo el respeto que no tenía antes, ya que su talento ahora sí se hace evidente, aún con las concesiones que exige la trama. Interesante, la cinta es un buen trabajo en equipo, con un soundtrack bien balanceado y una idea crítica de las políticas migratorias estadounidenses, que no desmerece ante Hollywood.
Ciertamente, si fuera a la inversa y los protagonistas fueran Tom Hanks y la Zeta-Jones, esto tendría mucha taquilla, pero igual merece ser vista y apreciada como lo que es: una película latinoamericana que trata de ir un poco más allá, abriendo paso.
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Con: Damián Bichir, Kate del Castillo, Jorge Ortiz Sánchez, Alejandra Lanza y Claudia Lobo. Dirección: Juan Carlos Valdivia, Música: Pepe Stephens. Guión: Juan Carlos Valdivia, sobre una novela de Juan de Recacochea. Distribuye: DeCine. Bolivia/México 2005.