En 2005, cuando se estrenó Batman Inicia, muchos se apresuraron a señalarla como la mejor adaptación de un personaje de cómic al cine en mucho tiempo. Ciertamente el trabajo de Christopher Nolan superaba el nivel, incluso, de cintas anteriores sobre el personaje creado por Bob Kane, rebasando el trabajo notable de Tim Burton (en 1989 y 1992) y las criticadas versiones kitsch de Joel Schumacher.
Ahora, el mismo director que revivió una franquicia que todos daban por muerta y la elevó a niveles insólitos, retoma la historia donde la dejó – incluyendo una breve aparición de Cillian Murphy como Jonathan Crane, “El Espantapájaros”, que fue el villano de la cinta anterior- y la lleva aún más lejos, trascendiendo géneros y desafiando sus convenciones para lograr una cinta que más allá de ser una película “evento”, es un trabajo memorable.
En su interpretación como Bruce Wayne y Batman (a los que imprime características únicas, haciendo que el espectador se pregunte cuál es el verdadero y cuál la máscara) Christian Bale demuestra por qué es uno de los mejores actores de su generación: es un trabajo sutil sin caer en lo acartonado y también resulta brutal y devastador cuando tiene que serlo.
En el desaparecido Heath Ledger como una versión pesadillesca, nihilista y fascinante de su tradicional enemigo, El Guasón (The Joker), encuentra a su némesis perfecta. Los dos actores se adueñan de la cinta en un duelo carismático y aprovechan al equipo de soporte al máximo (especialmente a Caine, que está formidable como Alfred, robándose cada escena con sencillez), para llegar a un paroxismo emocional que, más allá de los vistosos efectos visuales, deja al espectador satisfecho, impactado y ansioso de ver más.
Nolan es un director que ha ido madurando al paso de los años; la promesa hecha con su primer filme comercial – la cinta independiente de presupuesto casi nulo Following- ha rendido frutos y ciertamente, esta cinta es uno de los más vistosos. Su trabajo no se limita a crear una atmósfera convincente o a establecer las escenas que – desde un espeluznante inicio, que perturbará a todo aquel que padezca de fobia a los payasos- se graban en la pupila y deslumbran con su explosivo prodigio técnico. También consigue que cada personaje tenga sus propias características, se gane el interés del espectador y hace que lo que le ocurre a personajes como el fiscal de distrito Harvey Dent (Eckhart) o el amor de infancia de Wayne, la generosa Rachel Dawes (Maggie Gyllenhaal, borrando el gris recuerdo de esa actriz juvenil que se fue a casar con Tom Cruise) sea algo que afecta las emociones y deje sin aliento.
La cinta es oscura, sin concesiones y estupenda en su realización y efecto a largo plazo. Se podría decir que es de esas secuelas que logran superar el nivel marcado por la cinta precedente en la serie – al nivel de El Padrino Parte II o El Imperio Contraataca- y se libra de las convenciones propias del género. La aparición de una tercera parte se antoja inminente y si es realizada por la mancuerna Nolan/Bale, garantiza el éxito que esta podrá alcanzar, no sólo a nivel comercial, sino como un filme sólido y logrado, algo que no siempre rima con “taquillaza de verano”, pero que es, ahora al menos, la excepción a la regla.
Batman: El Caballero de la Noche / Batman: The Dark Knight
Con Christian Bale, Heath Ledger, Aaron Eckhart, Maggie Gyllenhaal, Gary Oldman, Morgan Freeman y Michael Caine.
Dirige Christopher Nolan
Estados Unidos/Reino Unido 2008