8 sept 2010

Cuatro Labios, de Carlos Marcovich

Miguel Cane

El trabajo de un documentalista notable consiste en tomar un tema cualquiera – lo mismo apasionante y controversial, que aparentemente baladí- y convertirlo en una experiencia cinematográfica que consiga complacer al público, al tiempo que esclarece ideas en torno al tema.




De este modo han surgido filmes cuyo tópico ha sido inspirado por elementos tan disímbolos como la lucha por supervivencia de una especie animal (La Marcha de los Pingüinos, de Luc Jacquet) o la crónica de ascenso y decadencia de una modelo y cantante alemana, salvándola del limbo del olvido (Nico Icon, de Susanne Öfteringer).

El más reciente trabajo del brillante Carlos Marcovich entra en esta categoría. Después de prestar su lente para el encuentro de Oliver Stone y Fidel Castro en Comandante y a casi una década de sorprender a público y la crítica con ¿Quién diablos es Juliette?, Marcovich vuelve su mirada a una crónica realizada a lo largo de varios años acerca de la separación del grupo de música pop OV7, originalmente surgido como Onda Vaselina a fines de los 80, como creación de la actriz y productora (ícono de los 60 y aún hermosa) Julissa.

En un principio, la elección del contenido parece chocante: si bien es cierto que el grupo en cuestión fue un fenómeno de popularidad – toda proporción guardada- desde sus inicios, también es verdad, que en varios círculos su aportación musical era vista con aprensión e incluso escarnio, aún si esto no obstó para que a lo largo de su carrera discográfica, el grupo – que generaría eventualmente carreras como solistas de algunos ex integrantes- vendiera cientos de miles de copias y tuviera un éxito que los llevaría a sublevarse contra su creadora, lo cuál es elemento clave de la trama – amén de la gira del “adiós”, motivos y consecuencias de ésta.

Realizada como narración oral, mediante entrevistas con los involucrados, y salpicada con fragmentos de sus presentaciones en vivo y descansos durante la gira final, la película muestra a los siete integrantes – Lidia Ávila, Ari Borovoy, los hermanos M’Balia y Kalimba Marichal, Mariana Ochoa, Oscar Schwebel y Érika Zaba-, junto con su entourage, como lo que realmente son, más allá del concepto de producto plástico a nivel mass media; chavitos que entraron al juego que los consume desde niños y que van, gradualmente conscientizándose de que esta separación va a devolverlos a algo que desconocen: la vida real.




Por otra parte, se oye la voz de la experiencia en Julissa, que entrevistada años después de su (escandalosa) ruptura con ellos, se muestra sin amarguras ni flecos de rencor: ella buscó su vida en otra parte y retomó cosas que había dejado de lado, asimismo, los integrantes tendrán que hacerlo y los vemos en sus primeros pasos hacia la realización de la búsqueda por un lugar en el mundo.

El que un tema que fue en su momento manoseado por la llamada “prensa de espectáculos” nacional ad nauseam, sea transformado en una cinta que capta interés y por turnos lo mismo entretiene, azora y conmueve, habla del talento de Marcovich como cineasta: poco importa lo frívolo del tópico; su visión y manera de abordarlo, lo hacen trascendente y hasta por momentos, fascinante.

Durante noventa minutos, genera una empatía vital hacia los personajes que seguimos en su recorrido, aún si son gente que nada o muy poco pueden tener qué ver con nuestro entorno. El documental interesará a fans de la banda y si los escépticos se dejan atraer por las credenciales del realizador, encontrarán una sorpresa realmente efectiva. Como nota final, hay que apuntar, que como exclusiva sólo se exhibe en los complejos Cinépolis.

Cuatro Labios
Con: Julissa, OV7 y Benny y Alejandro Ibarra de Llano, entre otros.
Música: Memo Méndez Guiú
Guión Cámara y Dirección: Carlos Marcovich
México 2005/2006


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