Función 11:40am. Sala mediana y totalmente vacía: el cinéfilo maravillado. Sorpresa mayúscula: descubrir el contundente talento detrás de las cámaras de Ben Affleck, aventándose un Clint Eastwood, como sigue.
El neo-noir ético
En Desapareció una noche (Gone Baby Gone, EUA, 2007), disparejona pero finalmente brillante ópera prima del actor súper estrella californiano Ben Affleck, con un guión suyo y de Aaron Stockard sobre la novela de Dennis Lehane, la pareja sentimental y laboral de detectives bostonianos Patrick Kenzie (Casey Affleck formidable) y Angie Gennaro (Michelle Monaghan) serán contratados por la histérica beata Beatrice McCready (Amy Madigan) para encontrar la hijita perdida de su irresponsable cocainómana cuñadita (Amy Ryan) sin prever las consecuencias de que la jodidez humana empiece a salir a flote y sin imaginar que las más inesperadas acciones de las grises criaturas que los acompañan (incluidos ellos mismos) siempre son dictadas desde la máxima "Haz lo correcto".
El neo-noir ético es otro anticomplaciente sondeo en la dañadez gringa, aún más oscuro, cínico y visceral que el Río místico de Eastwood (03), también basado en una novela de Lehane, ahora paradójicamente provisto de una sensibilidad mejor calibrada, más afectantes verdades emocionales y una desarmante intensidad sostenida.
El neo-noir ético delinea en sensacional equilibrio la tradición del film noir hollywoodense de los 30s y 40s y los provocadores thrillers metapolíticos de los 70s, para solazarse mediante su formidable neoclasicismo en la cúspide de la sobriedad y depuración dramático-visual del Hollywood modelo siglo XXI.
El neo-noir ético abusa inclementemente de flashbacks desquiciados y explicaciones no pedidas, que distraen bastante del otrora imparable ritmo narrativo, para visualizar los ingeniosos giros argumentales de Lehane, ahora aderezados con música empalagosona de Harry Gregson-Williams.
Y de la manera más subversiva posible, el neo-noir ético impide realizar juicio alguno sobre cada una de las acciones de los personajes, porque siempre actuarán en base a sus más profundas convicciones éticas, seguros del piso firme moral aunque sólo vuelvan a encontrar el abismo, al mismo tiempo que la tormenta feroz de una ambigüedad alevosa y perturbadora se cierne sobre ellos y sobre la película en su conjunto, con nuestro héroe/anti héroe vuelto niñero de la encantadora chiquitina Amanda (Madeline O'Brien), para empezar a expiar todas su Culpas pretéritas, presentes y futuras a pesar de tener la entera certidumbre de haber hecho lo Correcto.