28 sept 2010

Wall Street: Money Never Sleeps/ Wall Street: El dinero nunca duerme , de Oliver Stone

El Precio de la Codicia

Miguel Cane

Sin duda alguna, Oliver Stone tiene una se ganó un lugar en la historia como un director de cine interesante y con filmes realmente emblemáticos para una era, aún si sus más recientes trabajos han sido de irregular a pobre calidad (la excepción a esta regla reciente es W, que se estrenó aquí como Hijo de... Bush), por lo que no es de sorprender que ahora se saque de la manga una innecesaria secuela de su exitoso filme Wall Street (1987) que era una crítica incisiva sobre el capitalismo, visto por Stone como sistema económico poco solidario, competitivo y sin ética alguna, encarnado por el personaje de Gordon Gekko que le valió un Óscar a Michael Douglas por su actuación.




Con Wall Street: El dinero nunca duerme (2010), Stone vuelve sus ojos a la crisis del 2008, cuyas consecuencias aún se resienten. El problema, es que aborda el tema sin fuerza, sin agudeza y, más bien, en piloto automático; es decir, más que el retrato de la sordidez del medio y de los juegos traicioneros en Wall Street, ahora la película se entremezcla y diluye con una trama sentimentaloide entre dos personajes intragables, interpretados por la brillante Carey Mulligan (totalmente desperdiciada, al igual que Susan Sarandon) y el mediocre Shia LeBeaouf.




Con un aire melodramático, nos encontramos con Gordon Gekko, quien sale de la cárcel convertido en una piltrafa humana, pero dispuesto a ser otra vez el implacable tiburón de las finanzas. Han pasado más de veinte años y Gekko busca armar sus arruinadas relaciones con su hija, Winnie, por lo que se alía con el novio de ella, el codicioso e inmaduro Jacob, pero sus “buenas intenciones” se van por la ventana, cuando el filme se le resbala al director por culpa de un torpe guión escrito por Allan Loeb y Stephen Schiff. La historia se aletarga con diálogos insustanciales, con sus aires cursis de las relaciones de pareja en el amor, que salpican un trabajo regio por parte de Rodrigo Prieto en la fotografía. La indulgencia y egolatría del director se advierte en cada giro, e incluso se permite aparecer en un par de secuencias, lo que solo sirve para distraer la atención de lo que sería importante... pero sirve para darse cuenta de que realmente, en esta película arrogante y vistosa, nada lo es.







Stone se vuelve complaciente consigo mismo. Siente que “ya la hizo” y se nota: su antigua agudeza utilizada para examinar y hacer una vivisección de una sociedad que lo obsesionaba, ha sido cambiado por una telenovela ideal para horario AAA en el Canal de las Estrellas. salpicada de amores neuróticos y lágrimas filiales, con una muy débil redención de los personajes al final y por lo mismo, uno sale del cine con la horrenda sensación de haber sido estafado, que le han dado gato por liebre.

A propósito, además, que insulta más.

Wall Street: Money Never Sleeps/ Wall Street: El dinero nunca duerme
Con Michael Douglas, Carey Mulligan, Susan Sarandon, Shia LeBeaouf, Josh Brolin y Frank Langella.
Dirige: Oliver Stone.
Estados Unidos 2010



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