En La Caída, nos asomamos a instantes clave de la vida de Traudl Junge, quien es una joven mujer alemana en los agónicos días de la guerra en la primavera de 1945. Su existencia sería como la de muchas otras mujeres en su condición, que sirven como ojos de un régimen que está por caer.
La diferencia aquí es que Fräulein Junge (interpretada por la muy joven y bonita actriz rumana Alexandra María Lara, que da el todo por el todo en su creación) es la secretaria particular de Adolfo Hitler (un mesmérico Bruno Ganz, aquí totalmente alejado de sus conmovedoras interpretaciones de las cintas que hizo para Wim Wenders como Las alas del deseo o El amigo americano) y es a través de su mirada, que trasciende en la historia, que lo vemos todo.
La situación de la elite nacionalsocialista ahora ya es desesperada: Berlín, sede del Reichstag, está por caer irremediablemente bajo el fuego intenso de artillería pesada. El ejército rojo cierra el cerco sobre el Führer, que permanece atrincherado en un búnker bajo la cancillería alemana junto a la cúpula militar de sus aliado, confidentes y cómplices y su mujer, la enigmática Eva Braun. A pesar de la inminente derrota, Hitler se niega abandonar Berlín ni a aceptar cualquier capitulación, proclamando la lucha hasta el final y la destrucción del pueblo alemán junto con el hundimiento del Reich.
Si bien, el desenlace histórico es por todos conocido, no deja de ser fascinante (y un tanto morboso) el asomo a estas últimas horas de su vida, en las que el hombre, representado como una criatura patética, atribulada por el creciente horror de su fracaso, así como por sus propios demonios personales, alterna sus estados de ánimo que van de la soberbia al miedo, aún si no se atreve a mostrar contrición. En torno suyo, el imperio que hizo diseñar, se cae a pedazos, mientras Eva (Juliane Köhler) se pierde hasta quedar prisionera de su fantasía y Magda Goebbels (una impresionante Corinna Harfouch), la übermutter por excelencia, se convierte en Medea sin pestañear. Es el fin del mundo para ellos y prefieren irse entre las llamas que encarar la realidad y esto, para el espectador, resulta una experiencia tan memorable como perturbadora.
Oliver Hirschbiegel, el director, ya era conocido en México por su cinta de 2001, El Experimento, que versaba sobre un tema similar: personajes confinados a una atmósfera claustrofóbica en la que gradualmente se van convirtiendo en seres degenerados y desesperados. Aquí, los resultados de su visión provocan un efecto extraño: la película comienza con la narración de Traudl, pero esto es un artificio: el verdadero protagonista absoluto es Hitler, y este personaje, en manos de otro cineasta, seguramente habría sido una caricatura barroca y grotesca.
Sin embargo, Ganz logra lo que parecería imposible: nos horroriza, pero también representa a la humanidad que conocemos: cualquiera podría ser como él, o al menos esa parece ser el arma que esgrime en ese encierro final que lo llevará a su destrucción final, algo que para él comenzó aún sin notarlo, desde 1938. La intención de La Caída es, aparentemente, mostrarnos más allá de un éxito comercial, los horrores del monstruo como su propio vedugo y si bioen esto es interesante, hay un problema con la cinta, que podría más funcionar en su contra. Su larga duración excede la paciencia del espectador, ya que las secuencias llegan a ser muy difíciles de soportar, más aún si se toma en cuenta de que se es testigo de la agonía bajo la que viven unos seres infelices arrastrados por la mente degradada de un demente en el que han depositado una fe ciega e imponderable, y en un caso como ese, es muy difícil, por no decir imposible, tenerles compasión.
Sin duda es un filme importante, espléndidamente realizado, comprometido y hasta valeroso, pero hay algo que desagrada: la cuestión aquí no yace en su ejecución impecable o actuaciones impresionantes, sino que deja a uno con un sabor raro en la boca y la incómoda sensación de que ha sido partícipe de algo siniestro, y ruin. Nada de qué sentirse orgullosos al salir del cine.
La caída/Der Untergang
Con: Bruno Ganz, Alexandra María Lara, Juliane Köhler, Ulrich Matthes y Corinna Malhouf.Dirige: Oliver Hirschbiegel. Distribuye: Videocine (2004)