Miguel Cane
Es el sofocante verano de 1935 en una casa palaciega en las cercanías de Londres. Briony Tallis (Saoirse Ronan), al borde de la pubertad, descubre en una tarde, de manera devastadora, cómo florece la pasión carnal en el mundo adulto y halla en sí misma el fuego incontrolable de la noción errónea de justicia, que se convierte en pecado de ira, aún en la mayor inocencia.
Es 1940, el fragor de la Segunda Guerra Mundial se deja sentir en la capital británica, que se desmorona ante los bombardeos, los heridos que llegan del frente, el desastre de Dunquerque y el terror de un futuro que se evapora: Briony Tallis (Romola Garai) da tumbos, deslumbrada por el horror y la piedad, en busca de corregir su error de infancia.
Es 1999: en el ocaso de su vida, la célebre escritora Briony Tallis (Vanessa Redgrave), hace su último acto de contrición por los pecados cometidos, de palabra, obra y omisión. Por su gran culpa, aún derivada de un arrebato inocente y genuino, las vidas de muchos serán trastornadas de manera irrevocable. Una palabra suya bastará para romper el frágil equilibrio, como jarrón antiguo, imposible de volver a pegar. Aún así, la expiación se buscará obtener más allá del tiempo y sus trampas, de la guerra, de la muerte y del amor.
Esta es a grandes rasgos, la trama de la galardonada novela de Ian McEwan Expiación, y también de la adaptación fílmica realizada por el escritor Christopher Hampton (Relaciones peligrosas) y el joven cineasta Joe Wright, que ya había dado muestra de su talento con la más reciente versión cinematográfica del clásico perenne de Jane Austen Orgullo y prejuicio.
La cinta, es fiel a su origen y muestra, con una mirada aguda, subjetiva y sin cortapisas, las consecuencias del acto cometido por la pequeña, y cómo éstas afectan a su hermana mayor, la aristocrática y sensual Cecilia (Keira Knightley, muy lograda en su primer rol adulto) y a Robbie Turner (James McAvoy, que se establece como un estupendo intérprete después de su trabajo en El Último Rey de Escocia), el hijo del ama de llaves de la familia. Las circunstancias que llevan a estos personajes a confrontar tanto el amor como la infamia, se embonan cuidadosamente, como piezas de un rompecabezas de muchas perspectivas, que va atrapando al espectador.
El trabajo de las tres actrices que encarnan a Briony, es la razón principal para que esto se logre: la pequeña Ronan lleva sobre sí el peso de casi todo el primer acto y lo hace con una fuerza sorprendente para alguien tan joven, donde la Redgrave, con sólo siete minutos cruciales en pantalla, consigue, con serenidad, trascender la historia y hacer partícipe al espectador de un momento imborrable en la condición humana de su personaje.
Wright hace un trabajo notable al dirigir a su elenco y al retratar casi de manera alucinante, los mundos ficticios y reales en los que habitan – esta es la principal reflexión que hace la cinta sobre lo tangible y lo aparente-; también, en complicidad con el cinefotógrafo Seamus McGarvey, deja su rúbrica con una secuencia impresionante en una toma sostenida por casi cinco minutos, que muestra la infernal visión de la evacuación de la ciudad francesa de Dunquerque, en la derrota más grave para las tropas británicas durante la Guerra. La película es por turnos brutal, demoledora y tierna, con una belleza inescapable, música ideal (Dario Marianelli incorpora sonidos clave y los convierte en atmósfera) y un guión muy bien elaborado, que sin dejar de lado su linaje literario, da pie a una obra adulta y emotiva, que no es – en este caso- hipérbole calificar de admirable, con un sitio ganado en la cinematografía, más allá de los convencionalismos, fiel a las emociones, que no quedan indemnes, al salir de la sala.
Expiación/Atonement
Con Keira Knightley, James McAvoy, Saoirse Ronan, Romola Garai, Brenda Blethyn y Vanessa Redgrave.
Dirige: Joe Wright
Reino Unido 2007
Es el sofocante verano de 1935 en una casa palaciega en las cercanías de Londres. Briony Tallis (Saoirse Ronan), al borde de la pubertad, descubre en una tarde, de manera devastadora, cómo florece la pasión carnal en el mundo adulto y halla en sí misma el fuego incontrolable de la noción errónea de justicia, que se convierte en pecado de ira, aún en la mayor inocencia.
Es 1940, el fragor de la Segunda Guerra Mundial se deja sentir en la capital británica, que se desmorona ante los bombardeos, los heridos que llegan del frente, el desastre de Dunquerque y el terror de un futuro que se evapora: Briony Tallis (Romola Garai) da tumbos, deslumbrada por el horror y la piedad, en busca de corregir su error de infancia.
Es 1999: en el ocaso de su vida, la célebre escritora Briony Tallis (Vanessa Redgrave), hace su último acto de contrición por los pecados cometidos, de palabra, obra y omisión. Por su gran culpa, aún derivada de un arrebato inocente y genuino, las vidas de muchos serán trastornadas de manera irrevocable. Una palabra suya bastará para romper el frágil equilibrio, como jarrón antiguo, imposible de volver a pegar. Aún así, la expiación se buscará obtener más allá del tiempo y sus trampas, de la guerra, de la muerte y del amor.
Esta es a grandes rasgos, la trama de la galardonada novela de Ian McEwan Expiación, y también de la adaptación fílmica realizada por el escritor Christopher Hampton (Relaciones peligrosas) y el joven cineasta Joe Wright, que ya había dado muestra de su talento con la más reciente versión cinematográfica del clásico perenne de Jane Austen Orgullo y prejuicio.
La cinta, es fiel a su origen y muestra, con una mirada aguda, subjetiva y sin cortapisas, las consecuencias del acto cometido por la pequeña, y cómo éstas afectan a su hermana mayor, la aristocrática y sensual Cecilia (Keira Knightley, muy lograda en su primer rol adulto) y a Robbie Turner (James McAvoy, que se establece como un estupendo intérprete después de su trabajo en El Último Rey de Escocia), el hijo del ama de llaves de la familia. Las circunstancias que llevan a estos personajes a confrontar tanto el amor como la infamia, se embonan cuidadosamente, como piezas de un rompecabezas de muchas perspectivas, que va atrapando al espectador.
El trabajo de las tres actrices que encarnan a Briony, es la razón principal para que esto se logre: la pequeña Ronan lleva sobre sí el peso de casi todo el primer acto y lo hace con una fuerza sorprendente para alguien tan joven, donde la Redgrave, con sólo siete minutos cruciales en pantalla, consigue, con serenidad, trascender la historia y hacer partícipe al espectador de un momento imborrable en la condición humana de su personaje.
Wright hace un trabajo notable al dirigir a su elenco y al retratar casi de manera alucinante, los mundos ficticios y reales en los que habitan – esta es la principal reflexión que hace la cinta sobre lo tangible y lo aparente-; también, en complicidad con el cinefotógrafo Seamus McGarvey, deja su rúbrica con una secuencia impresionante en una toma sostenida por casi cinco minutos, que muestra la infernal visión de la evacuación de la ciudad francesa de Dunquerque, en la derrota más grave para las tropas británicas durante la Guerra. La película es por turnos brutal, demoledora y tierna, con una belleza inescapable, música ideal (Dario Marianelli incorpora sonidos clave y los convierte en atmósfera) y un guión muy bien elaborado, que sin dejar de lado su linaje literario, da pie a una obra adulta y emotiva, que no es – en este caso- hipérbole calificar de admirable, con un sitio ganado en la cinematografía, más allá de los convencionalismos, fiel a las emociones, que no quedan indemnes, al salir de la sala.
Expiación/Atonement
Con Keira Knightley, James McAvoy, Saoirse Ronan, Romola Garai, Brenda Blethyn y Vanessa Redgrave.
Dirige: Joe Wright
Reino Unido 2007