Miguel Cane
Naturalmente, para cualquier persona la historia de Aron Ralston resulta impactante, y casi increible. En el año 2003 se encontraba haciendo rappel por un alejado paraje de Utah, cuando su antebrazo derecho quedó atrapado bajo un enorme bloque de piedra. Estuvo así durante casi cinco días. Hasta que se dio cuenta de que en el lugar en el que se encontraba no sería rescatado y tomo una decisión brutal para intentar salvar su vida.
Como vemos tras el argumento, se presenta con una historia sencilla, y de la cual además si alguno sigue ya conocemos el final. Así pues Danny Boyle, que no le hace ascos a ningún reto, realizó una tarea de licencia creativa como pocas veces se ha visto. Lo que para algunos apenas daría para un cortometraje, Boyle lo extiende -- tal vez demasiado en las escenas cruciales, que son de desgarradora violencia visual. Eso, como siempre, queda a gusto del consumidor. Por lo que éstase trata de una película que se ama o se odia.
Naturalmente, quien carga con el peso de todo es James Franco, que por fin acaba de dar el estirón y en un soberbio trabajo realizado para mostrar las horas de sufrimiento que Aron Ralston padeció hasta ser rescatado. 127 horas de desesperación, pasando frío y hambre, gritando pidiendo ayuda y haciendo lo imposible para poder salir de ahí con vida. Pese a lo reducido del escenario, Boyle no pierde su habitual dinamismo a la hora de rodar. Los malabarismos con la cámara son constantes en el transcurso de la película, sacándose además varios ases de la manga para que el desarrollo de la historia no sea monótono ni se haga pesado sino todo lo contrario, resulte sumamente entretenido y visualmente muy ágil.
También se cambia constantemente el ángulo de la cámara para poder observar la escena desde diferentes perspectivas del entorno que rodea a Ralston, de lo reducido e incómodo que es el espacio en el que se encuentra trabado, de lo engorrosos y asfixiantes que resultan los pocos metros de los que dispone para su movilidad. Se puede comparar esta cinta con la española Buried / Sepultado / Enterrado, de Rodrigo Cortés. Lo cierto es que ambos directores utilizan los mecanismos de los que disponen, teniendo en cuenta lo limitado del escenario y la soledad del protagonista. Boyle no necesita explicar demasiados detalles para entrar no sólo en la piel de Ralston sino también en su cabeza; plasma en pantalla sus pensamientos y sensaciones (cuando tiene sed, por ejemplo) que sacuden al espectador.
Con todo, Boyle convierte a 127 horas en un relato enérgico y esperanzador sobre la naturaleza humana y sobre la vida misma. Pese a la terrible situación que vivió Ralston, éste jamás dejó de hacer lo que más le gustaba e incluso volvió al cañón en el que pasó esas desesperadas horas. El destino puso una piedra en su camino y tropezó, pero volvió a levantarse.
127 Horas/127 Hours
con James Franco, Amber Tamblyn, Kate Mara, Lizzy Caplan y Clèmence Poesy.
Dirige Danny Boyle
Estados Unidos-Gran Bretaña-Alemania-Francia 2010