Miguel Cane
En su aclamada cinta El Discurso del Rey, más allá de la biopic y más cercana al poco explorado género del docudrama – una cinta dramática con un origen estrictamente documental- Tom Hooper aborda con maestría y agilidad narrativa un episodio clave en la historia de Inglaterra que tuvo ramificaciones que duran hasta hoy, en la historia del mundo.
Colin Firth tiene un rol magistral como Albert George, duque de York, hijo tartamudo del rey Jorge V (Michael Gambon) que jamás deseó gobernar y que ante la repentina renuncia de su hermano el rey Eduardo VIII (Guy Pearce) para casarse con la enigmática Wallis Simpson, se vio obligado a acceder al trono. La historia aborda el problema del futuro monarca, pero también la difícil situación personal que la tartamudez le provoca: imposibilitado de hablar en público, el duque se acompleja, se llena de miedos, se siente inferior a un hermano que no es capaz de soportar la presión de ser futuro Rey del Reino Unido y Emperador de la India. Pero, con la ayuda del logopeda australiano Lionel Logue (Geoffrey Rush) logrará superar sus miedos convirtiéndose en el magnifico monarca Jorge VI (1936-1952) tras la abdicación.
Colin Firth recrea sin exageraciones la tartamudez del rey, pero va mucho más allá, refleja con total sinceridad los complejos y miedos que atenazaron a Jorge VI. Con este papel Firth se aleja definitivamente de su imagen de galán cómico para demostrar su temple, tal como hiciera el año pasado en la reveladora cinta de Tom Ford A Single Man (que inexplicablemente nunca se estrenó en México). Lo acompaña un reparto de lujo: Rush da un contrapunto casi cómico al atormentado soberano que hace que la historia corra paralelamente entre el drama y la comedia. Que se enfrenta a los miedos del futuro rey ahondado en su pasado, en su persona. Ambos hombres se contraponen: el rey inglés frente al “médico” australiano de una de las zonas más pobres de Londres.
Pero no sólo de actuaciones vive el cine. La historia, en este caso, es de sobra conocida aunque nunca fue tratada de esta manera. El guión es excepcional, pues detrás del tartamudeo del rey se encuentra su búsqueda de autoridad, pero también el enfrentamiento entre el buen gobernante y el buen orador. Escena clave para entender es el visionado de la coronación por toda la familia, cuando la escena salta a un discurso. Isabel, la actual reina, le pregunta a su padre “¿Qué dice?” a lo que Jorge responde “No lo sé, pero lo dice muy bien”. En esta pequeña escena, casi familiar, se encierra el mayor secreto de la película. El rey Jorge que, en una ocasión se autodefine como Jorge VI el loco tartamudo, frente a Adolf Hitler, la elocuencia de las palabras del asesino dictador alemán, frente a la dubitativa palabra del rey responsable: la supremacía de los actos frente a las palabras.
Completan el cuadro Helena Bonham-Carter, en el sosegado y amoroso rol de la Reina Elizabeth (futura Reina Madre de la Gran Bretaña) y la muy poco vista y espléndida Jennifer Ehle, como la esposa de Logue, en una cinta sólida, con actuaciones logradas y una dirección sobria y entusiasta, que se transmite a cada toma. En otras manos, tal vez ésta sería una cinta de escaso interés, pero con este equipo nos encontramos ante un filme de gran calidad, que justifica su presencia en tantas ternas de premios como ha tenido.
El Discurso del Rey/The King's Speech
Con Colin Firth, Geoffrey Rush, Helena Bonham-Carter, Guy Pearce, Jennifer Ehle y Michael Gambon.
Dirige Tom Hooper
Reino Unido 2010