Miguel Cane
En su primer filme, Constantine, Francis Lawrence – veterano director de videoclips y anuncios- demostró un enorme potencial y trabajó con un estupendo elenco, que incluía a Rachel Weisz y Tilda Swinton, ambas actrices magníficas e incluso logró sacarle una actuación más o menos buena a ese pedazo de madera conocido como Keanu Reeves. Después incursionó en la ciencia ficción post-apocalíptica con Soy Leyenda, y probó que podía con las convenciones del género con muy buenos resultados estéticos y de ritmo.
Por desgracia, no consigue hacer lo mismo en su incursión en la soap opera de calidad con Agua para Elefantes, inflado melodrama basado en la novela de Sara Gruen, un best-seller cuya reputación le precede. El problema aquí es que su protagonista es el inglés Robert Pattinson, famoso entre las adolescentes gracias a la saga Crepúsculo y que lleva el nivel de ineptitud actoral a puntos insospechados, saboteando lo que debía ser una cinta que ofrecía más.
Contada mediante flashbacks, esta es la historia de Jacob (Pattinson), un estudiante de veterinaria que pierde a su familia y la oportunidad de seguir sus estudios, en la época de la Gran Depresión que asoló los Estados Unidos durante los años 30. Así es como va a parar a un circo, dirigido por el desalmado August Rosenbluth (Christoph Waltz) un hombre tan malo, que sólo le falta el bigotazo para que uno sepa que es el Villano Reventón, a su vez casado con la rubia, sensual y sensible Marlena (Reese Witherspoon, que da una actuación excelente y realizó todas sus acrobacias) que, como usted sabe desde antes del principio, será objeto del deseo del jovenazo y objeto de un triángulo amoroso bastante latoso.
Escrita por Richard LaGravenese, que es habitualmente un muy buen guionista (¿Recuerdan la fascinante The Fisher King?), la cinta no puede evitar una serie de clichés y lugares comunes, que arrastra desde su fuente original y a la larga se vuelve insufrible. La película sólo vive en las secuencias que muestran la vida circense, pero cuando regresa al romance – sin química – entre la rubia y el acartonado, la cosa se vuelve de un tedio supino. Un desperdicio de excelentes tomas, de juegos de cámara interesantes y un gran diseño de producción que no consiguen levantar un amorío predecible y eventualmente muerto.
Mención especial merece el elefante Tai, que interpreta a una hembra, Rosie, personaje clave en la trama: un símbolo de paciencia y solidez que se vuelve entrañable, cosas que la cinta parece pedir a su espectador, pero dos horas es un precio muy alto qué pagar por un trabajo nostálgico y muy bonito, que no se siente, aún pese a la tragedia que se nos anuncia desde el principio, como inminente y climática. En otra época, tal vez habría funcionado – como lo hiciera aquella película de James Cameron con el trasatlántico condenado -- , pero esta vuelta forzada al gran melodrama de estudio, es tan solo anacrónica y, con un protagonista tan poco carismático y un relato predecible, es una decepción.
Agua para Elefantes/ Water for Elephants
Con Reese Witherspoon, Christoph Waltz, Robert Pattinson y Hal Holbrook
Dirige: Francis Lawrence
Estados Unidos 2011