Muy querida por el público, es estrella y madre de familia y ahora protagonista de Agua para Elefantes, que marca su regreso estelar.
Miguel Cane
Pequeña y de aspecto frágil, irradia carisma con solo sonreír. Laura Jean Reese Witherspoon (Nashville, 1976) también es alguien muy consciente de qué representa para mucha gente y de lo que quiere de la vida. Tras una ausencia de casi dos años, regresa a la gran pantalla como protagonista de una cinta romántica basada en el best-seller del New York Times Agua para Elefantes, ambientada en los años de la Gran Depresión, en el mundo del circo. La actriz confiesa que su vida, en los últimos años – después de una decepcionante incursión con el director James L. Brooks a la que le fue bastante mal y apenas se dejó ver en 2010-, ha sido un poco como le ocurre al personaje en el filme donde comparte créditos con Robert Pattinson y Christoph Waltz, aunque la vida real es más alegre que en la ficción, ya que la ganadora de un Oscar (por interpretar a June Carter Cash en Walk the Line) se casó el mes pasado con el agente de actores Jim Toth – a quien conoció durante el rodaje de la cinta- en un rancho de California, con luminarias como Sean Penn, Scarlett Johansson, Robert Downey Jr, Tobey Maguire, Renee Zellweger y su ex-esposo padre de sus hijos Ava y Deacon, Ryan Philippe, entre los invitados.
Aunque contenta “¡no lo puedo ocultar!” Reese prefiere evitar su vida privada como tema de conversación. “La verdad, es que no creo que sea del interés de nadie en particular… yo creo que los medios llegarán a aburrirse de recibir siempre la misma respuesta, que es 'soy feliz'.Tal vez entonces dejarán de preguntar por algo que nada tiene qué ver con mi trabajo sin que yo tenga que ser descortés.”
En la cinta, Reese interpreta a Marlena Rosenbluth, una artista ecuestre que aprende a montar un elefante, mientras en paralelo, vive una historia de amor con un hombre más joven (Pattinson) mientras trata de escapar de un infeliz matrimonio con un hombre cruel y violento (Waltz), colocándola en un trágico dilema amoroso.
Las cintas románticas, comedias o dramas, parecen el género cinematográfico que más te ofrecen, ¿por qué?
Yo creo que como actriz tienes que adaptarte a lo que te ofrezcan. Por ejemplo, no es un secreto que me gustaría hacer películas de acción o un buen thriller, pero a la mesa de mi agente suelen llegan comedias (se ríe). No trato de buscar este género, ¡es que me lo ofrecen!... y la verdad es que me gusta, pero también he hecho muchas otras películas que nada tienen qué ver con el género, aunque ésta, en particular, me gustó por su temática.
¿Leíste la novela antes de filmar?
No. La leí durante el rodaje, para apoyar mi lectura del guión. En ese sentido me gusta hacerlo cuando hay una fuente alterna; te da detalles del personaje que de otro modo no conocerías. Marlena es un personaje lleno de matices; por una parte tiene que ser seductora, vivaz, para atraer al público que acude a las funciones del circo. Por otra parte, es una victima de violencia doméstica y psicológica por parte de su marido. Y luego tiene esta historia de amor con Pattinson...es un personaje bastante complejo. Y las dos lecturas, el guión, que es estupendo y la novela que me ayudó a entender mejor lo que le ocurría por dentro.
Y además tuviste un compañero muy sui-géneris.
Oh, ¿te refieres a Tai? (se ríe) ¡Fue maravilloso! ¡Me encantó! [Tai, es un paquidermo de 42 años y 1,900 kilos que aparece en la película]. Yo no había visto a un elefante tan de cerca, es decir, tanto tiempo: cuando hice Vanity Fair, me subí a uno, pero fue para un par de tomas y aquí, Tai tiene un papel central como Rosey, la elefanta del circo de los Rosenbluth, a la que Jacob (Pattinson) tiene que domar, porque nadie ha podido antes. Fue algo extraordinario. Tai es como un perro que conoce tu olor, se familiariza contigo, recuerda cómo hueles y así, cada mañana te saluda, te reconoce. ¡Es muy emocionante!
¿Te exigió mucho, físicamente hablando?
Pues aprendí a respetar aún más a los artistas circenses. Al principio, tengo estas secuencias con caballos, bailo con ellos y sobre ellos, hago saltos y piruetas. Tuve que entrenarme con una artista que tiene muchos años de experiencia y sí, es duro Verás, son habilidades que la gente desarrolla durante años y años de entrenamiento y tuve que condensar eso en más o menos cinco meses. Fue un proceso muy agotador, pero fue muy satisfactorio. Por otra parte, aprendí mucho acerca de cómo trabajar con animales. Uno de los temas de la película, es una denuncia contra el maltrato a los animales. Tai, por suerte, lleva una vida cómoda en un rancho de Ojai (California) con otros cinco elefantes y a veces trabaja en películas o comerciales. Lo cuidan muy bien. Pero pienso que hay muchos animales que están desprotegidos y creo que eso es algo que tanto Sara Gruen (la autora de la novela) como Richard LaGravenese (el guionista) tratan de sacar al frente para el público.
¿Qué es lo que más satisfacción te deja de este filme?
Que Francis Lawrence (el director) hizo un gran trabajo para recrear una época muy específica en Estados Unidos y nos hizo partícipes a todos los miembros del elenco. En realidad, como está hecha, y fotografiada, es una película muy hermosa. Algunas de las escenas mejor realizadas, por ejemplo, son las que no tienen momentos verbales o diálogos, momentos en los que mi personaje se fija en el de Rob, o el personaje de Christoph nos ve desde el fondo de la habitación y hace un gesto que todo lo revela: eso te cuenta mucho sobre la historia sin necesidad de decir una palabra.
¿Alguna vez pensaste en escaparte con el circo?
¡Sí! Bueno, más o menos. Cuando era niña me encantaban los circos. Ahora que hicimos la película, me di cuenta de que no es cosa tan fácil trabajar en uno; son comunidades muy especiales, con dinámicas específicas, rituales... es todo fascinante. Ahora entiendo perfectamente el encanto que ejerce y respeto mucho más a quienes abrazan la vida del circo.
Cumples veinte años de actriz este año. ¿Cómo te sientes al respecto?
¿Ya tan pronto? ¡No lo había pensado! Creo que ahora soy más selectiva con mi trabajo, trato de pasar más tiempo con mis hijos. Desde que soy madre siento una responsabilidad. Es algo natural que llega con la maternidad. En el momento en el que Ava, mi hija, salió de mi cuerpo, supe que esa personita iba a verme con otros ojos. Aún así, me cuesta verme como ejemplo a imitar,yo tengo mucho que aprender todavía, y espero tener más años para tener más respuestas y hacer más películas que aporten algo, como ésta.