Miguel Cane
No hay fecha que no se cumpla ni plazo que no se venza. Llegó el final de la saga de Harry Potter en cine. Y probablemente la única sensación de la que podría hablarse al salir de la sala, es alivio. Acaso, indiferencia, sí, pero principalmente alivio; equivalente al que se siente al llegar al final de un curso escolar que se sentía particularmente largo, o una jornada laboral especialmente tediosa.
¿Es mala la película de Harry, quiere usted saber? Pues no. La verdad es que no entra en ninguna de las tres categorías habituales del cine: Bueno (como El otro lado del corazón); Malo (como la cosa esa de los robots transformables) o Mediocre (como cualquier cosa con Adam Sandler) – tampoco es excepcional. Es solo exactamente lo que usted esperaría de la última pelicula de Harry: grandes efectos, momentos de melodrama exacerbado con repunte de orquesta, vertiginosos giros de cámara (que usted, si ha seguido fervorosamente la saga, ya vio en otras entregas), confrontaciones climáticas largas como embotellamiento de tráfico, revelaciones innecesarias a estas alturas del poema, y escenas que se alargan y se alargan solo para llenar un metraje de event movie.
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte II: Todo termina aquí (Hasta el titulo comercial en español es largo y pretencioso) es un parche en la saga; el final “final” -- como dijera Raúl Astor --, que evidentemente no huele a tal cosa ni de lejos: finalmente, ustedes saben que ésto es un negocio y la señora Rowling nunca desmantelaría su maquinita de hacer dinero. Uno espera sinceramente que a grandes actores como la inmensa Maggie Smith y Alan Rickman, los haya compensado de alguna manera el haber borrado sus ilustres carreras de un plumazo, para pasar a la posteridad como miembros visibles de esta franquicia (es lo que es: un negocio, no es arte, señores). Igualmente, uno espera que Daniel Radcliffe pueda tener una carrera después de esto (es entusiasta, seguro lo logrará) aunque es obvio que Emma Watson y Rupert Grint lo tendrán más difícil, si bien sus personajes de Hermione y Ron no son tan emblemáticos.
¿Qué espera el espectador de la última de Harry? Seguramente lo que estará en la pantalla, exactamente tal y como se ve. Si ya leyó el libro (cuando se publicó, hace cuatro años) sabe quién vive, quién muere y qué sucederá a futuro con Harry y su “palomilla”: quién revela su heroísmo, quien su flaqueza, con quien va a parar Harry (obviamente, la identidad como tal cosa de Ginny Weasley, interpretada por Bonnie Wright, se reveló desde La Orden del Fénix), y la próxima generación de maguitos de Hogwarts. Si no leyó el libro, de todos modos, sabe que todo saldrá bien, no habrá sorpresas.
Mientras, un quién es quién de lo más granado de las tablas inglesas desfila por la cinta con actuaciones impecables, aunque sean de cajón: la formidable Emma Thompson; Julie Walters, Ciarán Hinds, Gary Oldman, Helena Bonham-Carter, Ralph Fiennes y el gran Jim Broadbent. Es un placer verlos, aunque al público que ve estas cintas les de igual quienes sean o qué han hecho antes (o harán después) de esto. Todo lo que importa es Harry, Harry, Harry. Y eso es lo que hay.
¿Habrá algo después de esto? Evidentemente, será un taquillazo monumental y el dinero siempre tiene la última palabra, así que cuente con que no es la despedida definitiva. Si Warner Bros. le llega al precio a la codiciosa señora Rowling, habrá nuevas tramas. En fin, si usted pertenece a la clase de gente a la que le gusta esto, esta es la clase de cosa que seguro le gustará.
Harry Potter y las Reliquias de la Muerte Parte II: Todo termina aquí
(Harry Potter and the Deathly Hallows – Part 2)
Con Daniel Radcliffe, Emma Watson, Ralph Fiennes, Maggie Smith, Jim Broadbent, Rupert Grint, Alan Rickman y Emma Thompson.
Dirige: David Yates
Estados Unidos/Reino Unido 2011.