Miguel Cane
La película documental José y Pilar, de Miguel Gonçalves Mendes, producida por Pedro Almodóvar, se abre y se cierra con la misma imagen. Comienza con la voz inconfundible del premio Nobel portugués y hay una frase que permanece en la memoria: “(…) Como comunidad, la especie humana es un desastre”. Sin embargo, y pese a lo lapidaria de la frase, se entona sin amargura. Eso es algo que brilla por su ausencia en el largometraje de 128 minutos – que se pasan con gran agilidad, dejándonos con ganas de que se alargue, aunque sea un poco más --, que muestra una mirada íntima a la vida cotidiana de José de Sousa Saramago (1922-2010), y su esposa, la periodista española Pilar del Rio, nacida en 1950, con la que se casó en 1987 y que se ocupó, desde que se conocieron, de ser la traductora al español de su obra, de acompañarlo a todo lugar, ser su compañera, su complemento en todo sentido.
El filme retrata fielmente los últimos 4 años de vida de Saramago y nos traslada desde su hogar en Lanzarote – donde se establecieron en 1993 -- a diversas locaciones alrededor del globo, mostrándonos cómo se desenvolvía, lo mismo en multiudinarias firmas de libros que en la tranquilidad de un hogar sólido. El paisaje de Lanzarote se convierte en uno de los protagonistas y en este marco, asistimos al proceso creativo de su penúltimo libro El viaje del elefante (el último que escribió fue Caín) y este atisbo nos permite conocer de cerca el peculiar sentido del humor, irónico y mordaz del autor, quien, consciente de que le quedaba poco tiempo de vida, se permitía reflexionar sobre la muerte, sobre la vida y sobre su amor por Pilar que como él afirma en la cinta: “(…) Tardó tanto en llegar”. Su diálogo con la cámara es agudo y fluido, siempre ingenioso. Naturalmente, el foco de sus afectos y el personaje más invocado es la misma Pilar, a quien al final de cada evento, en el que el Saramago irradia carisma, pide que lo saque de allí. Ella, directa, generosa, inteligente y resuelta, conforma con él una mancuerna perfecta.
Gonçalves los sigue sin ser intrusivo: escucha, observa y nos hace partícipes del trabajo del autor, de las conversaciones que sostiene con su mujer, de la vida misma. Pero lo hace sin que se sienta ni posado, ni aburrido: su técnica es sencilla. Los capta y deja correr la cinta, a veces interviene, se interesa, nos guía por algún sendero, pero siempre todo vuelve a estos dos personajes cuya historia de amor trasciende al medio y nos toca de una manera muy emotiva. Por supuesto, conocer de antemano el desenlace de la historia, hace que el sabor de ésta sea agridulce y que sea inevitable la ominosa sensación de magia y pérdida, aunque en ningún momento se deja ir por los terrenos de la sensiblería chafa. Estos son seres humanos, captados por una lente que los presenta sin pretensiones, de manera entrañable y el documental funciona de un modo preciso, sin cortapisas ni medias verdades. Saramago deja su huella con la palabra y con sus gestos y hacia el final, el espectador no puede evitar compartir la tristeza de Pilar y admirar su entereza mientras enfrenta el camino de su vida, ahora sola. La cinta portuguesa es una experiencia vivencial y a cada espectador lo afectará de diferente manera, aunque una cosa es cierta: nadie que la vea quedará indiferente ante ella.
José y Pilar
Con José Saramago y Pilar del Río
Dirige: Miguel Gonçalves Mendes
Portugal - España 2011