Miguel Cane
Sol californiano, mansiones sombrías, seres extraños que cambian de forma a voluntad, extrañas pinturas obscenas, criaturas de desconocido origen, violencia secreta, sexo anormal... todo esto y más son los elementos que conforman la nueva serie dramática de TV creada por Ryan Murphy – el mismo responsable de series como Popular, Nip/Tuck y la exitosísima Glee – que tras su estreno en Estados Unidos ha suscitado controversia y ya tiene fecha de estreno en América Latina (7 de Noviembre).
Murphy, extravagante y en algunos aspectos, visionario, ha demostrado que de su mente pueden salir cosas muy sui géneris (véanse las seis temporadas de Nip/Tuck, que amalgamaba lo mismo elementos del melodrama médico que la telenovela más sórdida, con personajes amorales y procedimientos quirúrgicos estrafalarios, con notable éxito), por lo que las expectativas de este proyecto, desde su anuncio en la primavera pasada, eran muy altas.
Tal y como se ve en el programa piloto, transmitido el 5 de octubre en la cadena FX y anunciado para estrenarse en Brasil, México y Argentina a partir del 7 de noviembre como compañía de la segunda temporada de The Walking Dead, American Horror Story retrata la historia del matrimonio conformado por Ben y Vivien Harmon (Dylan McDermott, de The Practice y Connie Britton, la ganadora de un Emmy por Friday Night Lights) quienes se mudan de Boston a un barrio acomodado en la zona de Beverly Hills, con su rebelde hija de trece años, Violet (Taissa Farmiga), en un intento desesperado por dejar atrás ciertos sucesos sombríos del pasado reciente, que se revelan gradualmente: una infidelidad, un traumático aborto, crisis emocionales. Su nueva residencia es una mansión restaurada que, como es natural, oculta secretos oscuros, al igual que su enigmática pero muy elegante vecina de al lado, Constance (la dos veces ganadora del Oscar Jessica Lange), el ama de llaves que “viene” con la casa, Moira O’Hara (encarnada alternativamente por Frances Conroy, la madre de los hermanitos Fischer en Six Feet Under y Alexandra Breckenridge, de Life Unexpected), y Larry, un ex inquilino de la casa, cuya apariencia es impactante y que tiene algo inquietante qué contar sobre el pasado de la casa (Denis O’Hare, que recordarán de True Blood). Para el capítulo dos, se contará con la participación de Zachary Quinto (que causó furor como el villanazo de Heroes, y como el nuevo Mr. Spock en la saga Star Trek) como el dueño anterior de la casa, que es, naturalmente, un alma en pena.
Con la idea de que es posible lanzar series de TV alrededor del mundo dándoles un tratamiento de película taquillera, 20th Century Fox Television ha apostado por American Horror Story como el próximo éxito global que los televidentes y plataformas de TV de pago esperaban. A lo largo del verano, en Internet comenzaron a circular una serie de videos virales que ostensiblemente representan “pistas” sobre la serie, aunque en realidad no muestran ni fragmentos de la idea, del argumento o de los personajes. Con apenas 10 segundos de escenas, alcanza para mostrar el tono escalofriante y la atmósfera gótica que tendrá la serie: una mano toca el cello sobre el vientre de una mujer, con un arco que podría ser una navaja; hay una muñeca antigua; una imagen negra, similar a una sombra que cobra vida; gritos, miradas... elementos intrigantes que logran captar la atención lo suficiente como para hacer que el espectador se acerque.
La serie ha sido presentada como un thriller psico sexual ("adictiva, terrorífica, sexy", dice la publicidad), y aunque el género del misterio y el terror sobrenatural no es ajeno a la pequeña pantalla – en 1966 debutó la telenovela vespertina Dark Shadows, que aún hoy tiene seguimiento de culto y está siendo convertida en filme por Johnny Depp y Tim Burton--, y en 1990 David Lynch elevó la soap opera a niveles escalofriantes de perturbación con la memorable Twin Peaks. Otras series como Los Expedientes Secretos X, Fringe y la bastante malita Supernatural se han acercado bastante a lo que es muy dificil lograr: atmósfera – The Walking Dead es distinto por su característica post-apocalíptica -- ¿Podrá American Horror Story convertirse en un nuevo gran fenómeno?
La respuesta parece elusiva; el piloto ofrece muchas posibilidades e incorpora muchos elementos a la trama, que pueden servir para atrapar al espectador... pero también podrían abrumarlo, o distraerlo.
Partiendo de un “prólogo” ambientado en 1978, Murphy – que escribe el guión con Brad Falchuk, co-creador de Glee y dirige --, nos mete en la historia con un par de gemelos que entran en la casa, en ese momento abandonada, con el propósito de vandalizarla, sin imaginar la horripilante sorpresa que van a encontrarse en el sótano. Las escenas inquietantes no tardan en sucederse, desde la llegada del ama de llaves de la casa, con su doble vertiente (siempre un placer tener de vuelta a Frances Conroy), hasta la aparición de la misteriosa vecina y su inquietante hija, Adeline, (la cual no para de repetir que todos morirán allí), pasando por el anterior inquilino quemado, Larry.
Como centro de la trama, Ben, el protagonista, parece débil y fácilmente manipulable en comparación con su cónyuge, que, en la interpretación a cargo de Connie Britton se come la pantalla y resulta el personaje más cercano de la serie, con ula inseguridad y los miedos que arrastra tras su aborto y la posterior infidelidad. A lo largo del capítulo la vemos estar al centro de situaciones extrañas, incluyendo una posible violación a cargo de un ente sobrenatural (ecos de El Bebé de Rosemary, que se suman a alusiones y referencias muy obvias a El Resplandor, Horror en Amityville, Carrie y otras más), lo cuál por supuesto, es tela suficiente para cortar toda la temporada. La trama de Violet, la hija también promete también cosas interesantes, ya que tiene todas las trazas de estar todavía más outsider de lo habitual, más aún después de su manera tan eficaz de lidiar con la bully de la escuela. Además no tiene una relación muy sana con su padre, no así con la madre, siendo ambas el único bastión de realidad en la casa. Por otra parte, la que se roba cada una de sus escenas, es Jessica Lange, quien está regia en ésta, su primera serie de TV, como una belleza sureña con varios siniestros secretos; las mejores líneas de diálogo del piloto las intercambia con Britton y con Conroy, incluyendo la críptica línea “no me hagas que te mate de nuevo”, algo que intima cosas interesantes por venir.
El piloto cumple su misión: pica la curiosidad, y si bien es muy posible que el formato miniserie podría beneficiarle más, al fin y al cabo el misterio (sea cual sea la explicación de lo que en esa casa sucede) no puede estirarse como un chicle aunque vaya relacionándose con los miedos de los protagonistas (ya lo vimos con Lost, The Killing y con Twin Peaks. Sea como fuere, la serie plantea un relato subversivo y de horror moderno, en una propuesta de 13 episodios de una hora, que, si salen como lo planean sus creadores, podría ser una de las grandes sorpresas de la temporada 2011-2012.