18 ene 2012

Biopics: la apuesta segura

Todo actor que quiera un Oscar, sabe que la mejor manera de lograrlo es realizar una biopic. Aquí, un recuento de algunas de las más exitosas y oscarizadas en memoria reciente.

Miguel Cane



Usted lo sabe, si es un actor de Hollywood y quiere ganar un Oscar, lo que tiene que hacer es una pelicula en la que encarne a un personaje famoso de la vida real – hay puntos extra si es alguien con impedimentos o si es un músico/a – que tenga un episodio dramático en su vida: adicción a los estupefacientes, violencia doméstica, poliamor, etcétera. No falla. A la Academia el sentido común le sale disparado por la ventana y cuando el retrato es lo suficientemente realista, la estatuilla ya está prácticamente en las manos del intérprete. ¿No lo cree? Vea los casos de actores/actrices más bien limitaditos como Jamie Foxx o Marion Cotillard, se hicieron de prestigio (y en el caso de la Cotillard, que solo es capaz de interpretar bellísimas variaciones de sí misma, por lo que muchos dicen que su Piaf es un logro, de fama internacional) y celebridad. Este año, Meryl Streep podría obtener su tercer Oscar por su interpretación como la polémica y poco querida ex primera ministra de Reino Unido, Margaret Thatcher en La dama de hierro. Y aunque sería poco halagador que ganase por hacer de un personaje tan nefando, es una gran posibilidad. Y aqui recordamos algunas actuaciones en biopics que fueron premiadas...

Toro Salvaje
(1980)
Legendaria cinta de Martin Scorsese en la que Robert DeNiro literalmente se convierte en el boxeador Jake LaMotta, describiendo su llegada a la cima y su estrepitosa caída. Realizada en blanco y negro y con una urgencia casi documental, esta película es uno de los trabajos más formidables del cineasta neoyorquino, si bien no logró el Oscar a la mejor película – ese privilegio fue para Gente como uno, debut de Robert Redford – se llevó un Oscar para Bobby, (el segundo) y se ganó un lugar como una de las mejores biopics de la historia.



La hija del minero
(1980)
Sissy Spacek no ganó un Oscar por su formidable creación como Carrie White, la adolescente atormentada que se desquita de un pueblo entero en la cinta de Brian DePalma sobre la novela de Stephen King. Sin embargo, Michael Apted le valió una estatuilla al convertirla, literalmente, en la célebre Loretta Lynn, diva del country cuya vida fue un drama. No solo cantó sus propias versiones de las canciones, sino que lució fabulosas pelucas que se merecían tanto el premio como ella.



Ed Wood
(1994)
¿Se acuerdan cuando Tim Burton hacía buenas películas con Johnny Depp? ¿Sí? Esta probablemente es la mejor, anterior a la época en que se volvieron esclavos de Mr. Dollar y de sus hordas de fans (así en plural). Aquí Burton rinde homenaje a Edward Davis Wood Jr., considerado el peor cineasta del mundo, objeto de culto, travesti perdido, iconoclasta pendenciero, rockero, insurgente moderno, complaciente, poeta y alucinado (entre otras cosas) Martin Landau brilla haciéndola de Bela Lugosi ganándose un Oscar por su brillante trabajo. De todas las biopics hechas antes de que fueran un cínico requisito para ganar estatuilla, esta es una de las más notables y emotivamente ricas. Lástima que Burton & Depp ya no sepan hacer cosas así.



Capote
(2005)
Hubiera sido muy fácil hacer un estereotipo de una película acerca de Truman Capote – vamos, el propio Capote sabía que era un estereotipo andante – y Philip Seymour Hoffman lo sabía, así que se lo tomó muy en serio, para transforamarse en el autor de Desayuno en Tiffany's justo cuando escribía su obra maestra: A sangre fría. El trabajo de Seymour Hoffman es logradisimo (y los trucos de cámara le ayudan, mide 1.80 donde Capote era veinticinco centímetros más bajo) hasta en la voz. Este Oscar estaba cantado, aunque muchos opinan que el Capote de Toby Jones en Infamous es incluso mejor.



Ray
(2004)
Jamie Foxx era la opción menos ortodoxa para encarnar a Ray Charles en la biopic acerca del prodigio invidente del piano. Foxx solo había hecho comedia y rapeado, pero Taylor Hackford creyó en él y le sacó la única interpretación realmente buena que ha tenido en su carrera (ni Michael Mann ha podido hacerlo actuar), con matices y sentimiento (aparte de hacerlo tocar el piano a ciegas). Después del Oscar Foxx se volvió perezoso y no ha vuelto a hacer nada interesante.



Mi nombre es Harvey Milk
(2008)
Sean Penn – que siempre es tan intenso – obtuvo su segundo Oscar por su relajada, matizada y hasta entrañable encarnación de Harvey Milk, el activista gay que obtuvo un puesto de elección popular en San Francisco y fue asesinado en su oficina, en un caso que fue un escándalo y un momento clave en los derechos igualitarios. Dirigida por Gus Van Sant, que había andado deambulando por los cañones del cinema independiente, la cinta es preciosa... excepto por un detalle. La atroz aparición de Diego Luna como la pareja de Milk. Una cosa es hacer de una loca estridente (presuntamente así era el personaje) y otra, es hacer de una loca estridente muy fingida para que la gente no se olvide de que no eres gay y Diego hace un ridículo insufrible.



La Reina
(2006)
El triunfo en los Oscares de Helen Mirren por su preciosista retrato de Isabel II en este filme de Stephen Frears, que especula acerca de la vida de la soberana en los días inmediatamente posteriores a la repentina y engorrosa muerte de su ex nuera, la plebeya ésa que nunca debió casarse con Carlos y que acabó convertida en una santa mártir gracias a la Prensa Rosa, estaba más cantado que el Cielito Lindo. No que Dame Helen no se lo mereciera y no que su trabajo no fuera impecable, pero ese año acabó por opacar a todas... y no ha vuelto a encontrar un rol a la altura de sus muchos merecimientos.



La vida en Rosa
(2007)
Odiosa cinta pseudobiográfica que ostensiblemente cuenta la historia de Edith Piaf cuando era solo una chamaca que se ganaba la vida cantando en la calle. Llena de mentiras y medias verdades, la película es condescendiente y chafa... pero cuenta con una actuación muy cuidada de la Cotillard en el rol central, y además (según se dijo) ella misma canta a Piaf en vez de hacer fonomímica (que es el procedimiento habitual), lo que le valió que le arrebatara de las manos a la celestial Julie Christie, que realmente se merecía el Oscar por su trabajo en Lejos de ella.



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