6 may 2012

Historias de Shanghai / I wish I knew, de Jia Zhang-ke

Historias de Shanghai / I wish I knew

Claudi Etcheverry.



Contagiada por la revolución bolchevique rusa y apoyada por Moscú, China se deslizó a una guerra civil entre los años 1927 y 1950, en la cual se enfrentaron los ejércitos leales por una parte al Kuomingtang (fracción nacionalista al mando de Chiang Kai-shek) y las tropas comunistas con Chou En-Lai como uno de sus inspiradores principales. El enfrentamiento acabó en 1950 con el establecimiento de la República Popular China. Ya en 1931 se proclamó la República Soviética de China en la región de Jiangxi, con Mao Zedong como presidente (Mao Tse-tung en muchos países de Latinoamérica). Diferentes estadios políticos, militares y sociales desembocaron con Mao Zedong como Gran Capitán de toda China a partir de 1949, expulsando a los nacionalistas a la isla de Taiwán. En este contexto, la ciudad de Shanghái quedó atrapada en territorio continental chino, pero en un régimen ambiguo dentro del universo comunista como vínculo y enlace con los mercados exteriores. La Shanghái descomunal es el mayor puerto del mundo en volumen de mercancías.


Dado que sus planes generales habían entrado en franca discusión dentro del partido y amenazaban escapar a su control, y ante la evidencia de Mao Zedong de que el régimen comunista chino tenía elementos políticos que él consideraba subversivos, aprovechó una revuelta estudiantil y consiguió el apoyo del ejército para armar al pueblo e implementar un sistema de control y espionaje interno a fin de depurar la deriva política del país en una maníaca "huida hacia adelante".



La llamada Revolución Cultural consistió en la denuncia, persecución y estigmatización de todas aquellas manifestaciones políticas, culturales, artísticas o sociales que el buró clasificara de "deriva capitalista" con las clases intelectuales y dirigentes como principales víctimas de la purga. Asimismo, incluyó la destrucción de numerosos monumentos, archivos, obras de arte y textos como materialización de una de las peores estrategias políticas que instauró oficialmente el régimen comunista chino a partir de 1960, pero que se venía gestando de manera larvada desde hacía varios años. Con este santo y seña, las ciudades se organizaron con redes de delatores (los Comités Populares), purgas políticas, destierros, torturas y ajusticiamientos públicos como escarmiento para transformar la doctrina comunista china en una religión ciega. Bajo un régimen de terror, con el control de los medios de comunicación y la unificación del ejército, Mao regresaba a la escena política como líder indiscutido apoyado por la cúpula dirigente del partido llamada La Banda de los Cuatro (con la esposa de Mao, la tiránica Jiang Qing como una de esos cuatro). Uno de los opositores que padeció esta limpieza fue Deng Xiaoping, quien años más tarde consolidó con un golpe militar (en 1976, año de la muerte de Mao) el giro de China hacia la lógica capitalista, la apertura industrial y comercial, y el asentamiento del país como líder económico mundial.



La Revolución Cultural fue un período sangriento de violencia extraordinaria, y se extendió no solo en las ciudades (con hordas de adolescentes fuera de control, los Guardias Rojos) sino también a las áreas rurales. La palabra "Antiguo" se constituyó en un nuevo demonio con que se trazó la persecución de los usos, cultura, costumbres o pensamiento "antiguos". Todo lo que fuese considerado contrario a la Revolución fue suprimido, lo cual sumió al país en una parálisis educativa alarmante, con acceso libre a las universidades como plataformas de doctrina porque allí solo se impartían lemas obligatorios de apoyo incondicional a Mao dado que la cultura occidental y el saber técnico se consideraban valores burgueses. Por contra, esta época afianzó la escolarización de la primera niñez, lo cual proporcionó una base estudiantil mejor preparada para el período de apertura iniciado por Deng Xiaoping a la muerte de Mao en 1976.

La película presenta las consecuencias personales y las anécdotas y desgracias sufridas por distintas personas de la ciudad a causa de este período. En un lenguaje cinematográfico a medio camino entre el documental y la película argumental, la cámara recorre la ciudad en las caras de la gente y los barrios con un ritmo lento y grave. La presencia de una misma actriz sin parlamento (la magnética Xhao Tao) es el recurso que hila la cinta como si no fuese un documental. De indudable interés historiográfico, se echa en falta que a la suma de testimonios se añada una visión crítica de lo expuesto, o que se ponga una cierta conclusión o medida de análisis y no desaprovechar así su potencial pedagógico. La película no quiere entrar de lleno a la denuncia, pero como poesía resulta difusa porque el trasfondo político sobresale de la simple postal.

Con un regusto de que la China más occidental es mejor que la otra –la más hermética e impenetrable– en muchas tomas la realidad tiene muchísima más fuerza que el atrezzo. Pero si no se tiene a mano el antecedente histórico completo, la cinta pierde toda su efectividad como manifiesto, y no sé si lamentablemente ya la Revolución Cultural comienza a quedar lejos en el tiempo. En todo caso, el título original expone mucho mejor el resabio de esas conclusiones que pueden extraerse “a toro pasado”, porque casi ninguno de los testigos en primera persona de aquella brutalidad política tenía muy claro qué estaba viviendo. El título “I wish I knew” (algo así como Ojalá lo hubiera sabido) resulta infinitamente más adecuado.

NOTA: He enviado varias notas de sugerencia a la Real Academia de la Lengua Española para ver si quiere gestionar un centro que nombre a las películas del ámbito hispanohablante de una única manera y que traduzca con respeto el título original. Por otra parte, las películas a veces tienen dos y tres títulos: ¡¿Alguien le encuentra la lógica a que una misma cinta, por ejemplo, pueda llamarse “La novicia rebelde” y “Sonrisas y lágrimas”?!

Historias de Shanghai / I wish I knew.
China, 2012.
Director: Jia Zhang-ke; con Dan-qing Chen, Du Mei-Ru, Fei Ming-yi, Han Han, Hsin-i Chang, Hou Hsiao-hsien, , Huang Baomei, Yindi Cao y Lee Chia-Tung.

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© 2011 Claudi Etcheverry, Sant Cugat del Vallès, Catalunya, Espanya-España



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