Claudi Etcheverry
Carla y Bruno –una pareja de jóvenes de veintipocos– conoce a Ray, un joven libre y sin ataduras que pone la relación frente a una situación muy exigente para los tres, enamorándose de ambos. Y ambos, de él.
Alguna vez he pensado que la combinatoria genética no puede ser infinita. Con un amigo de la adolescencia teníamos una teoría que nos hacía gracia y que habíamos llamado la “teoría de los biotipos”, por cuanto hay tipos físicos que se repiten, y que permiten decir que tal persona podría ser prima o hermana de tal otra, aunque la distancia entre ellas haga imposible ninguna relación de parentesco. Si miramos a Bruno en esta película (Llorenç González), podría ser el hermano menor de Jake Gyllenhall, el actor de “Brokeback Mountain”, y Carla (Astrid Bergès) tiene un lejos a medio camino entre Keira Knightley y Pilar López de Ayala.
Pero esta teoría tan pedestre de los biotipos, en cine es bastante más estrecha y fácil de seguir porque los moldes argumentales o de encuadre son muchos menos y podemos ver papeles simétricos en la Michelle Pfeiffer de “Mentes peligrosas” (Dangerous minds, de 1995) que es la Julia Roberts en “La sonrisa de Mona Lisa”, y que ambas repiten esquema de Sidney Poitier en “Al maestro con cariño” (To sir with love), de 1967. Es la misma base en las tres, adaptada a diferentes épocas, situaciones, y hasta estéticas. Pero el modelo de relación adulto-amplio / adolescente-conflictivo es exactamente el mismo.
Las semejanzas entre “El sexo de los ángeles” y otras películas que exploran un triángulo son numerosas. Muchas veces llamamos impropiamente triángulo a una figura que no se cierra por uno de sus lados si los tres personajes no tienen relación con los otros dos, que sería un ángulo con uno de los amantes como vértice. En esta película, igual que lo habían explorado otras, Carla ama a Bruno y Ray, mientras ellos dos hacen lo propio con ella y entre ellos, igual que en la reciente “Three” (Drei, película alemana de 2011), con el mismo esquema de persona que se enamora de una pareja y pareja que se abre o se amplía. La pena es que a esta producción española le hace falta un hervor que la concentre un poco más, porque Three resulta bastante más consistente, y finalmente, la puesta de Villaverde resulta poco convincente. No sé por qué, por qué mala sombra, todas las escenas que se desarrollan en el ámbito de trabajo de Carla (una revista universitaria en la que se desempeña como fotógrafa) son inverosímiles, pueriles, y arruinan lo que con esfuerzo impar llevan adelante las demás escenas como pueden. Muy especialmente Ray (Álvaro Cervantes) compone un personaje excelente y lleno de vibraciones, mientras los otros dos quedan detrás (Llorenç González), y muy por detrás (Astrid Bergès)
Sin embargo, y pese a que la cinta no tiene méritos de desarrollo nada notables, da motivos de reflexión porque explora el modelo de la pareja varón-mujer y su actual creciente ruptura. Con bastante ingenio y a pesar de la endeblez del planteamiento y la flacura de un guión muy pobre, “El sexo de los ángeles” sopesa y compara este nuevo modelo de convivencia con la falta de felicidad de la madre de Carla pese a vivir en una relación perfectamente estándar, y sin embargo, ser profundamente infeliz, pincelando así de pasada que los modelos tradicionales no son garantía de nada. Tiene mérito abordar un tema espinoso como éste sin moralizar y sin pontificar, pero la falta de oficio es muy notable. Eso se advierte, por ejemplo, al intercalar escenas de ciudad que no vienen en absoluto a cuento ni son parte de la trama en ese momento (calles que por otra parte, eran fáciles de reconocer para mí de Barcelona como el Paseo de Colón y Vía Laietana) y que aparecen en dos escenas como un relleno; o esos diálogos obvios entre los personajes para que el espectador entienda la trama o las tesis del guión (como los debates sobre la compra de la revista que regentan). No obstante, y aunque en parte la película las apunta pero no las desarrolla, quedan en la lista varias ideas de una época venidera que parece abrirse paso lentamente: la exclusividad de la pareja; los límites entre sexo, amor y deseo; la pareja como territorio; el necesario planteamiento de a quién queremos desear; y la caducidad de los modelos heredados si son de aplicación mecánica con rigidez de normas de obligado cumplimiento.
La generación de Carla / Bruno / Ray no tiene más remedio que replantear la vida en que los han puesto y el mundo al que han caído. Si uno es feliz, puede vivir sin analizar demasiado las cosas que hace o que le rodean, pero si no lo es, no tiene más salida que ponerse a pensar. No parece que eso sea lo que proponga esta película, pero está muy bien como punto de partida para observar otras felicidades posibles. En todo caso, como valoración, muchos de sus puntos los hago valer por su valentía, que también es tarea del cine exponer tesis que aporten una enseñanza o una motivación. De tener que elegir, prefiero una falta de oficio pero valiente como ésta a películas de gran oficio y que no hacen más que decir siempre lo mismo. Es la carga didáctica del cine, y que a la postre, siempre acaba por resultarme de encomio.
Sexo de los ángeles, El
Director: Xavier Villaverde; con Astrid Bergès-Frisbey, Llorenç González, Álvaro Cervantes.
España, 2011.
Opiniones y pareceres a c.etcheverry@coac.es
© 2011 Claudi Etcheverry, Sant Cugat del Vallès, Catalunya, Espanya-España