7 jul 2012

Michelle Yeoh: Retrato de una Dama

En su más reciente filme, la célebre actriz asiática presenta la vida de la Premio Nobel Aung San Suu Kyi.

Miguel Cane



“Este es un honor inmerecido, el papel de toda una vida”. Así es como define, con humildad y asombro, Michelle Yeoh (Malasia, 1962) el rol de Aung San Suu Kyi, la líder de la resistencia pacífica birmana que pasó más de dos décadas en arresto domiciliario, premio Nobel de la Paz en 1991, que encarna en The Lady: Amor Honor y Libertad, la más reciente película del francés Luc Besson que inauguró la sexta edición del Festival Internacional de Cine de Roma.

La historia de Daw Suu (como se le conoce popularmente), siempre le había parecido fascinante a la actriz, célebre por su participación en filmes de acción y en la obra maestra de Ang Lee, El Tigre y el Dragón, que buscó dar un giro a sus carrera con esto.



¿Por qué elegir la historia de Daw Suu?
“Por qué era muy importante que se contara. Mucha gente sabía que desde 1989 ella había estado luchando por una transición democrática en Birmania, de hecho, ya existía otra pelicula que tocaba el tema, que se llama Más allá de Rangoon, dirigida por John Boorman, y con una gran actuación de Patricia Arquette... pero aunque presentaba la situación en Birmania desde el punto de vista de una turista occidental que se involucra, no era la historia de Daw Suu como tal, que es interesantísima. Ella es hija de Aung San, un líder político que ayudó a negociar la independencia de Birmania de la corona británica de un modo pacífico y que fue asesinado cuando ella era prácticamente una bebé. Ella tiene una educación notable, vivió en Nueva York, donde trabajó para la ONU, y en Inglaterra, donde conoció a su marido, Michael Aris, que es el papel que interpreta David Thewlis, y su historia de amor es apasionante, sobre todo por las implicaciones que le trajo su arresto domiciliario, que la apartó por años de él y de sus hijos, Alexander y Kim.”



¿Qué dijo Daw Suu cuando supo que iban a rodar la pelicula?
“Cuando comenzó la producción, Daw Suu aún estaba bajo arresto domiciliario. De modo que sólo pudimos hacerle llegar un mensaje de manera clandestina y su respuesta fue “usen su libertad para que el mundo conozca nuestra lucha”. Ella no pudo ver la película hasta que la liberaron y verla con ella fue algo muy emocionante.”

Como no se pudieron conocer antes del rodaje, ¿cómo te preparaste para tu rol?
“Fue tan o más exigente que cuando me preparo para una cinta de acción. Daw Suu es muy delgada, pero muy fuerte, así que tuve que hacer una rutina de ejercicios constante para perder más peso y a un mismo tiempo, mantener su figura. Y eso sólo fue lo físico. Tuve que consultar más de 300 horas de documentales y clips acerca de ella, de sus discursos, para poder estudiar su voz y sus movimientos, todo su lenguaje corporal. Es muy importante, sabes, cuando interpretas a un personaje real, que aún vive, ser lo más fiel a cada uno de sus gestos. No incurrir en la mera imitación, sino en la interpretación. Me comprometí mucho con el personaje, así que Luc me ayudó mucho. Incluso buscó una instructora de dialectos, para ayudarme a aprender a hablar birmano, para tener el acento correcto. Mucha gente piensa que es una exageración hacer esto, pero Meryl Streep es un ejemplo de ello, hay que encontrar la fidelidad de la persona que encarnas hasta en la voz.”



El rodaje tuvo que llevarse a cabo en Tailandia por razones políticas.
“Sí. rodamos en 2009 y 2010, cuando aún no caía el régimen y se nos prohibió el acceso a Myanmar (el nombre con que también se conoce a Birmania) y Luc y yo fuimos declarados personas non gratas en su territorio. Eso nos causó algunas dificultades de logística, no voy a negártelo, pero Luc es un director muy astuto, muy inteligente y se las arregló para salirse con la suya en todas las cosas que se propuso; yo estaba asombrada, no conoce imposibles. La filmación contó con unos 200 extras birmanos que habían huido del régimen tras pasar días en la selva y que se acercaron a la producción. Hace unos meses, Luc hizo un pase especial de la película con algunos de ellos, y comenzaban a llorar desde el primer plano, desde que ven los templos de Birmania. A la salida nos dijeron que nunca habían visto su país en la gran pantalla. Es algo muy emocionante.”

Este, sin duda, es un parteaguas en tu carrera; nunca habías hecho algo como esto.
“Es verdad, pero esto sirve para mostrar que un actor, por mucho que se le identifique con un género, no necesariamente está negado a otro tipo de proyectos. A mí me impresiona mucho haber hecho esta película, porque me demostró cosas que yo no sabía de mi misma, y también me sirvió para ayudar a contar una historia que la gente debe saber, sobre todo, porque aún con sus tintes de tragedia, está llena de esperanza y hoy, en titulares, continúa.”

Finalmente, ¿cómo fue el encuentro entre ustedes?
“Nunca nos habíamos visto en persona, pero cuando llegué a la casa de la madre de Daw Suu, donde estuvo presa más de veinte años, me sentí como si estuviera llegando a mi casa: pasé tanto tiempo en el set y el set era tan idéntico, incluso hasta en el piano donde ella tocaba, que me emocioné. Cuando estuvimos frente a frente, fue algo muy emotivo: fue como abrazar a un miembro de la familia. Y es una mujer admirable, resistir todo por lo que ha pasado y mantenerse serena y optimista es posiblemente la mayor enseñanza de vida que haya recibido antes.”

¿Cómo ha sido la reacción del público ante The Lady?
“Muy favorable, espero que sirva para que el mundo sepa quién es esta gran mujer y su lucha que no termina, los sacrificios por los que ha pasado, incluyendo separarse para siempre del gran amor de su vida, contra su voluntad, todo para poder reinstaurar la democracia en Birmania. Su historia es algo que nos habla a todos, en todos los países y en todas las situaciones. Y esta es nuestra aportación, por modesta que sea, para que su lucha se conozca para que todo lo que ha hecho no sea en vano.”


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