20 sept 2012

Steve Carell: “Nunca fui el típico payaso de la clase”

Este fino comediante, que se resiste al chiste fácil, logra en su reciente cinta, 'Buscando un amigo para el fin del mundo', extraer un humor reflexivo y fresco en medio de la fatalidad.

Miguel Cane.



Hollywood ha perdido poco a poco a los buenos comediantes desde que Tom Hanks eligió las películas dramáticas, Jim Carrey buscó más variedad de géneros en su repertorio y Adam Sandler se fue por el camino de las comedias vulgares. Quien parece indicado para seguir la tradición de los comediantes finos, que lo mismo podían hacer reír que sostener un filme serio, como Jack Lemmon o Peter Sellers, es Steve Carell (Boston, 1962), que debutó en cine con un papel pequeño para Woody Allen —en Melinda y Melinda— y desde entonces ha ido gradualmente alcanzando el estrellato con seis temporadas de la serie The Office, y roles en cintas como El Superagente 86, Little Miss Sunshine o Loco y estúpido amor, considerada por la crítica la mejor comedia de 2011. No obstante, su popularidad en aumento y el tener mejores roles, como el protagónico en Buscando un amigo para el fin del mundo, no parecen afectar su jovialidad.

¿HAS SENTIDO PRESIÓN POR PARTE DE LA GENTE QUE AL CONOCERTE ESPERA ALGO GRACIOSO Y OCURRENTE DE TI SOLO PORQUE ERES COMEDIANTE
Sí, muchas veces pasa eso, hay quienes esperan como mínimo un chiste, alguna puntada. Y se decepcionan, me temo, si no es así. El problema es que no lo soy. No soy para nada gracioso en el día a día, así es mi personalidad. No suelo actuar cuando no estoy trabajando. Mucha gente no lo creería, pero en realidad soy bastante tímido, y pongo a mi mujer de testigo, que es quien mejor me conoce. Suena a broma, pero de verdad disfruto si voy a una fiesta, pero no soy una persona muy sociable. Incluso me cuesta salir de mi caparazón ahora mismo.



¿CÓMO TE DISTE CUENTA DE QUE PODÍAS SER COMEDIANTE?
Supongo que actuando, pero actuando arriba de un escenario. Se tornó en una especie de salida para hacer algo divertido, pero nunca fui el típico payaso de la clase. Durante la universidad pensaba estudiar derecho, era muy serio, ya sabes. No sé ni cómo empecé a tomar clases de actuación en el grupo Second City de Chicago. Ahí también conocí a Nancy, mi mujer, mientras le daba clases de improvisación.

SUENA COMO ALGO MUY ROMÁNTICO Y POCO COMÚN.
Algo así. Nancy es poco común (risas). Es una mujer maravillosa. Fuimos al club de jazz Green Mill, en Chicago. Y nos sentaron en la misma mesa que usaba Al Capone, donde obviamente podía ver muy bien la puerta en caso de que alguien quisiera entrar para matarlo. Es un barrio terrible de Chicago, pero ésa fue nuestra primera salida. Desde entonces estamos juntos. Veinte años, dos niños. Hemos tenido mucha suerte.

¿CÓMO FUE LA EXPERIENCIA DE TRABAJAR JUNTOS EN BUSCANDO UN AMIGO...
Sí, tenemos una escena juntos al principio, hace de mi mujer que me abandona (risas). Entre tomas me dijo: “Listo, ya no tengo que hacerlo en la vida real. Ya lo hice” (risas). Nos gusta hacer esto. En Virgen a los 40 también tuvo un papel pequeño. Está bien, así pasamos más tiempo juntos si el rodaje lo permite y nos acompañan los hijos. Prefiero eso, estar con mi familia, que aburriéndome en un cuarto de hotel.

LA PELÍCULA PRESENTA UN ESCENARIO APOCALÍPTICO QUE SE HA PUESTO DE MODA EN LOS ÚLTIMOS AÑOS. SIN EMBARGO, HAY UNA VETA DE HUMOR EN ÉSTE. ¿CÓMO LO CONSIGUEN? ¿PODEMOS REÍRNOS DEL FIN DEL MUNDO?
Eso fue lo mismo que me pregunté yo cuando recibí el guión y leí la sinopsis. El primer párrafo decía “Un asteroide de 100 kilómetros de ancho llamado Matilda está a punto de chocar con la Tierra. La humanidad solo tiene tres semanas antes de su extinción”. Seguí leyendo, y me encontré con que era una historia muy humana, muy compleja y al mismo tiempo muy simple. Y por supuesto, hay muchas clases de humor que aparecen en la película, por ejemplo en la fiesta de fin del mundo que organizan los vecinos, así que creo que podemos reírnos de nosotros mismos en cualquier circunstancia, pero también hay aspectos muy reveladores de cómo somos en una situación extrema y cómo la vive una persona común, no un superhéroe. Para nada me pareció deprimente sino esperanzadora, por eso acepté hacerla.

LAS COMPARACIONES CON MELANCOLÍA DE VON TRIER SON INEVITABLES
Claro, aunque cuentan situaciones similares son muy diferentes. A mí me gustó mucho esa película. Creo que es uno de los filmes más hermosos que he visto. Pero en realidad, no se parecen en nada.

¿A QUIÉNES CONSIDERAS UNA INSPIRACIÓN?
Admiro muchísimo a Jack Lemmon, Walter Matthau y Bob Newhart. Ellos hacían esa clase de personajes que tanto me gustan. Hombres cualquiera, que tienen aventuras que no se imaginan. Muy clásicos. También admiro a Jerry Lewis, aunque su estilo de comedia es muy diferente al mío. De hecho, si te hablo de mi principal influencia, tal vez no lo conozcas, muy poca gente lo recuerda. Era un comediante de los años treinta llamado Robert Benchley.

AMIGO DE DOROTHY PARKER, DE LA MESA REDONDA DEL HOTEL ALGONQUIN.
¡Exacto! ¿Lo conoces? Era genial. Tenía una rutina llamada “El reporte financiero” que era para morirse de risa. Hoy casi nadie lo recuerda —iba a decir que nadie lo recuerda, pero me has sacado de mi error— y era sensacional. Creo que esa es la mayor inspiración que he encontrado para el estilo de comedia que hago. Es el padre de toda la comedia de improvisación y más gente debería conocerlo. Por otra parte, hay muchas otras fuentes de inspiración en la vida real. Mi mujer y mis hijos son una. Otra, por ejemplo, es el presidente Obama. No he visto a un orador más carismático en este tiempo.

¿VISTE SU DISCURSO EN LA CONVENCIÓN DEMÓCRATA? ¿QUÉ TE PARECIÓ?
Me conmovió y no es fácil, porque suelo ser muy escéptico. Uno de mis primeros trabajos fue con Steve Colbert, en The Daily Show, haciendo comentarios y burlándonos de la clase política a todo lo largo de la administración Bush. Uno sabe cuando hay hipocresía en las palabras de un político. Yo también quiero que mis hijos vivan en un país donde haya igualdad de oportunidades para todos, como dice la Constitución y creo que todos tenemos que aportar algo. No creo que fuera solo la euforia del momento o una promesa de campaña. Solo pienso que todos queremos lo mejor para todos y a mí lo que dijo me inspira y me convence y le creo.

¿CÓMO TE DESCRIBIRÍAS AHORA CON 20 AÑOS DE CARRERA?
Pues en gran medida aún soy el mismo. Creo que simplemente entro dentro del rango normal. Es un esfuerzo, igual, dejar atrás el sentimiento de timidez. Aunque tiendo a ser reservado en otros momentos, y paso mi tiempo con mi mujer y mis hijos, que son el centro de mi vida. Me parece desubicado actuar “todo el tiempo”, ya sea en el escenario o no, frente a cámara o no, y no hacer una diferencia entre los dos. Además de que resultaría agotador ser de esa manera todo el tiempo. Es decir, la gente tal vez tiene una idea de que uno puede ser como sus personajes todo el tiempo, pero, por desgracia, no lo soy. Soy un tipo bastante normal (sonríe).


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