Miguel Cane.
El 12 de junio de 1972 se estrenó en Nueva York Garganta profunda (Deep Throat), dirigida por Gerard Damiano, producida por unos cuantos miembros de la mafia y protagonizada por la, en apariencia, angelical Linda Boreman... conocida a partir de ahí como Linda Lovelace.
La película obviamente hizo historia, pero la historia detrás del rodaje resulta más impactante que cualquier efecto de la cinta que sacó a la pornografía de los sótanos y la lanzó al mundo.
Linda (Amanda Seyfried) a los 21 años escapa de un ambiente familiar ultrareligioso, tirándose a los brazos de un tal Chuck Traynor (Peter Sarsgaad, lo mejor de la película con mucho), un bestia sociópata que a punta de golpizas y lavado de cerebro, la hace su títere para que haga todo lo que él quiere; desde practicar la prostitución hasta convertirse en estrella del porno.
Chuck y Damiano (Hank Azaria) la explotan, Linda sufre muchísimo, sus conservadores padres (Sharon Stone y Robert Patrick) le cantan su precio y tras usarla en otras películas XXX, Chuck la abandona por otra starlet, la diosa rubia Marilyn Chambers (Chloë Sevigny en un cameo). El camino a la redención de la señorita Lovelace no será fácil.
Lovelace es una banal biopic que no va más allá de la superficialidad, con el inconveniente añadido de que solo rememora parte de la personalidad de la chica de marras, dejando incomprensiblemente a un lado muchos datos que habrían sido útiles para comprender su carácter.
Los directores Rob Epstein y Jeffrey Friedman prefieren la forma sobre el fondo y aunque la película luce como un producto perfecto de los 70, un episodio de ficción, con muy tenues nexos con la verdad. Amanda Seyfried destaca en su actuación y de verdad parece interesada. Es una pena que el resto de la película no esté a la altura.
Lovelace
Con Amanda Seyfried, Peter Sarsgaard, Sharon Stone, Hank Azaria y Adam Brody
Dirigen: Rob Epstein y Jeffrey Friedman
EU 2013
