20 nov 2013

Julianne Moore: Carrie es una versión diferente, pero hace justicia a sus temas

Miguel Cane.



Es una de las actrices más reconocidas del mundo y de las más aclamadas de su generación. Sin embargo, desde sus inicios, Julianne Moore (nacida Julie Ann Smith en Fayetteville, Carolina del Norte, 1960), ha demostrado que no le tiene miedo absolutamente a nada. Nominada cuatro veces al Oscar ha iluminado la pantalla con interpretaciones en filmes como Short Cuts, Boogie Nights, Magnolia, Safe, Hannibal, Far from Heaven, y Las horas. Ahora, es una de las protagonistas del remake de Carrie —que en 1976 ya fue llevada al cine con Sissy Spacek, John Travolta y Piper Laurie—, en el que da vida a Margaret White, una madre posesiva y fanática religiosa quien, en su afán por controlar a su hija adolescente con poderes paranormales (Chloë Grace Moretz), desencadena una catástrofe. Considerada un clásico en su género, la cinta ahora se filtra a través de la mirada de Kimberly Peirce (la directora de Boys don't cry y Stop Loss) y presenta esta historia tan enormemente popular bajo una nueva luz.



Uno de los detalles más recordados de la Carrie de Brian DePalma, es la monumental actuación de Piper Laurie. ¿Sentiste dudas cuando te ofrecieron un rol que es tan memorable en la cultura popular?

Verás, no sé lo que pudiera decir otra actriz, pero en mi caso, cada vez que me enfrento a un papel, me siento algo nerviosa al principio. Siempre me preocupa si voy o no hacerle justicia. Todos sabemos que Piper Laurie es una actriz extraordinaria, con una gran carrera y que ofreció una actuación magnífica en Carrie. Pero de la misma forma que todo el mundo es diferente, una nunca va a obtener la misma actuación por el mismo personaje, algo que tampoco es realmente mi objetivo. Pero seamos honestos, ¿cuántos actores han interpretado a Hamlet? ¿Cuántas actrices han hecho de Lady Macbeth o de Blanche DuBois? Creo que Margaret White pertenece a esa estirpe de personajes que son icónicos y que pueden ser representados por muchos actores a lo largo de las décadas. Y lo digo porque es verdad. Antes de mi, y después de Piper Laurie, Margaret ya había sido reinterpretada por Betty Buckley en Broadway y por la gran Patricia Clarkson, en televisión. Y cada una aportó algo muy personal a este personaje porque es enormemente rico en matices y complejidades. Esa fue la manera en que me acerqué a ella; como uno de esos personajes mitológicos, como las reinas griegas de Sófocles y Euripides o las mujeres de Shakespeare: un rol maravilloso para cualquier actriz.



Obviamente estabas familiarizada con la historia.

Claro que sí. No es un secreto que me encanta el cine de terror y también todo lo relacionado con lo paranormal, lo sobrenatural. Películas como El exorcista, o El bebé de Rosemary, que son de mis favoritas. Vi Carrie en los 70, cuando se estrenó y yo era adolescente, como ella. Recuerdo que me impresionó muchísimo, que me encantó, pero la verdad es que no la había visto desde entonces. Aunque aquí, lo que tomamos como fuente de inspiración fue la novela de Stephen King, más que el guión de la versión de Brian DePalma, si bien también se usaron elementos de esa adaptación. Pero más que nada, se usó la novela, que tiene muchos elementos muy complejos.



¿Qué puedes decir acerca de Margaret White?

Stephen King es muy, muy específico sobre ella y su historia. Lo que más me interesó de ella es lo tremendamente sola que estaba. Huyó de su familia porque siempre fue considerada un bicho raro. Se unió a una secta religiosa y descubrió que no eran lo suficientemente rigurosos para ella, así que terminó dejándolos y huir con el hombre. Ellos tenían su propia iglesia, podían predicarse el uno al otro. Estaban tan aislados de la comunidad que cuando estaba embarazada ni siquiera sabía que lo estaba, creía que era un cáncer y que moriría cuando diera a luz. En ese momento su marido murió. Así que piensas, esta niñita especial es su única comunidad. La ama profundamente, pero de un modo enfermizo, todo lo que hace, es por el amor de su hija. Aunque lo haga de una forma perturbadora.

¿Aportaste algunos de tus miedos, como madre, a tu personaje?

No tanto así. Más bien diría que intentaba asegurarme de entender que todo lo que Margaret hacía con Carrie es apartarla del deseo de abandonarla. No es esa idea de que era una lunática o madre violenta, sino que estaba totalmente sola y aislada del mundo y quería impedir que su hija la dejara. Seguir ambas en su pequeño universo en miniatura.

Uno de los temas de Carrie es la maternidad. Eres madre y en la película mantienes una relación maternal con Chloë Grace Moretz. ¿Cómo desarrollar ese vínculo tan difícil?

Adoro a Chloë. Es una niña muy madura, pero también es muy inocente aún en muchos aspectos. Sentí que tenía que cuidar de ella durante el rodaje, porque solo tenía 15 años, la edad de mi hijo Caleb. Quise asegurarme que se sentía cómoda, segura y que sabía que en mí tenía a una amiga. La quise proteger y que supiera que conmigo podía tratar de hacer lo que quisiera y nada pasaría. Creo que eso lo conseguimos.

¿Qué crees que es tan intemporal en la historia de Stephen King, que la hace tan universal?

¿Ha leído su libro Mientras escribo, donde habla de que la idea de la historia vino por un par de chicas con las que estuvo en secundaria? Es tan elocuente al respecto, y es muy, muy conmovedor acerca de cómo estas niñas eran marginadas, una por las creencias religiosas de los padres, otra por la pobreza de su familia. Qué difíciles fueron sus vidas, qué difícil era para ellas ser aceptados en la comunidad, e incluso, que más tarde, ambas murieron muy jóvenes. Él tomó la idea y es algo que nos habla a todos. Me habló a mí cuando era una chica de prepa y le sigue hablando a las generaciones que siguen. Me parece que por eso Stephen King es considerado el Charles Dickens de nuestro tiempo: siempre escribe sobre la gente, su carácter, sus sueños y temores, la cultura contemporánea y los sentimientos, pero lo hace a través de lo sobrenatural, porque es algo que nos habla más y que perdura.

¿Cuál es la diferencia entre hacer una película de terror, como esta, y otro tipo de cinta desde tu punto de vista?

Bueno, creo que desde el punto de vista de la acción nunca hay que pensar en términos de género. Eso hace que exista un estante en el que va a estar la película cuando se exhiba, pero como estás construyendo un personaje no piensas de esa manera, no requiere un conjunto diferente de habilidades. Tal vez requiere más atención por parte del director. Tuvimos mucha suerte con Kim. Aportó una gran sensibilidad e inteligencia a la manera de contar esta historia. Yo diría que es una gran directora y que a su modo, no le queda a deber nada a la novela ni a la versión de DePalma. Es una versión diferente, pero hace justicia a sus temas, de los que hablábamos.

Si no ha sido éste. ¿cuál sería el personaje que más te ha costado encarnar?

Oh, esa sería Barbara Daly Baekeland en Savage Grace (Tom Kalin, 2007). Ella no tiene absolutamente nada que ver conmigo. Era, para empezar, un personaje real y también un mosntruo sociópata. Pero en el caso de Margaret, la verdad es que también está muy lejos de mí. Pero aún así, a la hora de encarnar a estos personajes, una tiene que acceder a cierta parte de sí misma, así que al mismo tiempo que no son cercanas a mí, en cierta forma también forman parte de mí. Es parte de mi oficio. Y lo que me encanta de dedicarme a esto.




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