Miguel Cane.
El actor norirlandés Liam Neeson (1952) ha logrado reimpulsar su carrera a los 60 años protagonizando filmes de acción como Batman el caballero de la noche, Un día para sobrevivir, Taken y su secuela y Desconocido, dirigida por Jaume Collet-Serra, con quien vuelve a trabajar ahora en Non-Stop: Sin escalas, un thriller desarrollado por completo a bordo de un vuelo trasatlántico entre Nueva York y Londres, al que ataca un asesino en serie que solo se detendrá mediante una fuerte suma de dinero.
Neeson, quien debutó en 1981 como Gawain en Excalibur, ha hecho decenas de películas, incluyendo apariciones en la exitosa saga Star Wars y La lista de Schindler interpreta a Bill Marks, un ex policía dipsómano que ahora es guardia aéreo y vela por la seguridad de pasajeros en vuelos internacionales. La cinta es una coproducción franco-estadunidense y se rodó casi totalmente a bordo de una réplica exacta de un 747.
Cuéntenos sobre el personaje que interpreta.
Bill Marks es un policía aéreo, solía estar en el Departamento de Policía de Nueva York, por lo que su actual trabajo es un descenso de categoría. Pero también es la última oportunidad de probarse a sí mismo como un oficial de la ley, y en todo sentido; nos guste o no, él va a ir probando sus límites. Sobre todo, a sí mismo.
Sin embargo, a Marks no le gusta volar, ¿cierto?
Sí, extrañamente, él tiene un poco de fobia. Además de eso, él toma el vuelo desde el infierno. No quiero dar demasiados detalles, pero hay alguien en el vuelo que quiere probar algo y todos a bordo se convierten en sospechosos. Mi personaje guarda documentos en su teléfono especial, donde se explica que si no depositan una gran suma de dinero en una cuenta sin nombre, alguien a bordo va a morir cada 20 minutos, y por supuesto que sucede. Va a haber definitivamente algunas caídas y emociones antes de los créditos finales.
Es una premisa interesante, un thriller intenso que sucede en un espacio cerrado en el que todo el mundo podría ser un sospechoso.
Sí, y cuando leí por primera vez el guión fue una lectura “sin escalas”. Estaba tan lleno de suspenso que no pude parar y me mantuvo al borde del asiento de principio a fin.
Entonces, ¿usted es como un Sherlock Holmes o Hércules Poirot que busca al responsable de los asesinatos?
No, no, es un poco más complejo que eso: hay técnicas especiales que estos agentes aéreos usan cuando se encuentran con un problema con los pasajeros. Están bien entrenados, por lo que llegan a capturar a la persona y buscar sus teléfonos y ver los mensajes de texto anteriores y hacer cosas por el estilo. La verdad es que aprendí mucho de todo esto cuando preparaba el personaje.
El director Jaume Collet-Serra dijo que trabajaron juntos en el desarrollo de su personaje. ¿Cómo fue el proceso?
Sí, así lo hicimos. Tratamos de hacerlo mucho más tridimensional que el personaje de acción habitual. Acordamos en todo tipo de pequeñas cosas para que Marks se convirtiera en un personaje mucho más concreto desde la primera lectura del guión hasta ahora.
¿Fue muy difícil rodar en un espacio tan reducido como es la réplica de un avión?
No es muy fácil, ni tampoco muy cómodo a veces (se ríe) pero sí funciona muy bien. Todo fue prácticamente en set, solo tuvimos un par de días en el aeropuerto Kennedy, pero el resto de la acción se desarrolla en el ambiente claustrofóbico de un avión que está volando a 40 mil pies, y usamos una réplica del interior de la aeronave construida en un estudio de Nueva York. Esto ha hecho que Jaume tenga que ser muy creativo en la filmación, incluido el uso de varios dispositivos especiales en la cámara. Además, en una secuencia filmamos 10 páginas de diálogo en una gran toma en la que la cámara me sigue a todas partes. Fue muy intenso. Pero fue una maravillosa sensación de logro al final de la misma.
Mencionaba usted que a veces el trabajo actoral también implica catarsis.
Sí, en cierta forma. Muchas veces elegimos a los personajes que vamos a interpretar porque no tienen absolutamente nada que ver con quienes somos nosotros en la vida real, son una interpretación. En este caso, Marks me resultó atractivo por eso: porque es un hombre solitario, taciturno, sin deseo de seguir viviendo, que se ve obligado a hacer algo para salvar vidas. Al principio de la película lo vemos pensar que su vida ha fracasado. Es un hombre que ha llegado hasta donde está porque su alcoholismo y el desencanto con las fuerzas de la ley lo han maltratado mucho. Sin embargo, la situación límite en la que él y sus compañeros de vuelo se encuentran lo hace replantearse absolutamente todo. Es catártico para Marks y también para mí, porque lo estoy interpretando. Cuando Jaume me habló de este proyecto, mientras hacíamos la otra película, pensé en si querría hacerlo y luego dije: “¿Por qué no?”. Muchas veces actuar es también ponernos a nosotros mismos a prueba, encontrar de qué estamos hechos ante ciertas situaciones. Es algo muy complicado. Tiene qué ver con nuestras emociones. No es fácil hacer esto.
¿Cuál cree que sea la reacción del público ante la cinta? No es un típico filme de aventuras.
No, no lo es. Creo que eso lo hace algo difícil de “vender”. Por eso accedí a promoverlo, hablar sobre él. Creo que es muy revelador sobre la experiencia humana. Y creo que a los espectadores les va a aportar algo más que las emociones fuertes que se esperan del género. Si al verla alguien siente que encuentra algo más que una película de acción, entonces creo que habremos logrado nuestro cometido.
Usted y Jaume han trabajado con mucho éxito antes. ¿Qué es lo que más le gusta de trabajar con él?
Me encanta trabajar con Jaume porque él no es un dictador, ni gritón, ni mandón. Él es un gran director y un hombre muy generoso, muy gentil. Se pone manos a la obra en voz muy baja y metódicamente. Además de eso, también tiene la visión de un director increíble y un verdadero sentido de lo que se necesita para contar una historia de una manera entretenida mientras desarrolla la tensión y el ritmo. Sin embargo, nunca deja que la acción eclipse del todo a los personajes. Creo que es un placer trabajar con él y con un elenco como el que tuvimos —Julianne Moore, Lupita N’Yongo y Scoot McNairy— y sin duda, volvería a trabajar con él. Siempre regreso a trabajar con directores con quienes me siento cómodo.