30 oct 2014

Halloween, de John Carpenter

Terror en casa

Miguel Cane.



En esta época de video on demand, de múltiples opciones en blu ray y DVD y tantas alternativas, el reestreno en cine, es algo muy poco común ya. Por lo mismo, que en salas selectas de Cinépolis se reestrene, restaurada digitalmente la cinta de John Carpenter Halloween (1978) amerita una revisión de lo que es, en definitiva, un clásico que modificó el lenguaje cinematográfico para generaciones enteras.



Lo más perturbador de la cinta — realizada con un presupuesto mínimo y con un elenco de actores principiantes, salvo la presencia de Donald Pleasence — es precisamente el efecto de la irrupción del horror inexplicable, en la fibra armoniosa de una realidad cotidiana. Esto Carpenter lo consigue sin tener que dar explicaciones — todos los intentos por hacerlo en las múltiples, e inferiores, secuelas, así como en los diversos clones que hubo de esta cinta en años posteriores resultaron absurdos—: Michael Myers es un hombre aparentemente invencible y anónimo (el efecto más espeluznante es su máscara blanca, totalmente sin expresión) que cometió un crimen brutal en su infancia y ahora regresa al plácido vecindario de clase media en el que creció, para perpetuar su legado de violencia completamente al azar.

En el otro extremo de la historia tenemos a su desesperado cazador, el doctor Loomis (Pleasence, que ya tenía una carrera notable), un psiquiatra convencido que más allá de toda noción científica, esta criatura es el mal insondable. Y en medio, como representante de la creciente angustia del espectador, está la virginal, dulce y sensible Laura Strode (la increíble Jamie Lee Curtis en su debut en cine, con los mejores pulmones para gritar de la historia) adolescente con sentido común, voz de la razón para sus frescas, juveniles y divertidas (Nancy Stephens y PJ Soles) que como ella tienen el plan de hacer de niñeras durante la noche de brujas, sin saber que al amanecer el día de todos los santos, sólo una seguirá viva. El resto de la trama se desarrolla con una elegancia insólita para este tipo de tramas — finalmente estaba planeado como cine de la serie B — y así logra que trascienda, que de el salto de cinebasura a clásico.



Carpenter es un genio para establecer atmósferas y eso es lo que distingue esta cinta de las otras en la serie y similares: una atmósfera distendida que se va constriñendo hasta volverse asfixiante; Miss Curtis — de tan solo 19 años entonces — es el vehículo ideal para proyectar nuestra desazón que crece al punto del paroxismo. Nada aquí es verosímil, pero así lo aceptamos. Ese es el mérito de Carpenter; transgredir nuestros terrores más íntimos y plasmarlos sin pudor en la pantalla como lo más natural.

Hoy en día, que el público está tan saturado por otras cintas del género (y por la realidad que se vive, cuyo horror no rivaliza, sino que supera la realidad), volver a este clásico de modesto origen pero gran alcance, puede servir no sólo como entretenimiento y homenaje, sino incluso como catársis: esos gritos de Miss Curtis son terapia pura.

Afortunados son los que puedan darse el lujo de disfrutar esta joya de nuevo en pantalla grande.

Halloween
Con Donald Pleasence, Jamie Lee Curtis, PJ Soles, Nancy Stephens y Charles Cyphers
Dirige: John Carpenter
EU 1978.