6 ene 2015

Patricia Arquette: El cine afecta nuestra vida

Miguel Cane.


Pertenece a una familia de padres y hermanos actores —la célebre Rosanna, David y Alexis— y durante la década de los noventa fue uno de los rostros más icónicos del cine. Después de protagonizar siete temporadas de la teleserie Medium, Patricia Arquette (Chicago, 1968) retorna a la pantalla con Boyhood, la reciente obra del polémico cineasta Richard Linklater —creador de la trilogía Before Sunset— que se estrena en México luego de una cálida acogida internacional. Las críticas la señalan como una de las películas más revolucionarias de los últimos tiempos, en buena medida porque se realizó a lo largo de 12 años, entre los seis y los 18 años de un niño, Mason (Ellar Coltrane). El resultado es un retrato de la típica familia de clase media —las navidades y el divorcio, las mudanzas, hasta la música y los peinados— mostrándonos un resultado deslumbrante, conmovedor y, por supuesto, increíblemente realista.


¿Cómo fue que Richard Linklater te eligió para protagonizar Boyhood?
Conozco hace muchos años a Ethan Hawke, que es actor y productor. Él sabía que yo había sido madre siendo aún muy joven, tuve a mi hijo Enzo a los 20 años, y quizá eso influyó. Me dijo: “¿Qué vas a hacer durante los próximos 12 años?”, y pensé que era broma. Después me invitó a reunirme con él y Richard para hablar de ese proyecto, filmar la historia de la vida de un niño con el mismo actor y reparto en Texas, durante ese periodo de tiempo. Aceptar me asustaba, nunca había hecho una cosa semejante pero finalmente, aunque con reservas, acepté porque me parecía una oportunidad actoral única en la vida.

¿Usaste inspiraciones reales para construir el personaje de Olivia?
Por supuesto. Usé mi experiencia y también influyeron en mí mi hermana Rosanna y nuestra madre, Mardi. El nombre de mi personaje lo tomamos de ella, era su segundo nombre. Recuerdo que durante el transcurso de su vida mi madre poco a poco fue convirtiéndose en una mujer más sensible y más sabia, mientras nosotros íbamos creciendo, y cuando me ofrecieron el papel yo tenía 33 años. No podía hacer de Olivia a los 45, ese proceso es algo que no puedes fingir. No habría podido reflejar cómo cambia nuestro modo de percibir el mundo cuando maduramos. Rosanna ha madurado así. Ella es mayor que yo, la vi convertirse en madre, en adulta, y es una gran actriz. Así que pensé mucho en ellas.


¿En algún momento llegaste a tener dudas acerca de la viabilidad del proyecto?
Te mentiría si te dijera que no. A ratos tuve algo de inquietud. Durante los siete años que pasé trabajando en la teleserie Medium la gente se acercaba a decirme: “Oye, tú solías trabajar con grandes cineastas como Scorsese o Lynch, ¿qué te pasó?”. Y yo contestaba: “¡Pero lo sigo haciendo! En estos momentos estoy rodando una película que va a revolucionar el cine”. Me miraban como si estuviera loca y no me creían. Ahora puedo decirte que estoy muy satisfecha de haber demostrado que estaban en un error.

¿Qué sentiste al verte ya en la película terminada?
Siempre maravillan las imágenes a cámara ultrarrápida, de semillas que empiezan a brotar y crecer, luego la flor se abre y después los pétalos caen hasta que finalmente la flor se marchita. ¿Sabes de lo que hablo? Los seres humanos somos criaturas orgánicas y nuestro ciclo vital es más o menos el mismo. Contemplar mi propio ciclo en Boyhood me resultó a la vez fascinante y embarazoso. Pero también me ha permitido recordar la niña que fui y preguntarme si queda algo de ella en mí.


¿Y sientes que sí queda algo?
¡Claro que sí! Mira, cuando era una niña me encantaba observar la conducta humana, pero no me gustaba sentirme observada, ¿sabes a lo que me refiero? Era terriblemente tímida y me sentía torpe y poco atractiva. Solía preguntar a mi madre: “¿Por qué me mira la gente?”. Ella contestaba: “Porque eres una niña muy hermosa”, pero yo no le creía. Sin embargo, acabé trabajando en una profesión en la que esencialmente me dedico a ser observada. No sé si he aprendido a lidiar con ello del todo, pero lo intento. Pero también crecí entre actores. Mi padre lo era en teatro y mi abuelo fue comediante. Rosanna empezó muy joven y yo la veía en televisión y en cine, y pensaba qué quería hacer y ya lo ves, mi hermano y mi hermana menores quisieron hacer lo mismo.

¿Fue difícil filmar esporádicamente a lo largo de 12 años, encontrar los momentos de vida de un personaje, mientras también tu vida cambiaba?
Desde luego, porque rodar así te exige mucho. Después de rodar mis primeras escenas supe que estaba embarazada y a principios de 2003 nació mi hija Harlow, y después tuve que volver a Texas y filmar escenas por unos pocos días cada año. Mientras, hacía Medium y otras cosas, y después pasé por una separación y un divorcio, igual que Olivia —que de hecho se divorcia dos veces en la película— y notaba que los cambios en mí influían de modo tangencial en mi interpretación. Y fue sorprendente ver cómo este tipo de cine afecta nuestra vida.

¿Sientes que has cambiado mucho como actriz a lo largo de los años?
Yo supongo que sí. Cuando empecé mi carrera estaba aprendiendo a ser actriz en público; mi primera película fue de terror y yo era una adolescente. Después fui viendo otros tipos de papeles. Una buena parte de los personajes que solía interpretar de joven eran mujeres muy sexuales, y mi primer papel sustancialmente serio fue para John Boorman en Beyond Rangoon, pero casi siempre era un objeto de deseo. Ahora echo la vista atrás y no me reconozco en ellas, siento que estaba dando tumbos en muchas películas que hice. Es decir, me siento feliz de haber participado en algunos otros proyectos, con cineastas fantásticos como David Lynch o Tony Scott, pero siento que entonces yo no sabía muy bien quién era. Y tal vez aún no lo sepa, pero me voy acercando a la respuesta.

Se habla mucho de Boyhood de cara a los Oscares. ¿Qué le auguras?
Le deseo lo mejor a Richard. Es un director de sensibilidad enorme. No sé qué vaya a ocurrir, porque en esto de los reconocimientos no hay nada escrito. Esta es una película que es una labor de amor. Es maravillosa y estoy muy satisfecha de haber participado en ella. El reconocimiento más importante es el del público y la han abrazado, se han identificado con ella. Eso es mejor que cualquier premio, en mi opinión.