Cuando una película de género (en este caso, la ciencia ficción) ostenta un mensaje muy poco sutil, el resultado puede ser desconcertante e incluso, irritante. Así sucede con esta nueva versión del clásico de 1951 El día que paralizaron la Tierra, dirigida con gran maestría por el legendario Robert Wise.
Al terminar de verla, dan ganas de pedir al director (el mediocre Scott Derrickson), al guionista y al mismísimo Keanu Reeves un mínimo de coherencia: ¿cómo pueden ponerse a pontificar acerca de hábitos que “se deben cambiar”, cuando la expresión cinematográfica que se está empleando para ello no es más que un reciclado oportunista y chabacano de la versión con el genial Michael Rennie y la bellísima Patricia Neal, que era un prodigio de atmósfera y progresismo ideológico?
La historia, en la original, gira en torno a la misión de Klaatu, un pacifista extraterrestre que llega a la tierra acompañado por el gigantesco robot Gort para advertir a la humanidad sobre los efectos de la carrera armamentística (era la post-guerra), so pena de destruir el planeta si no se erradican las guerras y armas. La frase “Klaatu barada nikto” se incorporó al lexicón popular de su época y con el tiempo, se convirtió por derecho propio, en un clásico del cine de ciencia ficción del siglo XX. El original es, sin lugar a dudas, una película ejemplar que funciona además como alegoría de múltiples significados políticos y hasta religiosos.
Pero esta nueva versión tira todo lo anterior por la ventana, para ser un producto comercial con desmedidos efectos especiales, y pretende actualizar el discurso apelando, más que a la erradicación de los instintos humanos agresivos, a la concientización sobre la degradación medioambiental que sufre el planeta. Pero como una especie de Al Gore extraterrestre y con rollos dizque ecologistas, el nuevo Klaatu es muy acartonado, quizás porque Keanu Reeves lo es también; por su parte, Jennifer Connelly es luminosa, muy buena actriz, pero no puede contender contra el espectro de Patricia Neal, en su desangelado rol como única aliada del humanoide.
Por lo demás, la película abusa de los efectos digitales, hasta el punto de desgraciar la verosimilitud de Gort; y deja al espectador con la conclusión cínica que es inevitable cuando concluyen los 100 minutos de proyección. ¿Será que como la naturaleza humana es inmutable también han de serlo las películas? ¿Será ése el sentido último de haber hecho otra vez exactamente lo mismo… pero sin magia, sin clase, sin emoción?
Los remakes son lo de hoy y conforme se sigan autorizando y realizando, se hace más patente la total falta de respeto a la historia cinematográfica, al trabajo de los grandes que quedó para sobrevivir al paso del tiempo y seguir brillando en la posteridad, y aunque esta nueva versión no le hace sombra, es como lanzar una paletada de desperdicio a un monumento: ensucia y molesta. Por supuesto, es inevitable que sea atractiva en taquilla, pero más valdría que rentaran o compraran en DVD el original y redescubrieran una verdadera joyita del cine, en vez de contribuir a esta horrenda nueva costumbre de querer reinventar el hilo negro y engañar a todos… sin lograrlo del todo, sólo a aquellos que no tienen memoria.
El día que la tierra se detuvo/The day the earth stood still
Con Keanu Reeves, Jennifer Connelly, Jaden Smith, John Cleese y Kathy Bates.
Dirige: Scott Derrickson.