No me refiero por esto, claro, al hecho de si hay en ellas algún elemento meramente sexual que sea visible -- esto sería muy obvio y ustedes me pensarían muy ingenuo-. Me refiero a esto como una cuestión de género. ¿Hay películas con sexo masculino y sexo femenino?
La pregunta no debe ser nueva y estoy seguro que ha sido planteada por especialistas, historiadores fílmicos y psicólogos en numerosas ocasiones, pero a mí se me ocurrió la idea no hace mucho y de un modo más bien gradual.
He ido descubriendo que hay, en ocasiones, un factor que me influye en si me gusta del todo o no una cinta. Es algo muy, muy personal, pero quizá por lo mismo, innegable. Hay películas masculinas y femeninas y eso me sorprende.
Hace poco, durante un visionado de la nueva película de Ridley Scott, American Gangster, sentí que la película tenía un exceso de testosterona que me resultaba perceptible a un nivel más personal y que en cierto modo, me resultaba hasta molesto: no se trata de una película muy obvia en su género (como las de Schwarzenegger, cuando hacía películas, que eran invariablemente un macho-fest, exceptuando las que hizo con Ivan Reitman, especialmente Junior, que son honrosas excepciones a la regla), pero tenía un aura excesivamente masculina.
Algo similar me ocurrió hace algunos años al ver la espléndida cinta de Todd Haynes, Lejos del cielo, con Julianne Moore.. es muy femenina y esto se advierte desde su planteamiento de argumento, hasta en la paleta de colores y las locaciones utilizadas. Me gustó mucho, pero su aura tan excesivamente femenina, [de hecho, tan "rosa"] me resultó agotadora en un principio, si bien Haynes tiene otra película muy femenina, Safe, que es todo lo contrario (descarnada, sin esperanza, igual con la Moore) y no pierde su identidad por ser menos "rosita"; por cierto, el director también tiene dos cintas "hombres" en su haber: Velvet Goldmine y I'm not there, lo que habla de su versatilidad para crear esa característica en su trabajo.
No es que no me gusten las películas "masculinas" -- la mismísima Los Puentes de Madison, de Clint Eastwood me resulta también excesivamente "femenina"- lo que me resulta fuerte, es la presencia de su sexualidad tan marcada, aún tratándose de una película.
Caminando de vuelta a casa, pensé mucho en el tema y en que si se escruta con cuidado y se mira más allá de lo evidente y lo obvio, todas las películas tienen su sexualidad muy marcada, muy bien establecida y muy segura.
Por ejemplo: Sunset Boulevard, de Billy Wilder, es un gran clásico del film noir, y del cinema universal, resucitó la carrera de William Holden y convirtió en icono a Gloria Swanson (que salió del retiro para actuar en ella como la patética y monstruosa y entrañable Miss Norma Desmond), es una cinta narrada por un hombre, pero tiene una sexualidad femenina muy clara en su desarrollo y desenlace. Sus elementos están muy bien condicionados a un mundo de hombres -- la industria del cine-, pero no pierde su identidad como película "mujer".
En cambio, Un tranvía llamado deseo, de Elia Kazan, con Brando y Vivien Leigh, si bien tiene a uno de los personajes femeninos más vulnerables (¡y memorables!) de la historia en Blanche DuBois (verbi gratia Tennessee Williams, por supuesto), es una película eminentemente masculina: la presencia del Kowalski interpretado por Brando es fuego y todo lo permea. Rebelde sin causa es un caso similar: una película "hombre" donde las hay, desde la presencia icónica del atormentado (on-y-offscreen) James Dean, hasta el tratamiento que hace Nicholas Ray como cineasta de la historia.
En ciertos aspectos, es un poco más fácil encontrar la sexualidad en cintas de autores como Alfred Hitchcock: Los Pájaros es notablemente "mujer" (baste recordar la presencia de Tippi Hedren, la recién fallecida Suzanne Pleshette, Jessica Tandy y Veronica Cartwright), al igual que algunos de sus clásicos más recordados como Rebecca (obviamente, incluso con subtextos lésbicos), Sospecha (sin Joan Fontaine ninguna de las dos podría ser concebible y Cary Grant, en ésta última, es un accesorio de apostura masculina magnífica que se presta a la naturaleza abnegada y sutilmente histérica de la identidad femenina como narración), Encadenados/Notorious (lo mismo: Santa Ingrid Bergman es una presencia radiante de carisma que rige la pantalla), la controversial Marnie (con su brutal honeymoon rape a manos de Sean Connery, la testosterona encarnada como James Bond, pero de eso hablamos un poco más adelante) y hasta Psicosis (claro que es totalmente femenina y no lo digo nada más por Janet Leigh, la ducha, o la "mamá" de Norman Bates).
En cambio, otros grandes y memorables filmes como Vértigo, La Ventana Indiscreta, Con la muerte en los talones, Atrapa un ladrón, Topaz, Cortina rasgada (en la que Paul Newman hace lo imperdonable: ¡se lleva a la cama a Julie Andrews!) y especialmente Frenesí, son fácilmente identificables como "hombres", aún con memorables presencias femeninas en sus repartos (né, Kim Novak y Santa Grace Kelly).
En el caso de los más representativos filmes de la edad de oro de Hollywood, Lo que el viento se llevó y Casablanca, no está a discusión qué tipo de genitalia tendrían si fueran personas: la de Victor Fleming es femenina por antonomasia, donde la de Michael Curtiz es un trabajo tan masculino en su esencia (Bogart contribuye al cien por ciento, claro) como lo es la monumental Ciudadano Kane, de Orson Welles.
En el llamado "cinema de autor", la tendencia no tiene parámetros muy definidos: la sexualidad de cada cinta no es parte de la rúbrica del director que la realiza; es un elemento que sirve a la trama y que se hace patente en su desarrollo.
Así, tomemos por ejemplo a Roman Polanski: donde Cuchillo en el agua, Piratas, El Pianista y la enormísima Chinatown son muy masculinas hasta en su mirada descriptiva, su formidable trilogía de los apartamentos -- esto es, Repulsión (1965), El Bebé de Rosemary (1968) y El Inquilino (1975-76)- son "mujeres".
De hecho, el caso de la cinta con Mia Farrow y Ruth Gordon será tal vez el más redondeado: el horror más intrínseco de una mujer es que su embarazo pueda salir mal, que haya algo terrible que amenace a su hijo. El Bebé... es una de las grandes cintas "mujer" del cinema moderno.
En el resto de su canon, el cineasta polaco tiene otros filmes de orden femenino: Tess, Luna Amarga y su devastadora versión de Macbeth (aún si se trata de una de las obras más "masculinas" de Shakespeare), Polanski eleva a su Lady Macbeth -- Francesca Annis, joven y núbil- a un nivel inesperado de empatía que se imprime a toda la cinta-. Por su parte, Luis Buñuel sabía imprimir una identidad sexual muy clara a sus filmes y aunque tradicionalmente era -- según quienes lo conocieron- machista, sus mejores cintas son femeninas: Viridiana, Bella de Día, Ese obscuro objeto del deseo y El Ángel Exterminador. Curiosamente, Tristana, aún pese a llevar como personaje titular a la Deneuve, es claramente identificable como una cinta muy masculina en sensibilidad y presencia.
Ingmar Bergman hizo lo propio: su obra es fácil de identificar en ese sentido. El séptimo sello, Fresas Salvajes, El Huevo de la serpiente, De la vida de las marionetas, Vergüenza, La hora del lobo, El manantial de la doncella y Fanny & Alexander son masculinas; Gritos y Susurros, Escenas de un matrimonio (en sus dos versiones: TV y cine), Cara a cara (ídem), Persona, Sonata de Otoño (¡Bergman vs. Bergman! Ingmar ganó, pero Santa Ingrid se batió como los meros machos y no se rajó) y La Pasión de Anna, son claramente femeninas -- en parte, gracias a la luminosidad de Liv Ullmann.
Woody Allen, por su parte, casi siempre es fiel a sí mismo y sus películas tienen "pene" (un ejemplo claro de esto es Manhattan)... exceptuando un puñado de las más sabrosas y memorables: Annie Hall, la espectacular Otra mujer, Interiores (que es para mí una de sus mejores cintas), Alice, Septiembre, Misterioso Asesinato en Manhattan y -- naturalmente- Hannah y sus hermanas, son en toda dimensión, películas con "vagina" (Gracias Mia, gracias Diane y gracias, Santas Geraldine Page y Gena Rowlands).
Habrá quienes digan "¡Claro! ¡Almodóvar hace películas muy femeninas!" y no le falta razón; sin embargo, hay también sus excepciones: su inolvidable La Ley del Deseo, ¡Átame!, Matador, Hable con ella, Carne trémula y la bastante malita La Mala Educación, son películas de Almodóvar muy, muy masculinas. No homosexuales (acaso salvo la última, en el sentido más estricto de la palabra, pero el guión así lo exigía: es un sórdido melodrama homosexual), sino masculinas en el sentido testosterona y tal.
No es exagerado decir, acaso, que Todo sobre mi madre es una señora película, que le habla a las mujeres de su identidad y su sentimiento desde el principio (rindiendo claro homage a otras cintas muy "mujer": All about Eve [Mankiewicz, 1950] y Opening Night [Cassavetes, 1977] en su trama), donde Hable con ella es un señor filme, contado con una sensibilidad masculina desprovista de gracejos y aristas.
Podría seguir yo eternamente metiéndome bajo las polleras de las películas, para verles si tienen una cosa u otra, pero esto que escribo no trata de eso. Como dije, hay ejemplos muy obvios (la saga de James Bond -- con la excepción notable de Al Servicio Secreto de Su Majestad, nótese-, es una épica de lo masculino en pantalla, mientras que el ouvre completo de Meg Ryan --¡ja,ja!-, restándole solamente Los Doors, de Stone [director macho donde los hay], es de caracter fielmente femenino), pero también los hay que sorprenden: por ejemplo, yo sostengo que Juego de Lágrimas (The Crying Game), es, más allá de toda la controversia que causó, una cinta muy masculina -- casi toda la obra de Neil Jordan, salvo The End of the Affair, In Dreams y En compañía de lobos, lo es. Su más reciente, con Jodie Foster, The Brave es tan forzada, que acaba en travestismo-, donde El Graduado, de Mike Nichols, tiene una femineidad que resulta inescapable, en su mística (esto, sin Anne Bancroft como Mrs. Robinson no sería posible: ella se vuelve el corazón de la cinta).
Podrán decirme que estoy loco, pero inclusive, la presencia de un actor/actriz, muchas veces designa la sexualidad de la película, aunque pueden resultar flexibles en algunos casos: por ejemplo, donde casi todas las películas de la insuperable Audrey Hepburn son de naturaleza muy femenina, hay tres que son "hombres" a las claras: Charada, Robin y Marian y la genial Dos en la carretera. Por otra parte, algunos "muy hombres" nos han dado cintas de identidad femenina: he ahí a Robert DeNiro con Falling in Love, New York, New York o Stanley & Iris. Una golondrina no hace verano, como se puede ver.
Personalmente, tengo una mayor afinidad con las cintas "mujeres" -- como Las Horas, Petulia, El Bebé de Rosemary, Picnic en Hanging Rock, Gosford Park, 3 Mujeres (ambas de Robert Altman, que tenía películas de ambos sexos), ¿Quién le teme a Virginia Woolf?, Alien: el Octavo Pasajero, El talentoso Mr. Ripley, Amélie, Alicia ya no vive aquí (¡de Scorsese!) o el canon completo de Sofia Coppola (lo digo sin tapujos: ¡AMO A SOFIA COPPOLA! y especialmente a [la vilipendiada por algun@s] Lost in Translation) - aunque también me gustan algunos "hombres" (ya, ríanse, pueden hacerlo) como El Padrino (I y II), La conversación, Los Tenenbaum (de Wes Anderson, que es sorprendentemente masculina), Midnight Cowboy, El Exorcista, El Francotirador (con DeNiro), Kramer vs. Kramer, Los Amantes del Círculo Polar o Ser o no ser (la de Lubitsch; el remake de Mel Brooks salió "mujer"... y también me encanta), o la devastadora y memorable Adiós muchachos/Au Revoir les Enfants, de Louis Malle, entre muchas otras, de naturaleza más masculina.
El cine tiene muchas características que lo hacen una parte integral de mi vida. Ésta acaso sea la más reciente que yo, siendo un bisoño, le he encontrado. Esto me gusta: ahora podré ver esas historias con nuevos ojos. Siempre hay una nueva manera de mirar.
¿Y a ustedes? ¿Les gustan los hombres o las mujeres? ¿O ambos?