Jacobo Bautista
El cinco de noviembre de 1605 fue capturado en Londres un tipo llamado Guy Fawkes. El sujeto había llenado la casa del Parlamento con barriles llenos de pólvora, con la obvia intención de volar aquello en pedazos. Desde 1606, en el primer aniversario de la captura de Fawkes (a quien se condenó por traición y fue terriblemente torturado durante su larga ejecución), se inició la costumbre de echar fuegos pirotécnicos sobre la torre del parlamento, quemar muñecos que simbolizan a Guy Fawkes y recitar la advertencia para que el suceso no se olvide… recuerden, recuerden, el cinco de noviembre…
A mitad de los años 80, el escritor inglés de comics Alan Moore deseaba entonces que el partido conservador, liderado por Margaret Thatcher, perdiera las elecciones y que el nuevo gobierno, laborista, se deshiciera de los misiles nucleares que Estados Unidos tenía en Inglaterra, haciendo de la isla un blanco para los misiles soviéticos. Los lectores más jóvenes no lo recordarán, pero los años 80 eran de Guerra Fría, cuando el presidente norteamericano declaraba que la Unión Soviética era el Imperio del Mal… para los ingleses la guerra era algo tangible, en 1982 apenas estuvieron en guerra con Argentina ¡con Argentina! Del otro lado del mundo… Moore se imaginó que los laboristas llegaban al poder (cosa que no ocurrió, por cierto), se deshacían de las armas nucleares y lo hacían justo a tiempo porque poco después se desataba la tercera guerra mundial… Inglaterra no había sido atacada y las autoridades, para mantener el orden en la caótica isla en medio del postapocalipsis nuclear, se vuelven cada día más rígidos y aquello termina siendo un gobierno totalitario.
Y en este escenario es donde Alan Moore comienza su novela, una novela gráfica (esto es, presentada con la yuxtaposición de texto e imágenes, un cómic, pues, pero cuya historia completa se cuenta en un número determinado de volúmenes, que como esta, ahora, es conseguible recopilada en un volumen, incluso con pasta rústica).
El primer tomo de V de Vendetta es un lujo, una de las mejores piezas jamás escritas para este medio. Hay quienes consideran a The Dark Knight Returs (novela gráfica de Batman en la que se basó en gran parte la película Batman Begins) como la cumbre del cómic y pues no, esta novela de Moore es lo mejor que he leído en cómics (aunque, acepto, no he leído las cantidades asombrosas que otra gente).
La historia comienza el 5 de noviembre de 1987 (el imaginado años antes por Moore), la radio da las noticias hablando de racionamientos, de redadas, mientras Evey Hammond se arregla para salir a prostituirse, es su primera vez (porque su trabajo “en municiones” no alcanza para pagar las cuentas), pero la pobre elige a miembros de la policía secreta para ofrecer sus servicios, terrible error y –demostrando que la policía está por encima de la ley– los oficiales le advierten que harán con ella lo que quieran y luego la matarán… y he ahí que aparece el héroe.
El héroe que viene al rescate es la antitesis del héroe de cómics, esto es, todos los héroes y superhéroes de cómics son –sin excepción alguna– vigilantes fascistas, pero en una sociedad fascista, totalitaria, éste resulta ser un adalid de la democracia que quiere regresar el poder a la gente (de ahí una de las frases cumbres de cómic: la gente no debe temer a sus gobiernos, los gobiernos deben tener miedo a la gente).
Luego de rescatar a Evey, el sujeto, vestido con una larga capa y un sombretote al estilo del Siglo XVII, vuela la casa del parlamento británico, seguido de lo cual y mientras salen fuegos artificiales que dibujan en el cielo nocturno la letra ‘V’, el que ahora sabemos terrorista le responde a Evey “Sí, yo hice eso” y luego le pregunta si a ella no le han enseñado la rima “Remember, remember, the fifth of november, the gunpower treason and plot, I can think of no reason, why the gunpowder treason, should ever be forgot”… Moore, con una fineza fuera de lo natural, celebra que alguien, en ese mundo postapocalíptico concrete lo que en 1605 fue tan cruelmente condenado.
“No tengo un nombre, puedes llamarme V”, dice el sujeto de la máscara sonriente. Y así cierra el primer acto de una novela que solamente va poniéndose mejor.
En estos tiempos de guerra al terrorismo y todas esas mamarrachadas de la derecha radical estadounidense, viene bien esta lectura donde vemos que el terrorismo, nos guste o no, abre caminos.
La novela tiene la trama principal, la del terrorista luchando contra el sistema y la del sistema luchando contra el individuo (la primera tarea del sistema es averiguar de dónde salió el sujeto y qué es lo que quiere); la parte del terrorista contada a través de los ojos de Evey y la parte del sistema… pues por los ojos de la gente del sistema.
Además, como buena novela, trae alrededor pequeñas historias que muestran cómo el poder aliena… el origen de V, por otro lado, se mantiene como un misterio hasta ya avanzada la novela y Moore lo revela no como un cliché comiquero (es clásico el comenzar una historieta de superhéroes, se explique su origen) sino como una necesidad para darle continuidad al texto, meter al lector de lleno en el embrollo y enfilarse al desenlace (esto, casi a media novela).
En el prólogo a la compilación (fue publicada originalmente en formato de mini serie en tomos mensuales) Alan Moore dije que no hay personajes alegres en V de Vendetta “y es para gente que no le cambia a las noticias” cuando aparecen en la televisión y sí, el texto es complicado, las referencias son de corte intelectual y no cualquiera la puede disfrutar (de ahí que auguro un sombrío destino a la película que sobre el cómic se va a hacer).
Aunque tiene una gran similitud con la novela 1984 de George Orwell, situada también en una Gran Bretaña totalitaria, V de Vendetta se sostiene por sí misma por el intrincado universo que Moore fabrica. No solamente las instituciones del Estado, las personas en él sino las vidas de uno que otro ciudadano común (como Evey, que luego se envuelve en una situación extraordinaria) y la situación que lleva a V a convertirse en V sin que nunca se revele su nombre ni quién demonios es (eso sí se los adelanto).
Así como la primera referencia al día de Guy Fawkes, hay detallitos que invocan desde la llegada al hombre a la luna hasta alguna canción de los Rolling Stones. Y si bien todo esto hace de cada viñeta algo entrañablemente disfrutable, la palma se la lleva la forma en que Moore construye un totalitarismo 100% inglés.
Hay montones de curiosidades en que, en estos tiempos en que a Estados Unidos lo domina un fascista, resultan muy interesantes. “England Prevalis” es el modo en que se despiden los miembros de la élite en la novela, una forma inglesa del Heil Hitler alemán o el Ave César romano, pero llama la atención la forma en que George W. Bush usa tanto el término prevalecer para justificar su política no solamente de intervención e invasión al extranjero sino hacia el interior, a la intimidad de los ciudadanos americanos y, curiosamente, el enemigo es el terrorismo… que en el caso de la novela, es el camino a una nueva era de libertades.
La lectura es complicada, difícil, cruda, aunque hay tonos alegres en el mundillo que ha construido V para sí mismo, el ambiente es pesimista (todo resumido en una muy muy triste carta escrita por una prisionera de un campo de concetración en un papel de baño). Pero aquellos sistemas son así… aquí en México quizá no nos mueva mucho, pero a los lectores ingleses si les mueve ver su tierra dominada por un sistema así.
Lo genial es que al final, con todo y que se habla de autoritarismo, campos de concentración y terrorismo, V de Vendeta trae un montón de ideas que resultan apetecibles para un lector en un sistema supuestamente democrático y en nuestro caso, en México, es muy recomendable su lectura… porque “los pueblos no deben tener miedo a sus gobiernos… son los gobiernos quien le debe tener miedo a su gente” y la mejor frase de todas, que pronuncia V cuando alguien le dispara a quemarropa… “no hay sangre dentro de esta capa… sólo hay una idea… y las ideas son a prueba de balas”.
Viniendo eso último de un terrorista, resulta una delicia.
Hay un par de ediciones en inglés, en pasta rústica y pasta dura. La publica DC Comics bajo el sello editorial Vertigo, línea que tiene el lema “Para audiencias maduras” que por lo general es un ardid publicitario pero que esta vez acierta pues la lectura es para intelectos maduros… en español alguna vez me topé con una compilación en dos volúmenes de una editorial española; en noviembre 5 se estrena la película, que presume a Natalie Portman como Evey Hammond, creo que con este motivo, Pocket Star Books se lanzó a hacer una adaptación a libro, escrita por un sujeto llamado Steve Moore, que según el abstract que aparece en Amazon.com, ha cambiado el contexto, de la era postapocalíptica a un mundo donde Alemania ganó la Segunda Guerra Mundial.
V for Vendetta
Argumento de Alan Moore, dibujo de David Lloyd
Novela Gráfica
DC Comics / Vertigo Comics
El cinco de noviembre de 1605 fue capturado en Londres un tipo llamado Guy Fawkes. El sujeto había llenado la casa del Parlamento con barriles llenos de pólvora, con la obvia intención de volar aquello en pedazos. Desde 1606, en el primer aniversario de la captura de Fawkes (a quien se condenó por traición y fue terriblemente torturado durante su larga ejecución), se inició la costumbre de echar fuegos pirotécnicos sobre la torre del parlamento, quemar muñecos que simbolizan a Guy Fawkes y recitar la advertencia para que el suceso no se olvide… recuerden, recuerden, el cinco de noviembre…
A mitad de los años 80, el escritor inglés de comics Alan Moore deseaba entonces que el partido conservador, liderado por Margaret Thatcher, perdiera las elecciones y que el nuevo gobierno, laborista, se deshiciera de los misiles nucleares que Estados Unidos tenía en Inglaterra, haciendo de la isla un blanco para los misiles soviéticos. Los lectores más jóvenes no lo recordarán, pero los años 80 eran de Guerra Fría, cuando el presidente norteamericano declaraba que la Unión Soviética era el Imperio del Mal… para los ingleses la guerra era algo tangible, en 1982 apenas estuvieron en guerra con Argentina ¡con Argentina! Del otro lado del mundo… Moore se imaginó que los laboristas llegaban al poder (cosa que no ocurrió, por cierto), se deshacían de las armas nucleares y lo hacían justo a tiempo porque poco después se desataba la tercera guerra mundial… Inglaterra no había sido atacada y las autoridades, para mantener el orden en la caótica isla en medio del postapocalipsis nuclear, se vuelven cada día más rígidos y aquello termina siendo un gobierno totalitario.
Y en este escenario es donde Alan Moore comienza su novela, una novela gráfica (esto es, presentada con la yuxtaposición de texto e imágenes, un cómic, pues, pero cuya historia completa se cuenta en un número determinado de volúmenes, que como esta, ahora, es conseguible recopilada en un volumen, incluso con pasta rústica).
El primer tomo de V de Vendetta es un lujo, una de las mejores piezas jamás escritas para este medio. Hay quienes consideran a The Dark Knight Returs (novela gráfica de Batman en la que se basó en gran parte la película Batman Begins) como la cumbre del cómic y pues no, esta novela de Moore es lo mejor que he leído en cómics (aunque, acepto, no he leído las cantidades asombrosas que otra gente).
La historia comienza el 5 de noviembre de 1987 (el imaginado años antes por Moore), la radio da las noticias hablando de racionamientos, de redadas, mientras Evey Hammond se arregla para salir a prostituirse, es su primera vez (porque su trabajo “en municiones” no alcanza para pagar las cuentas), pero la pobre elige a miembros de la policía secreta para ofrecer sus servicios, terrible error y –demostrando que la policía está por encima de la ley– los oficiales le advierten que harán con ella lo que quieran y luego la matarán… y he ahí que aparece el héroe.
El héroe que viene al rescate es la antitesis del héroe de cómics, esto es, todos los héroes y superhéroes de cómics son –sin excepción alguna– vigilantes fascistas, pero en una sociedad fascista, totalitaria, éste resulta ser un adalid de la democracia que quiere regresar el poder a la gente (de ahí una de las frases cumbres de cómic: la gente no debe temer a sus gobiernos, los gobiernos deben tener miedo a la gente).
Luego de rescatar a Evey, el sujeto, vestido con una larga capa y un sombretote al estilo del Siglo XVII, vuela la casa del parlamento británico, seguido de lo cual y mientras salen fuegos artificiales que dibujan en el cielo nocturno la letra ‘V’, el que ahora sabemos terrorista le responde a Evey “Sí, yo hice eso” y luego le pregunta si a ella no le han enseñado la rima “Remember, remember, the fifth of november, the gunpower treason and plot, I can think of no reason, why the gunpowder treason, should ever be forgot”… Moore, con una fineza fuera de lo natural, celebra que alguien, en ese mundo postapocalíptico concrete lo que en 1605 fue tan cruelmente condenado.
“No tengo un nombre, puedes llamarme V”, dice el sujeto de la máscara sonriente. Y así cierra el primer acto de una novela que solamente va poniéndose mejor.
En estos tiempos de guerra al terrorismo y todas esas mamarrachadas de la derecha radical estadounidense, viene bien esta lectura donde vemos que el terrorismo, nos guste o no, abre caminos.
La novela tiene la trama principal, la del terrorista luchando contra el sistema y la del sistema luchando contra el individuo (la primera tarea del sistema es averiguar de dónde salió el sujeto y qué es lo que quiere); la parte del terrorista contada a través de los ojos de Evey y la parte del sistema… pues por los ojos de la gente del sistema.
Además, como buena novela, trae alrededor pequeñas historias que muestran cómo el poder aliena… el origen de V, por otro lado, se mantiene como un misterio hasta ya avanzada la novela y Moore lo revela no como un cliché comiquero (es clásico el comenzar una historieta de superhéroes, se explique su origen) sino como una necesidad para darle continuidad al texto, meter al lector de lleno en el embrollo y enfilarse al desenlace (esto, casi a media novela).
En el prólogo a la compilación (fue publicada originalmente en formato de mini serie en tomos mensuales) Alan Moore dije que no hay personajes alegres en V de Vendetta “y es para gente que no le cambia a las noticias” cuando aparecen en la televisión y sí, el texto es complicado, las referencias son de corte intelectual y no cualquiera la puede disfrutar (de ahí que auguro un sombrío destino a la película que sobre el cómic se va a hacer).
Aunque tiene una gran similitud con la novela 1984 de George Orwell, situada también en una Gran Bretaña totalitaria, V de Vendetta se sostiene por sí misma por el intrincado universo que Moore fabrica. No solamente las instituciones del Estado, las personas en él sino las vidas de uno que otro ciudadano común (como Evey, que luego se envuelve en una situación extraordinaria) y la situación que lleva a V a convertirse en V sin que nunca se revele su nombre ni quién demonios es (eso sí se los adelanto).
Así como la primera referencia al día de Guy Fawkes, hay detallitos que invocan desde la llegada al hombre a la luna hasta alguna canción de los Rolling Stones. Y si bien todo esto hace de cada viñeta algo entrañablemente disfrutable, la palma se la lleva la forma en que Moore construye un totalitarismo 100% inglés.
Hay montones de curiosidades en que, en estos tiempos en que a Estados Unidos lo domina un fascista, resultan muy interesantes. “England Prevalis” es el modo en que se despiden los miembros de la élite en la novela, una forma inglesa del Heil Hitler alemán o el Ave César romano, pero llama la atención la forma en que George W. Bush usa tanto el término prevalecer para justificar su política no solamente de intervención e invasión al extranjero sino hacia el interior, a la intimidad de los ciudadanos americanos y, curiosamente, el enemigo es el terrorismo… que en el caso de la novela, es el camino a una nueva era de libertades.
La lectura es complicada, difícil, cruda, aunque hay tonos alegres en el mundillo que ha construido V para sí mismo, el ambiente es pesimista (todo resumido en una muy muy triste carta escrita por una prisionera de un campo de concetración en un papel de baño). Pero aquellos sistemas son así… aquí en México quizá no nos mueva mucho, pero a los lectores ingleses si les mueve ver su tierra dominada por un sistema así.
Lo genial es que al final, con todo y que se habla de autoritarismo, campos de concentración y terrorismo, V de Vendeta trae un montón de ideas que resultan apetecibles para un lector en un sistema supuestamente democrático y en nuestro caso, en México, es muy recomendable su lectura… porque “los pueblos no deben tener miedo a sus gobiernos… son los gobiernos quien le debe tener miedo a su gente” y la mejor frase de todas, que pronuncia V cuando alguien le dispara a quemarropa… “no hay sangre dentro de esta capa… sólo hay una idea… y las ideas son a prueba de balas”.
Viniendo eso último de un terrorista, resulta una delicia.
Hay un par de ediciones en inglés, en pasta rústica y pasta dura. La publica DC Comics bajo el sello editorial Vertigo, línea que tiene el lema “Para audiencias maduras” que por lo general es un ardid publicitario pero que esta vez acierta pues la lectura es para intelectos maduros… en español alguna vez me topé con una compilación en dos volúmenes de una editorial española; en noviembre 5 se estrena la película, que presume a Natalie Portman como Evey Hammond, creo que con este motivo, Pocket Star Books se lanzó a hacer una adaptación a libro, escrita por un sujeto llamado Steve Moore, que según el abstract que aparece en Amazon.com, ha cambiado el contexto, de la era postapocalíptica a un mundo donde Alemania ganó la Segunda Guerra Mundial.
V for Vendetta
Argumento de Alan Moore, dibujo de David Lloyd
Novela Gráfica
DC Comics / Vertigo Comics