3 jun 2009

Yo volé para el Führer, de Heinz Knoke

Jacobo Bautista




No sé cuándo llegó ese libro a mi casa, pero si a mi me preguntan, siempre estuvo ahí. Me llamaba la atención la portada de la edición en español que tenía (abajo les pongo los datos de otra edición en español y una en inglés) y me llamaba la atención por la ilustración del avión en ella.

No sé por qué me puse a leerlo un día, el inicio me pareció curioso porque el autor, un tal Heinz Knoke, nació en el pueblo de Hammelin, en Alemania, el mismo pueblo que –según cuenta la leyenda– se infestó de ratas, ratas que un flautista sacó del pueblo encantándolas con su música a cambio de una recompensa que el pueblo, a pesar de haber prometido, no le otorgó... luego de lo cual se llevó a todos los niños del pueblo, de la misma forma, encantándolos con su flauta.

Knoke cuenta la visión de un niño, hijo y nieto de policías locales, del fascismo y del encantamiento que producía en su alma al ver a aquellos camisas parda desfilando por su pueblo con gran marcialidad y de cómo, al mismo tiempo que sucumbía al encanto de las juventudes hitlerianas, se enamoró de los aviones y del volar en ellos.

Lo anterior, obviamente, lo llevó a la Luftwaffe, donde hizo su curso de aviación y siguió la instrucción militar, siempre con el temor de terminar en la unidad antiaérea, que eran los que manejaban los cañones que le disparan a los aviones que les iban a bombardear a ellos “que no le atinan nunca a nada” comenta Knoke.

El libro está escrito en forma de diario, un diario que supongo llevaba Knoke durante la guerra y poco antes de ella, escritos que posteriormente fueron editados y formados dentro de un texto que es este libro, con el título algo amarillista porque a fin de cuentas tanto como ‘volar para el Führer’ pues no, en el libro no hay una sola línea que Knoke le dedique al nazismo en sí, a los ideales ni nada, solamente comenta de un evento multitudinario en donde él estuvo entre la muchedumbre, que fue presidido por Adolfo Hitler.

El asunto que hace al libro tan bueno es su formato de diario, así uno puede seguir día a día a un aviador en medio de la Segunda Guerra Mundial, porque obviamente el libro se enfoca en este periodo de la guerra. Comenzamos así con un inexperto piloto en la invasión a Rusia (que le agarra sin esperarlo), ametrallando soldados en la tierra y lamentando el que la fuerza aérea soviética haya sido aniquilada los primeros días en tierra... así que la campaña rusa la pasa Knoke sin un solo enfrentamiento con aviones enemigos.

La mayor parte del libro tiene lugar en Francia, a donde fue destinado Heinz Konke luego de su breve campaña rusa. Resulta ilustrativo que lejos de la carnicería humana que supone la guerra, estos hombres estaban la mayoría del tiempo en un ambiente seguro y esos ratos de ocio en que Knoke da cuenta de juegos de cartas, borracheras y juegos con el perro, mascota del escuadrón, contrastan con los momentos de gran tensión en que abordaban sus aviones (Messerschmitt 109’s) buscando en el cielo aviones enemigos.



El primer impacto a la moral alta de los alemanes, de este alemán en particular, vino cuando se perdió la Batalla de Inglaterra, cosa que al parecer Knoke se resiste a creer, pero luego el libro avanza (recordemos que no es un recuento de la gran guerra y la gran visión de los generales sino la del soldado raso) y van cayendo poco a poco sus amigos y compañeros, van apareciendo en el cielo nuevos y más modernos aviones enemigos que les es más difícil derribar...

Sus amigos van cayendo lentamente, cada día aparecen más bombarderos americanos en el cielo y él mismo es derribado un par de veces (en una cayó encima de alguna montaña y estuvo en el interior de su cabina para no congelarse, hasta que llegó un perro de esos rescatistas por él).

Es divertido también (para muchos lectores apasionados con el tema) leer de los combates aéreos, de sus maniobras y de cómo llenaba a los bombarderos B-17 de balas incendiarias y éstos parecían no inmutarse... luego de más de 50 derribos enemigos (el primero fue un Blenheim sobre el Canal de la Mancha y el último un Mustang sobre Alemania), Knoke se puede considerar con suerte por estar vivo y haber vivido para editar su diario en un libro.

Una acción lo volvió brevemente famoso durante la guerra, al montar en su avión una bomba para bombardear a los bombarderos americanos (la idea había sido de su amigo Dieter Gerhard, muerto unos días antes de poner en práctica la idea), cuando primero lo hizo derribó dos bombarderos de un bombazo, todo un suceso, pero la táctica fue abandonada por impráctica poco después...

Hay una frase en el libro que han citado en cientos de documentales (sin dar el nombre de Knoke) sobre ‘un piloto alemán’ que cada que cerraba la cabina de su avión sentía que estuviera bajando la tapa de su ataúd... la cita muestra el sentimiento de los últimos días de la Luftwaffe, pero, curiosamente, Knoke se refería mucho más al calor que hacía en esa particular etapa de la guerra...

Sé que tiene algunos otros libros, algunos un poco técnicos pues habla más de los aviones que de la vida con los aviones. Este es un libro fascinante, de lectura rápida y, luego de lo que he estado leyendo de los soldados americanos y de lo malo y serviles que eran los alemanes, da gusto leer el lado humano de unos de ‘los del otro lado, los malos’... que hacían lo que les decían solamente, lo mejor posible y con un amor infinito a este asunto de la aviación.

Yo volé para el Führer
Autor: Heinz Knoke
Editorial Multilibros
(Edición en español a la venta a la hora de actualizar esta página)

Edición en inglés
I flew for the Fuhrer
Editorial: Casell Military Paperbacks
ISBN-10: 0304366382

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