Aclamado como uno de los actores más populares de su generación, este inglés ha encontrado un nuevo triunfo en el rol protagónico de uno de los filmes más anticipados del año.
Miguel Cane
Para Colin Andrew Firth (nacido en 1960 y actor profesional desde los 18 años), el dedicarse a la actuación es tan natural como lo es comer o respirar “no sé si me gustaría hacer otra cosa,” señala este británico residente en Roma, que ha trabajado en más de cincuenta filmes – entre ellos la multipremiada Valmont, y las dos cintas basadas en El Diario de Bridget Jones- y que alcanzó la fama internacional al ser uno de los protagonistas de la célebre adaptación que hizo la BBC a la clásica novela de Jane Austen Orgullo y Prejuicio en 1995, miniserie que literalmente paralizó el tráfico en la capital británica al transmitirse su último capítulo (sin importar que la novela en que se basaba fuera una de las más leídas de la historia y que su desenlace fuera del dominio público). Desde entonces hasta ahora, Firth ha visto su popularidad multiplicarse de manera geométrica, algo que parece no afectarle demasiado: “vivo en Roma y ahí puedo caminar tranquilamente por la calle sin que nadie se percate de quién soy. Supongo que tiene que ver con que hago una vida perfectamente normal, sin nada espectacular… ser actor no tiene nada qué ver con ser una celebridad.”
El ser versátil, le ha servido a Firth para verse presente en numerosas cintas de los más diversos géneros: así es como ahora cambia de registro en Un hombre solo (A single man), el debut como director cinematográfico del célebre diseñador de modas Tom Ford, basándose en una novela del célebre escritor Christopher Isherwood (Adiós Berlín), en la que interpreta a George, un profesor universitario de origen británico exiliado al sur de California, homosexual y recientemente afectado por la inesperada muerte de su compañero, que pasa veinticuatro horas contemplando la posibilidad de morir, todo esto en el marco histórico de la crisis de los misiles en Cuba en 1962.
La cinta, realizada de manera completamente independiente, se estrenó hace unos días en el Festival Internacional de Cine de Venecia y en el de Toronto, suscitando un alud de buenas críticas y ovaciones para el diector y su elenco, encabezado por Firth, en compañía de Julianne Moore, Matthew Goode, Ginnifer Goodwin, Lee Pace y Nicholas Hoult. Por su interpretación, Firth obtuvo la Copa Volpi al mejor actor en la Sexagésima Sexta edición del festival. Esta charla tuvo lugar poco antes de su designación al cierre del festival.
¿Cómo llegó el proyecto de realizar Un hombre solo a tus manos?
Tom directamente me contactó. Ya nos conocíamos, de tiempo atrás, pero no pensé que fuera a decantarse por hacer una película, es decir, me sorprendió mucho... pero al mismo tiempo, es lo que me hizo tomarlo aún más en serio – su pasión por esta película es contagiosa, abrumadora. Es su proyecto de principio a fin, él produce, él dirige, adapta, él se pone detrás de la cámara – hacía mucho, mucho tiempo que no veía a a alguien tan involucrado en la creación de un proyecto: no de esta manera, preocupándose por cada detalle. Eso me hizo aceptar desde el principio, eso y el guión, que es uno de los mejores guiones que haya leído, es de la clase de guiones que un actor espera que le lleguen, pero no necesariamente sucede.
Muchos aseguran que este tipo de filmes (de arte, con un tema tan específico como son la homosexualidad y el duelo) son un riesgo, no sólo para el productor y director, también para los intérpretes, por múltiples razones...
Es verdad que no es una película fácil de lanzar, de vender al público. Como te decía, el guión me atrapó, es una historia profundamente humana, llena de aristas, de colores y de sombras. Creo que merece mucho la pena contar esta historia, por que tiene todos los elementos a su favor para llegar la audiencia. No es un melodrama, es una historia más íntima que eso: son veinticuatro horas en la vida de George, un hombre homosexual que está sufriendo, igual que sufre un hombre hetrerosexual. O una mujer, si se quiere, da igual. La cinta dispensa de las etiquetas, en favor de contar una historia más relaconada con la humanidad... y creo que eso es lo más importante. Así que sí, es un riesgo, pero es uno de esos que valen la pena.
Tú encarnas a George, y la cinta prácticamente está contada a través de tus ojos ¿que sientes que aportaste al personaje? ¿Qué te dejó él cuando concluyó el rodaje?
Soy actor. Me gusta interpretar roles distintos. En el caso de George, fue una fortuna poder encarnarlo: es la clase de personaje con el que sueñas toda la vida, pero rara vez tienes oportunidad de interpretar. Cuando hablé con Tom la primera vez, luego de leer el guión, ya había leído la novela de Isherwood y uno de sus volúmenes de memorias - la novela en sí es una especie de semiautobiografía ficticia, en la que Isherwood se reflejaba a sí mismo, especulando en una situación que no llegó a vivir, es decir, perder a su pareja. Es algo durísimo, y como George lo vive, es impresionante. Tener que adentrarte en esa espesura de dolor, es algo que exige mucho emocionalmente y no sólo durante los días que dure el rodaje: mira, filmamos ésta en noviembre y diciembre y aún hoy sigo pensando en ella, en el dolor de George. Te humaniza, ¿sabes? Te hace sentirte más cercano a otros seres humanos, al sufrimiento que tienen. Eso me dejó; una sensación de empatía con mis congéneres. Y sobre lo que yo haya podido aportar... pues eso queda aparente en la actuación. Hay mucho de mí, sí, pero todo es un trabajo de equipo, con Tom, con Julie, con Matthew y el resto de mis compañeros.
Este es el papel más fuerte y demandante que has interpretado en años. ¿Supones que atraerá un reconocimiento a tu carrera y a tu persona, considerando que sueles esquivar las trampas de la fama de manera tradicional?
Sí, George es el personaje más duro de mi carrera hasta ahora, o al menos en esta etapa: no es un héroe, no es un villano. Es un hombre ordinario, en una situación dolorosa y reveladora, en un mundo al borde de un cambio irreversible. No lo tomé pensando en si podría resultar en reconocimientos o no. Yo no guio mi carrera de ese modo – si fuera asi, supongo que no viviría en Italia, manteniéndome alejado de los reflectores. Lo hice porque quise, porque sentí la imperiosa necesidad de hacerlo y punto. Es verdad eso que dices, la fama no es lo mio. No me gusta, no se quién la busca mediante su oficio y tampoco por qué. No me lo puedo explicar, no lo concibo. Yo puedo entender que el ego te haga sentir más poderoso y querer sentir el respeto de los demás. Como actores, todos somos un poco exhibicionistas, pero procuro ponerle un límite a lo mío. Yo no soy un ambicioso y esa no es mi dirección. Como actor disfruto con el reconocimiento, pero no me molesto en preocuparme por conseguirlo.
¿Cuál crees que sea el secreto de tu éxito profesional?
Soy muy afortunado. Puede que sea por que desde el principio, me interesé por los roles secundarios en lugar de los protagonistas porque es más fácil empezar por abajo e ir poco a poco para no quemarte en la pantalla. Y tengo un rostro flexible. Ponme un bigote y soy otro, cambia mi voz y soy otro… y eso ayuda. Lo que siempre me interesó fue hacer otros personajes, ser otras personas. Disfrazarme. Te digo, no me importa la fama, si no el poder transformarme. De ese modo, trabajo y me divierto. Y si para ganarte la vida haces lo que te divierte, entonces no necesitas ni la fama ni la celebridad ni nada de eso. Con tu oficio y desempeño basta y así puedo darme el lujo de llevar una vida perfectamente normal, al margen de todo eso que llaman 'show business', que muy poco o más bien nada, tiene que ver conmigo.