Miguel Cane
Considerado una figura casi mitológica gracias a sus interpretaciones en filmes como Taxi Driver, Toro salvaje, Buenos muchachos – todos estos realizados en mancuerna con Martin Scorsese-, 1900 y El Padrino, parte II, todos parte de una filmografía extensa y en su mayor parte admirable, Robert DeNiro (nacido en Nueva York en 1943) es un actor que pocas veces se acerca a los medios de comunicación, pero cuando lo hace, procura ser preciso en sus respuestas y atento al escuchar las preguntas.
Es más cordial de lo que se esperaría – su reputación de huraño lo precede y no es del todo cierta- y de su mas reciente película, Están todos bien, una nueva versión estadounidense de la cinta de Giuseppe Tornatore estelarizada por el legendario Marcello Mastroianni, reconoce que ha sido una de las más personales y cálidas que ha interpretadoen mucho tiempo y esto le agrada ya que explora una faceta de su carrera que no es muy habitual: "en años recientes existe esta idea de que interpreto a tipos duros, pero en este caso, siento que hay algo más que eso, una dimensión extra del personaje que lo hace más fácil de reconocer para el público”. La cinta muestra las aventuras y desventuras de un patriarca viudo que atraviesa los Estados Unidos para reunirse con sus cuatro hijos adultos durante la temporada navideña. Conocido por su meticulosa preparación a la hora de interpretar a sus personajes, De Niro reconoce que no necesitó estudiar en exceso para meterse en la piel del padre, Frank Goode, pues “en cierta forma, como hijo y como padre, he vivido cosas similares en la vida real”.
¿Es cierto que fue idea suya participar en la cinta cuando supo que era una versión del filme realizado por Tornatore en 1990?.
Sí. Leí el guión y me reí tanto que le dije a mi agente: “hagamos esta película. Yo interpretaré al protagonista”.
¿No le preocupó el hecho de que fuera, específicamente un remake? Esto es algo que se ha popularizado mucho en Hollywood en las últimas dos décadas.
Ya había hecho un remake, el de Cabo de Miedo, con Scorsese. De hecho, no era un remake, sino un nueva adaptación de una historia. Lo mismo pasa con esta. No tiene realmente nada qué ver con la película de Tornatore, excepto en que parte de una misma anécdota, pero los personajes son diferentes, tienen otro enfoque y el desarrollo es diferente también. Digamos que es una historia similar, con unos mismos valores, pero me gustaría pensar que es también muy personal. Hacer estas cosas forma parte de trabajar en Hollywood. Todos formamos parte de la misma industria, aunque cada uno tenga perspectivas distintas de su trabajo. Yo protagonizo esta película porque me parecía un proyecto muy inteligente y cálido. Una historia de familia que me daban muchas ganas de contar.
¿Recurre de algún modo a experiencias de su vida personal a la hora de escoger personajes?
Obviamente, recurro a mi propia experiencia para interpretar mis personajes. Eso hace que el trabajo sea más personal. En el caso de Frank Goode, me resultaba interesante que fuera un hombre que por cuatro décadas había trabajado de manera incansable para sostener a una familia con la que le unen lazos afectivos genuinos – él sin duda ama a sus hijos- pero no los conoce. Esto me pareció relevante para nuestros tiempos; hay muchos padres que no se dan tiempo de conocer a su prole hasta que son adultos y esto da pie a muchos conflictos que se reflejan aquí. Creo que el guión es cándido en ese aspecto y busca evitar la manipulación. Frank Goode es un personaje con fallas, pero creo que esas mismas fallas, al igual que las de sus hijos, toda vez que salen a la luz, los vuelven más humanos, más entrañables.
¿Como intérprete usted se enfrenta de modo distinto a la comedia que al drama?
Cada película es un universo en sí misma. No todas las comedias son iguales. Por ejemplo en esta película, que podría ser vista como una comedia, hay más drama que en La familia de mi novia, que es una película cómica y extrapola para lograr la risa. La gran diferencia está en el tiempo que uno invierte en cada filme. Con ciertos dramas tienes que estudiar el personaje, conocer su educación, su historia, el entorno donde se mueve. Otras películas, como ésta son más fáciles porque conoces perfectamente el personaje. Yo conozco a Frank Goode, creo que todos alguna vez hemos conocido, o hemos sido alguien como él.
¿A usted le preocupa cómo le percibe el público de una película a otra?
La verdad es que no. Creo que es algo que nunca me ha importado, ni para bien ni para mal. Siempre habrá gente que me critique por interpretar comedias, pero es algo que me divierte mucho y como actor nunca he buscado limitarme. Hago lo que me gusta.
Recién firmó un contrato con la CBS para producir tres series de televisión que se rodarán en Nueva York ¿Qué tipo de series le interesa llevar a la pequeña pantalla?
Vamos a producir tres series en Nueva York completamente diferentes. No puedo revelar mucho más. En lo personal, a mí no me gusta la televisión, pero cuando se presentó la oportunidad de producir esos proyectos, me pareció una buena idea. Hoy en día los mejores guionistas escriben para la pequeña pantalla; ahí tienes series como Los Soprano, o Dexter. El próximo otoño sabrán más.
Usted estuvo en tratamiento por cáncer de próstata hace dos años ¿la cercanía de la muerte le obligó a cambiar su forma de ver la vida?
Sí. Ahora ya no dejo nada para mañana. Si pienso en hacer algo lo hago en el momento, ya no lo dejo pasar. No me privo de nada. Uno piensa que tiene diez años para llevar a cabo un proyecto, y yo, ahora, después de mi enfermedad, soy muy consciente del tiempo. Hay que vivir en el presente.
¿Habrá un reencuentro con Martin Scorsese?
Hay planes. Hay un par de proyectos que Martin y yo queremos llevar a cabo y que están en manos del guionista. Pero tenemos un plan aún más ambicioso con otro filme que está escribiendo Eric Roth. El próximo año volveremos a trabajar juntos en dos películas. Ya verán. Yo estoy muy satisfecho de volver a trabajar con mi amigo.
Su relación con los medios de comunicación suele ser más bien ambigua. ¿A qué diría usted que se debe esto?
No sé si debo decir esto. Qué más da... Mira, yo creo que actualmente, en América, los medios son como un gran dinosaurio con una cola que se mueve de un lado para otro y puede pegarle a todo indiscriminadamente. Golpea, golpea y sigue golpeando, cosas buenas y cosas malas. Eso forma parte de la libertad de prensa. ¿Qué le vamos a hacer? Algunos medios son honorables, tienen equipos profesionales, buena gente, gente inteligente que se interesa por el trabajo que haces y busca hacer preguntas que se adaptan a esto. Por desgracia, ustedes son minoría ante la oleada incesante de seudo periodistas frívolos y estúpidos que sólo buscan explotar la vida ajena. Yo no discuto mi vida privada con nadie, no me interesa hacerlo. Solo hablo de los temas que me interesan y que me parece de cierta importancia compartir. No todos los medios comprenden esta posición y prefieren señalarme como un ogro. No lo soy. Es sólo que mi trabajo es lo único que debe importarles y eso es todo.