Cosa seria
Miguel Cane
No resulta nada difícil reconocer la personalidad de los hermanos Coen detrás de Un Hombre Serio, su más reciente filme, que ostensiblemente recupera la verdadera esencia del dúo norteamericano y tras unos años en que su filmografía se ha nutrido de cintas que han estado algo por debajo del genio de unos directores con tanto potencial.
Tras la seriedad de la irregularmente notable No es País para Viejos (sobrevalorada en su conjunto, que no por partes) y la ligereza de Quémese después de leerse (un simpático pasatiempo, no más), los Coen vuelven a su terreno de juego predilecto con esta comedia negra, por calificar de alguna manera, género que han ayudado a desconfigurar y reformular continuamente durante toda su carrera. Es aquí donde su talento mejor luce ante una cámara, extrayendo con maestría las gotas de humor directamente del corazón del drama, o a la inversa, reposando el drama sobre los hombros de la comicidad más pura, todo ello con la naturalidad propia de la vida en sí, ácida existencia totalmente alejada de una etiqueta. Los Coen cuando resultan imprevisibles son tan notables cineastas que logran el casi imposible de hacer evolucionar su obra conforme ésta avanza.
Ya desde su desconcertante prólogo, que aparenta no tener absolutamente nada que ver con el resto de la película, el planteamiento reflexivamente jovial de los hermanos Coen fluye con plena eficacia. El film es todo un prodigio narrativo fundamentado en un no menos excelente guión, una a la par tan ligera como profunda reflexión sobre la vida, un surtido variado de ideas mezcladas pero no revueltas, caóticamente estructuradas pero con la solidez dramática de una comedia ligera, y un dulce tan golosamente sencillo a simple vista como aparenta su acidez y mordaz concepción, pero que sin ello deje de resultar complejamente gustoso. Y es que nuestra forma de experimentar la realidad depende directamente de nuestra propia noción del mundo, de ahí que una idea tan simple puede tener unas posibilidades tan complejas como variables a cada mínima decisión.
De esto trata básicamente la cinta, y rematan todo el conjunto con un gran reparto, donde todos y cada uno de sus integrantes destaca, sin dejar de mencionar los también sobresalientes trabajos de Jess Gonchor (diseño de producción), Carter Burwell (compositor del 90% de los trabajos de los Coen) o el editor Roderick Jones.
En definitiva, los Coen parece que han vuelto de al 100%, tal vez demasiado y por eso su alcance se limite a una cierta condescendencia artística y no sea la oportunidad propicia para no iniciados, o tal vez pueda resultar demasiado “judía” para algunos que no pesquen las referencias humorísticas y culturales, aunque lo magistral, no se lo quita nadie.
Un Hombre serio/A Serious Man
Con: Michael Stuhlbarg. Richard Kind, Fred Melamed y Sari Lennick.
Director: Ethan Coen, Joel Coen
Estados Unidos, 2009
Miguel Cane
No resulta nada difícil reconocer la personalidad de los hermanos Coen detrás de Un Hombre Serio, su más reciente filme, que ostensiblemente recupera la verdadera esencia del dúo norteamericano y tras unos años en que su filmografía se ha nutrido de cintas que han estado algo por debajo del genio de unos directores con tanto potencial.
Tras la seriedad de la irregularmente notable No es País para Viejos (sobrevalorada en su conjunto, que no por partes) y la ligereza de Quémese después de leerse (un simpático pasatiempo, no más), los Coen vuelven a su terreno de juego predilecto con esta comedia negra, por calificar de alguna manera, género que han ayudado a desconfigurar y reformular continuamente durante toda su carrera. Es aquí donde su talento mejor luce ante una cámara, extrayendo con maestría las gotas de humor directamente del corazón del drama, o a la inversa, reposando el drama sobre los hombros de la comicidad más pura, todo ello con la naturalidad propia de la vida en sí, ácida existencia totalmente alejada de una etiqueta. Los Coen cuando resultan imprevisibles son tan notables cineastas que logran el casi imposible de hacer evolucionar su obra conforme ésta avanza.
Ya desde su desconcertante prólogo, que aparenta no tener absolutamente nada que ver con el resto de la película, el planteamiento reflexivamente jovial de los hermanos Coen fluye con plena eficacia. El film es todo un prodigio narrativo fundamentado en un no menos excelente guión, una a la par tan ligera como profunda reflexión sobre la vida, un surtido variado de ideas mezcladas pero no revueltas, caóticamente estructuradas pero con la solidez dramática de una comedia ligera, y un dulce tan golosamente sencillo a simple vista como aparenta su acidez y mordaz concepción, pero que sin ello deje de resultar complejamente gustoso. Y es que nuestra forma de experimentar la realidad depende directamente de nuestra propia noción del mundo, de ahí que una idea tan simple puede tener unas posibilidades tan complejas como variables a cada mínima decisión.
De esto trata básicamente la cinta, y rematan todo el conjunto con un gran reparto, donde todos y cada uno de sus integrantes destaca, sin dejar de mencionar los también sobresalientes trabajos de Jess Gonchor (diseño de producción), Carter Burwell (compositor del 90% de los trabajos de los Coen) o el editor Roderick Jones.
En definitiva, los Coen parece que han vuelto de al 100%, tal vez demasiado y por eso su alcance se limite a una cierta condescendencia artística y no sea la oportunidad propicia para no iniciados, o tal vez pueda resultar demasiado “judía” para algunos que no pesquen las referencias humorísticas y culturales, aunque lo magistral, no se lo quita nadie.
Un Hombre serio/A Serious Man
Con: Michael Stuhlbarg. Richard Kind, Fred Melamed y Sari Lennick.
Director: Ethan Coen, Joel Coen
Estados Unidos, 2009