12 mar 2010

El insólito retorno de Kenneth Branagh

Hace veinte años tomó por asalto el cine como actor y director. Ahora retorna a la TV – que lo vio iniciarse- encarnando al célebre detective Kurt Wallander en la serie basada en las exitosas novelas de Henning Mankell.

Miguel Cane

Kenneth Branagh at the London premiere of Warner Brothers' Harry Potter and The Sorcerer's Stone


Kenneth Branagh puede ser calificado como un grande del cine – su trabajo le ha costado y la carrera que tiene no se la ha regalado nadie-, pero no se mueve como cualquier otra estrella de cine. Hay algo en él (será su origen modesto en Irlanda de Norte, donde nació en 1960) que parece rechazar la arrogancia, como si pasar por alfombras rojas, hablar con periodistas, sacarse fotos ante decenas de paparazzi, le diera pudor. Como si no le importara ser famoso. Muy poco afectado y de carácter jovial, el director protagonista de Enrique V, Volver a Morir, Labores de amor perdido, la más memorable versión fílmica de Hamlet y Frankenstein regresa a la televisión, donde inició su carrera, con una serie de prestigio en formato de películas para la BBC de las novelas de Henning Mankell, el exitoso novelista sueco, sobre el inspector Kurt Wallander.

Kenneth Branagh at the 64th Annual Venice Film Festival Sleuth Premiere


Promoviendo su aparición protagónica en Wallander – que le ha valido el reconocimiento del público y nominaciones al premio BAFTA y Globo de Oro- habla de todo sin ruborizarse, de manera muy directa, sin rodeos. Él es quien es y punto. Y eso es lo que le ha valido un respeto en los medios, a los que siempre ha visto con una cierta reticencia y no duda en decirlo. “no sé nunca qué decir. No suelo hablar de mi vida privada y la verdad es que tampoco tengo una vida privada de la que se pueda decir algo (desde su divorcio de Emma Thompson en 1995 y su separación de Helena Bonham-Carter en 2001, se ha mantenido al margen de la prensa rosa; está casado con la directora de arte Lindsay Brunnock, desde 2003). A veces creo que como ‘celebridad’ en estos tiempos, debo resultar terriblemente decepcionante. Y eso me gusta, lo aprecio. Eso significa que nos dejan a mi familia y a mí, en paz.”

Hablemos de Wallander, la serie que protagoniza...
Por supuesto. Eso no me molesta. Hablar de mi trabajo. De hecho, hacer la serie ha sido muy divertido.

De una forma bastante original para ser una saga policiaca, su personaje queda definido al principio por su amor a su hija, Linda, y su peculiar sentido del humor y del honor, más que como un operativo de la policía de Suecia. ¿Fue eso lo que le atrajo del papel de Wallander, que resulta más antihéroe que otro tipo de personajes?
Sí, eso fue lo que inicialmente me gustó. La idea de poder trabajar en una serie que tuviera un buen ritmo y con alto valor a nivel emocional. Era algo que yo no había hecho en un buen tiempo y me pareció interesante. Leí los libros de Wallander en un mes, y me fascinó. Tiene muchas texturas, muchos niveles y recovecos. Por encima de todo, vemos a Wallander como un padre que adora a su hija –interpretada por Jeany Spark- con la que le cuesta comunicarse. Pero también es un hombre desaliñado, deprimido, con una socarronería excepcional, una relación complicada con su padre – interpretado por David Warner- y en suma, un amasijo de contradicciones, que ama su trabajo y sabe cómo resolver los casos que le apasionan, si bien no se vale de los métodos más ortodoxos.

Kenneth Branagh 2007 Toronto Film Festival


La mayoría de sus personajes a lo largo de su carrera poseen esa clase de contraste: una humanidad que permea a un personaje que podría ser heroico, pero no se lo permite a sí mismo. ¿Podríamos decir que es su sello personal?
¿Te parece? (Lo medita un poco y sonríe) La verdad es que no tengo una opinión al respecto. Yo actúo con aquello que la naturaleza me ha dado, y para ser sincero, nunca he hablado con nadie, sobre por qué me eligieron para el papel. Pero tiendo a sentir atracción por personajes que son genuinamente humanos, lo que significa que poseen una compleja gama de sentimientos, algo que también posee Wallander en esta serie de telefilmes. Hay una evolución en el personaje, hay muchos niveles, y es un placer poder examinarlos todos. Es un poco como un personaje Shakespeareano, que por otra parte, me encantan: no todo lo que Wallander es, es lo que deja ver a los demás.

Desde su debut en cine en 1983, ha trabajado a ambos lados de la lente. ¿Pensó en dirigir algún episodio de la serie?
No. En esta ocasión me he involucrado totalmente como actor. Ha sido una forma de concentrarme en todos los detalles del personaje, pero sin la presión que implica la preparación de cada plano, el montaje de cada escena, todo lo que conlleva las dos partes del rodaje. Hacer las películas de Wallander, que filmamos en secuencia y una tras otra, fue casi como estar de vacaciones. Hicimos locación en Suecia, luego completamos en Londres los interiores. Fue muy relajante, aún si estaba en casi todas las escenas. Me gusta concentrarme en ser sólo un actor a veces.

Es la primera vez en veintidós años que trabaja en televisión ¿Fue muy diferente a sus experiencias anteriores?
La verdad es que me sorprendió mucho la manera en que ha evolucionado el formato. Cuando hice Fortunas de Guerra, en los 80, era muy diferente. Pero además ese era un proyecto muy ambicioso, con ambientación de época y muchas locaciones, en Grecia, Hungría y Egipto. Fue un rodaje agotador. En comparación, Wallander se siente casi como un rodaje independiente, aunque hubiera muchos recursos: el equipo era más dinámico ahora, menos numeroso, y hubo más agilidad.

Kenneth Branagh as Professor Gilderoy Lockhart in Harry Potter and The Chamber of Secrets


Cuando repasa su carrera, ¿qué es lo primero que piensa? ¿Cómo ve el futuro? ¿Habrá más Wallander, tal vez?
Mira, cuando eres actor, tú sabes, lo que uno trata es de hacer siempre las cosas un poco mejor que la última vez. Por eso uno sigue. Ese es el objetivo. Cuando vi esta serie terminada, fue una experiencia muy peculiar. Es lo más alejado de mí que jamás haya hecho y al mismo tiempo, es algo que tiene mucho esfuerzo de un equipo muy grande. Creo que cada rodaje es un aprendizaje… y creo en disfrutar lo que haces al máximo, si no fuera así, dime… ¿cuál sería el motivo? Veo el futuro como siempre pleno de oportunidades distintas, y quiero seguir viendo hasta dónde puedo llegar. Habrá más Wallander. Ya hicimos seis películas que constituyen dos temporadas de la serie. Son nueve novelas, una por cada letra del nombre (sonríe), así que sí, habrá una nueva serie de Wallander, pero tendrá que esperar a que yo termine de rodar Thor, que se filma este año...

¿Qué puede adelantarnos sobre Thor, precisamente?
Nada. Lo siento. Por contrato no puedo hablar. Si dijera algo, Nick Furia [un personaje de la Marvel Comics] vendría y me metería un plomazo. Sólo puedo decirte que estoy muy entusiasmado como director y que espero que sea tan mágico para el público, como nos ha parecido a los involucrados en la pre-producción. Y eso, mi amigo, es todo lo que puedo decir sobre ese proyecto en particular.

¿Qué es lo que más y menos le gusta de esta carrera suya?
Para mí, el lado más negativo de mi trabajo es la fama, que te hace perder un poco la libertad. Es un precio muy alto que tienes que pagar. Por suerte, me las arreglo para pasar desapercibido por el mundo, de forma natural. Para un actor es muy importante observar, comprobar cómo se desenvuelve el ser humano en la vida cotidiana para después poder reflejar eso en las películas. Es una desventaja tremenda no pasar desapercibido y observar, sino convertirse en el observado. Y no soy tímido, simplemente soy precavido, ¿sabes? Lo que más me gusta, es la sensación de satisfacción que me queda cuando hago un trabajo bien hecho y éste se traduce en el placer de terceros. Que un chiquillo o un adulto, así como tú, se me acerque y me diga que le ha gustado mucho tal o cual proyecto que yo haya realizado...

¿Hamlet, por ejemplo?
Sí, (sonríe) por ejemplo, es algo que personalmente me llena de satisfacción. Tal vez sea algo tonto, no lo sé, pero sí sé que me compensa. Y mucho. Es lo que más me gusta del aspecto público de ser actor.







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