19 mar 2010

Emma Thompson ataca de nuevo

Vibrante, humorística, inteligente y amena, la actriz regresa a la pantalla con uno de sus personajes preferidos.

Miguel Cane


Algunas veces, los actores y actrices coinciden en señalar que quizá la parte más difícil de una película para ellos, no es el rodaje en sí, si no el tener que promoverla. Algunos buscan la manera de eludir el compromiso de acercarse a la prensa, a la que parecieran tener fobia. Pero hay otros que no sólo asumen esto como parte de su trabajo, también buscan que sea una experiencia amable para los involucrados. El caso de Emma Thompson (Londres, 1959), dos veces ganadora del Oscar – como mejor actriz por Regreso a Howard's End en 1992 y mejor guión adaptado (en tándem con Jane Austen, tal como suele decir) por Sensatez y Sentimientos, en 1995-, es de esos.

Sencilla, elegante y jovial, se reúne con la prensa para presentar El Regreso de la Nana Mágica, cinco años después de haber logrado un éxito notable con la primera película de la saga, que ella escribe y produce y donde vuelve a meterse en la piel de Nanny McPhee, una estricta niñera con un físico horroroso que hace uso de la magia para ganarse a unos niños malcriados. Aunque de malcriada, ella no tiene nada. Insiste en el tuteo “¡Qué tal, soy Emma!”, bromea para romper el hielo y en caso de haberla entrevistado antes (Milenio Semanal lo hizo en 2009), es como reanudar una conversación con una mujer amena, inteligente y muy simpática, que bromea, gesticula, se ríe y se despoja de cualquier atavismo de 'celebridad' que pudiera tener. Es parte de su trabajo, afirma, pero eso no quiere decir que tenga que ser una estirada, cuando lo que le interesa es conectar con el público – en este caso los padres- para que vean la película y mostrar que es una persona igual que cualquier otra.



Cinco años después de la primera película vuelves a convertirte en Nanny McPheee. ¿Te daba miedo volver a las interminables sesiones de maquillaje? Verrugas, diente postizo, narizota…
¡Oh, señor, es verdad! Es lo único que no tomé en consideración hasta que llegué al set, fresca como la mañana y me recuerdan, “Emma, a maquillaje” y entonces, ¡huy! Aunque ha sido un poco más fácil que la primera vez, ni siquiera tuvimos que hacer el molde porque ya teníamos la nariz. Me la probé y dije: ¡Me entra todavía! Mi nariz no ha cambiado y con los dientes pasaba lo mismo. Ha sido mucho más rápido, la primera vez tardábamos dos o tres horas pero ahora en una lo lográbamos. Aunque debo confesar, que eso es lo mismo que tardo en ponerme más o menos decente para aparecer así, como me ves ahora.


Es difícil no verte guapa pero en Nanny McPhee lo consigues. ¿Crees que tu secreto, tal y como ocurre en la película, es que según te quieren más guapa estás?
¡Claro! ¡Es que esa es verdaderamente la idea de la película! Reforzar la autoestima de los niños. Las verrugas van desapareciendo cuando los niños consiguen una armonía emocional y te ven más guapa. Las verrugas y la nariz representan el caos de estas personas dentro de su corazón, más que la fealdad.


¿Y el aspecto de la disciplina en los niños?
Creo que es importante. La idea es la de llevarlos de la mano a tener una relación más cooperativa, sin cargarles la mano. Por supuesto, es una película, y una fantasía. No pretendemos educar, pero tal vez si algún padre o madre decide ser creativo y tomar alguna idea, pues entonces habrá servido a un propósito mayor al de entretener y eso estaría bien. O al menos eso es lo que me gusta pensar.

El guión es realmente divertido y ocurrente, ¿tu etapa como madre te ha ayudado para inspirarte para poder trabajar este tipo de historia?
Si, creo que sí. La verdad es que escribí el primer guión cuatro años antes de tener a mi hija, Gaia. Pero ser madre ayuda mucho porque esta segunda película se centra en una madre que está sola, en plena Segunda Guerra Mundial y que no puede más y que no tiene tiempo para sí misma. Y no es que por tener una hija no tenga tiempo para mí, pero sí pude identificarme con la idea: con un rodaje o dos, hay días en los que sólo tengo ganas de arrastrarme a la cama y decirle a mi marido “Greg, cariño, sé un dulce y apaga la luz”, pero tengo obligaciones como mamá que no puedo comprometer por mi trabajo. Mi madre hacía lo mismo que yo [es la actriz de teatro y cine Phyllida Law] y yo no tengo razón para no seguir su ejemplo. Procuro estar cerca de mi hija todo el tiempo posible y compartir con ella todos los momentos que puedo. Aunque debo decir que ¡anoche tuve tiempo para darme un baño de burbujas yo sola! ¡Y fue maravilloso!


Tienes cincuenta años y en tus propias palabras, te encanta. Es de suponer que a ti para nada te preocupa el paso de los años...
¡No, no! No me preocupa, porque yo puedo interpretar a Nanny McPhee hasta que tenga ochenta años. ( Se ríe) Aunque el problema es que ella no envejece...Tengo que encontrar un remedio. Tal vez pueda ser Granny McPhee.

La última vez que estuviste en España pedías un papel, aunque fuera pequeño, en una película de Almodóvar. ¿Sigues esperando su llamada, o ya se puso en contacto?
Se lo he suplicado, me he puesto de rodillas (carcajadas) le he dicho que puedo interpretar a una inglesa loca que habla español con acento inglés, pero nunca me llama. Por favor, que alguien le diga que me llame, trabajaré por muy poco dinero [esto lo dice en español, con fuerte acento inglés]. Me encantan sus películas, de verdad, es un maestro, un genio.

Guionista, actriz, productora…¿Se podría decir que estas películas de 'La nana mágica' son las que más te han gustado de tu carrera o en las que más empeño has puesto?
Es una pregunta interesante, es cierto hay que poner todo de tí para hacer estas películas. Nunca he tenido que trabajar tanto, la gente piensa que al ser una película familiar no es en absoluto complicada, pero lograr que una película sea sencilla y profunda a la vez es ago muy, muy difícil, que sea divertida y dramática es muy difícil. Creo que tienes razón, no es sólo la película que más me gusta sino que es la película en la que he dado todo y sobre todo en la que más pasión he puesto.

¿Televisión?
Sí, si el proyecto me atrapa y me enloquece, y me hace decirle a Greg, “mi vida, te dejo por este tiempo, porque voy a trabajar, pero volveré”, desde luego. Mi marido y mi hija son una fuente de cariño y calidez. Lo que fuera, siempre y cuando me haga sentir que es algo que puedo hacer con pasión. Estoy consciente que hay papeles que ya no podré hacer, pero no me arrepiento. He hecho lo que he querido cuando he querido y como he podido. Y me gusta y me hace sentir muy satisfecha en algunos aspectos e inquieta en otros.

¿Eso quiere decir que seguirás incansable?
No sé si incansable. Soy humana. Pero mi madre es un gran ejemplo para mí, así que, ¿por qué no? Mientras pueda, seguiré volviendo. Hay cosas que no puedo dejar de hacer. ¡Qué mal hábito el mío! ¿No crees?

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