Tiene 25 años y se ha convertido, en tiempo récord, en una de las figuras más reconocidas en el mundo de la farándula internacional protagonizando éxitos como Iron Man 2, aunque asegura que en el fondo, es una muchacha igual que todas.
Miguel Cane
Desde que a los doce años fuera descubierta por Robert Redford y posteriormente se viera aclamada por la crítica por su trabajo en la cinta de Sofia Coppola Lost in Translation, Scarlett Johansson ha visto su estrella ascender en el firmamento del show business de modo impresionante.
Ahora, apenas de 25 años, es musa de Woody Allen (con tres filmes: Match Point, Scoop y Vicky Christina Barcelona). Es también el rostro oficial de Dolce y Gabbana y es una de las protagonistas de la anticipada cinta que inaugura la temporada de verano: Iron Man 2, en que comparte créditos con Robert Downey Jr. y Gwyneth Paltrow, por lo que no sólo es una belleza deseada, sino también una de las mujeres que más duro trabajan en Hollywood estos días, ya que si todo lo anterior no fuera suficiente, está casada con el galán canadiense Ryan Reynolds y trata de llevar una vida alejada del glamour, más acorde a su edad “soy una chica como cualquiera. De verdad, eso de ser una movie star es sólo cosa de mi trabajo, pero en la vida real soy muy diferente... ¡hasta tímida!”
No paras de trabajar. ¿No has pensado descansar una temporada?
Sí, mi esposo también me lo pregunta (ríe). Llevo un ritmo de rodajes muy estresante pero del agotamiento salen mis mejores trabajos. De hecho, antes, cuando no rodaba durante más de dos meses me ponía nerviosa, ahora he aprendido a relajarme. Prefiero recuperar energía comiendo bien, durmiendo y viendo mis películas favoritas. También evito asistir a muchos actos sociales. La verdad es que no me gusta el estilo de vida superficial que se supone que debe llevar una celebridad; para otras actrices esta clase de vida puede resultar tentadora, pero no lo es para mí. Yo soy feliz en mi casa.
¿No es Iron Man 2 un giro inesperado en tu carrera?
¿Lo dices porque es una película de acción? Bueno, ¿y por qué no iba a hacerla? Ya había hecho La Isla, y aunque no estuvo tan bien, yo quería probar de nuevo. Leí el guión y me gustó la propuesta; adoro el personaje de Natasha Romanov, la Viuda Negra, y la idea de los aliados rivales me fascinó. Ésas fueron las razones... aparte, claro, de la delicia que es trabajar con Bob (Downey) y Gwyneth, y Don Cheadle y Mickey Rourke... digamos que no pude resistirme a la oferta.
¿Cómo te preparaste para interpretar a Natasha?
Pues Ryan me prestó todos sus cómics de Iron Man y Daredevil y los Vengadores (Risas). Es en serio, quise sumergirme absolutamente en el cómic y en el personaje, que además, no es tan conocido como otras superheroinas, Natasha es sumamente compleja. Así que leí, investigué… durante un mes estuve encerrada, aprendiendo todo lo que pude sobre el personaje, tratando de ser fiel al concepto. Fue fascinante y muy divertido. Demás que descubrí que tengo un marido experto en cómics. (Risas)
¿Cómo resulto el rodaje de una cinta de tanta acción, como esta?
Fue estupendo. A mí me gustan las películas que me representan un reto y éste era el caso. Mi personaje es una mujer complicada con habilidades extraordinarias y siempre he pensado que esas son las historias que vale la pena contar. Además, tenía ganas de trabajar con Jon Favreau como director; había visto la primera parte y me encantó. Este fue un proyecto que yo quise hacer y perseguí al personaje hasta obtenerlo… y te puedo decir que verlo en pantalla es algo muy satisfactorio para mí. Natasha es un personaje que me divirtió mucho. Lo que yo quiero en el futuro es correr riesgos y vivir al máximo. Y hacer esta película me hizo sentir muy viva. Lo disfruté.
¿Te exigió mucho físicamente este papel?
Sí. En las películas de acción que había hecho antes, como La Isla o Eight Legged Creatures, sólo tenía que hacer reacciones, o coreografiar las escenas de lucha y acción… pero aquí es muy distinto. Mi personaje es una mujer, como decía, en circunstancias extraordinarias; es una espía insuperable, con mucha agilidad y muy temeraria, todo lo que yo no soy (risas), entonces tenía que hacer escenas de riesgo más realistas que en La Isla… me tuvieron que enseñar a saltar, a tirar de un arma, a descolgarme… porque no quise que mis stunts los hiciera alguien más. Sólo los muy arriesgados, por cuestiones de producción y seguridad no los hice yo, pero, fue una experiencia muy divertida. ¡Parece fácil! Pero es muy arriesgado. Te digo, al principio no querían (los productores) que yo hiciera, algunas cosas, pero los convencí. ¿Sabes que te puedes volver adicto al peligro? Es una descarga de adrenalina maravillosa cada vez que haces esto y si consigues que quede en una sola toma, es mejor. Así se lo propuse a Jon, “te apuesto un dólar a que tal o cual escena queda en una sola toma”… ¡al final nos debíamos mutuamente mucho dinero! (ríe)
¿Será que habrá una heroína de acción en tu futuro?
Curiosamente, aunque hacer esto me gusta, no me veo a mí misma como una heroína de acción. Creo que hay ciertas partes de mi cuerpo que no se mantendrán tan bien como me gustaría en un futuro. Solo espero que cuando cumpla 45 o 50 años no me propongan hacer esta clase de escenas de nuevo, porque el resultado no va a ser el mismo. No me preocupa que la gente vea como he cambiado con el paso del tiempo, sino que me preocuparía no cumplir con mi trabajo como se debe. Aunque me gusta ser una actriz versátil, eso sí. Además, ahora que lo pienso... si Sigourney Weaver pudo, ¿yo por qué no? ¡Nada está escrito!
¿Seguiste algún régimen especial para ponerte en forma?
La verdad, no tuve ninguno específico, solo lo normal, lo que hago siempre: hacer ejercicio para quemar más calorías de las que suelo consumir. Corro todos los días y hago pesas y Pilates tres veces por semana. Desde hace siete años trabajo con la misma entrenadora física y es genial, consigue que esté bien sin matarme de hambre y sin acabar exhausta, y como bien sin pasarme, porque soy una vergüenza… dame un chocolate y estoy perdida (ríe)
¿Cómo te sientes de ser vista como un moderno sex symbol ...? ¿Es difícil de aceptar cuando se es tan joven?
Si te soy sincera, ni siquiera ahora mismo me siento un sex symbol. Cuando era adolescente tenía muchos complejos y me ha costado mucho superarlos: pensaba que era gorda y que mi voz era fea, nada femenina, y que mis labios eran demasiado gruesos. Pensaba que mi nariz era muy ancha y mis piernas muy cortas. En la actualidad ya he aceptado que nadie es perfecto. Y no creas, no hay que desestimar la labor del maquillaje (estalla en carcajadas). Es bonito recibir tantos piropos y toda esa atención Pero no me creo nada (ríe).
Eres una actriz joven y tienes éxito. Es inevitable que la prensa se “preocupe” por tu vida privada. ¿Cómo llevas eso de la fama?
Yo creo que nadie está preparado para la fama. No hay instrucciones, ¡ojalá las hubiera!. Al principio es normal que los actores pasemos por ansiedad cuando somos objetivo permanente de las cámaras. Es bastante duro ver que un paparazzi te está persiguiendo a todas horas, hasta cuando vas a la tienda a comprar pan. Pero tienes que adaptarte a esa nueva situación. En mi caso, llevo más tiempo dentro la industria de Hollywood que fuera de ella. Si dijera que a estas alturas la atención me agobia, te mentiría. Soy consciente de que eso forma parte de mi profesión. Lo único que pretendo es trabajar y no engañarme a mí misma: esta es la vida que llevo y es lo que hay. Afortunadamente soy algo cínica y eso me ayuda a asumir estas cosas con mayor naturalidad (ríe). Siempre quise ser actriz. Esto es parte del territorio.
¿Cómo te ves a futuro? Apenas tienes veinticinco años...
Actuando. Plena. Con una familia. Estoy contenta con lo que tengo. Espero que mi futuro sea como mi presente… pero no me gusta tampoco anticiparlo mucho ¿sabes? ¡El futuro siempre llega demasiado pronto!