Es considerado uno de los actores más eficientes de Hollywood. Ha trabajado con varios de los directores más importantes de la actualidad y además es un feliz padre de familia.
Miguel Cane
Hace poco más de una década Matt Damon (Boston, 1970) era uno de esos jóvenes actores que esperanzados llegan cada año a la Meca del cine en pos de un sueño, pero ahora con un Oscar (como mejor guionista por Mente indomable) y una larga y brillante carrera-- ha trabajado para Steven Spielberg, Martin Scorsese, Paul Greengrass y Steven Soderbergh, entre otros distinguidos cineastas-, es uno de los nombres más identificables (y rentables) de la industria. Pero además de esto, ha encontrado la armonía en su vida personal y acaba de tener una hija: Stella, la tercera que tiene con Luciana Barroso, su esposa. El nacimiento tuvo lugar al finalizar el rodaje de Más allá de la vida, la cinta que promueve y que se estrena en México este mes de enero.
Matt Damon está contento con cómo se han dado las cosas y no tiene intenciones de ocultarlo. No solo pasa por el mejor momento de su carrera, sino que es una de las pocas estrellas de Hollywood que puede llevar una vida tranquila, en familia, lejos de los ‘paparazzi’. Y la fórmula para lograrlo parece ser simple: llevar una vida ordinaria, como la de cualquier otro, dedicado a la familia y al trabajo. “En realidad no es tan dificil. Solo es cuestión de categorizar tus prioridades y para mí, la fama no es una de ellas. La vida es otra cosa.”
Parte de la temática de su nuevo filme, Más allá de la vida, en el que es dirigido por Clint Eastwood, es una reflexión acerca del destino y de la vida como es vivida: si nuestros actos deciden nuestro destino y si acaso hay algo más allá de la muerte. ¿Es el azar? ¿Es el destino? Damon, aunque asegura que no cree en la predestinación, no deja de pensar en que su felicidad ha estado marcada por algo quizá más allá de lo tangible: un inesperado cambio de locación lo llevó a filmar en Miami una cinta que estaba prevista para Hawaii y en esa ciudad conoció a Luciana, su esposa, que era hostess en un bar al que fue de casualidad una noche. “Ahora no sé si es de ese tipo de cosas que uno construye en retrospectiva. Pero sí recuerdo sentir que era casi como si hubiera un halo que la iluminara en ese momento. ¿Has escuchado cuando la gente dice que ven a una persona en medio de una multitud, y que la distinguen con claridad? Eso fue lo que me pasó con mi esposa, absolutamente, a mí, porque a ella no creo que le pasara (ríe). Pero a mí definitivamente me pasó.”
En Más allá de la vida, Damon interpreta a un personaje que, tras una experiencia cercana a la muerte, busca la manera de ayudar a otros que han pasado por lo mismo, partiendo de una premisa sencilla: el deseo de vivir que lucha contra el destino. Si bien no se trata de un thriller sobrenatural, sí que se trata de un trabajo de rica textura emocional, algo que sorprende al formar parte del canon de su protagonista y su director, ya que ninguno se había acercado a historias de esta temática con anterioridad.
Es poco común que hagas un filme como este ¿Qué te atrajo a Más allá de la vida?
Definitivamente fue por el guión. Es algo completamente distinto, no había leído algo como esto. Eso y la oportunidad de poder trabajar con Clint de nuevo, claro. Estábamos en Sudáfrica, rodando Invictus y me dijo, “oye, ¿te interesaría leer este guión?” lo leí, y le dije que me parecía excelente. Me dijo que bueno, era su siguiente proyecto y que, si yo estaba interesado, podía ser el mío. Ese mismo día arreglamos todo, así de grandes eran mis deseos de volver a trabajar con él. Además de que se trata de una historia muy humana con una serie de preguntas acerca del destino y la muerte, una trama con elementos fantásticos y realistas... pensé que era muy interesante.
¿Cuál dirías que es el principal tema de esta película?
La esperanza, ante todo. Creo que es muy importante como tema en una película como esta, tener algo que pueda no sólo captar el interés por dos horas, sino ofrecer algo a cambio de esa atención: en este caso, creo que la cinta da esperanza, invita a las personas, todas ellas, a que se pongan a pensar acerca de sus vidas. Me gusta la noción de que puedan pensar y debatir entre ellos al salir del cine, acerca de lo que sucede en cierto punto de sus vidas; si hay algo más allá de la muerte, si el sufrimiento es gratuito o tiene una recompensa, cómo sobrevivir al dolor, ¿me explico? Cómo saber si las catástrofes son meros accidentes o si son parte de algo más grande y fuerte que trata de encaminarnos hacia un destino que nos espera. Todas esas preguntas me las plantée mientras rodábamos y espero que le lleguen a los espectadores también.
¿Cómo es la experiencia de tener a Clint Eastwood como director?
Es el director ideal para todo actor, por la obvia razón de que es un intérprete con gran experiencia. Él sabe que uno tiene que trabajar con el personaje, y otorga una total libertad para que tú crees ese personaje. Pero también es muy preciso cuando decide qué imagen va a plasmar, y cómo lo hará. Te indica tu sitio y te deja trabajar. Pero es una calle de doble vía: tú colaboras con él y él contigo. Eso, en un director, es algo riquísimo, porque te permite aprender mucho.
Eres un hombre muy ocupado. ¿Cómo escoges entre géneros y papeles? ¿Siempre te llegan ofertas?
Sí, tengo suerte, siempre me ofrecen cosas, pero no siempre son cosas buenas (risas). En este caso, la familia pesó mucho. Nuestras otras hijas nacieron cuando yo estaba de receso, así que pensamos que esta también, así que planeé todas mis actividades para cuadrarlas en octubre y así tener noviembre libre para la nueva niña, pero el rodaje se extendió un poco, ella se adelantó y los planes se complicaron, aunque todo salió muy bien, al final. Sobre cómo escojo... bueno, pues la verdad es que tengo la fortuna de poder hacer lo que realmente me gusta y lo que me interesa. No sé si podré hacerlo siempre, pero ahora mismo puedo hacerlo y aprovecho cada oportunidad que tengo.
¿Tienes ganas de algún día poder dirigir?
Me lo han ofrecido, y aunque no tengo planes concretos, en términos generales sí, me gustaría mucho. Así que, como cualquier otro aspirante a director, estoy buscando un buen guión para poder filmarlo.
¿Y por qué no escribir tu propio guion? Ya lo has hecho antes...
Eso toma mucho tiempo. Y se necesita, ante todo, una idea. Creo que la manera en que Ben [Affleck] lo ha hecho las últimas veces es muy inteligente: adaptando historias que ya existen y que le gustaron como lector, antes de ponerse al otro lado de la lente, para plasmarlas.
Ahora que mencionas a Ben, ¿han pensado en trabajar juntos nuevamente?
Nos encantaría. Pero es cuestión de encontrar una obra que lo permita. Lo bueno es que él ahora es un director de primera línea, así que… uno nunca sabe (risas).
¿Qué clase de filme te interesaría dirigir?
Bueno, para empezar, algo pequeño, en que el motor sean las actuaciones. Hace años Spielberg me dijo: lo más importante para los directores primerizos es encontrar una historia simple y contarla. Y siempre pienso en él, con Duel que fue genial, con muy pocos personajes y mucha tensión. Así que trataré de encontrar una pequeña película, solo acerca de gente que conversa entre sí… como Gerry, aquella película que hice con Gus Van Sant. Me encantó hacerla.
La vida ha sido generosa contigo, si pudieras pedirle algo, ¿qué sería?
Nada, nada de verdad. Las cosas están yendo bastante bien, estoy muy feliz. Estoy en un punto en mi vida en que siento que, si pidiera algo, me debería partir un rayo por ser tan malagradecido. Así que no le pido nada a la vida. En todo caso, estoy profundamente agradecido.
Miguel Cane
Hace poco más de una década Matt Damon (Boston, 1970) era uno de esos jóvenes actores que esperanzados llegan cada año a la Meca del cine en pos de un sueño, pero ahora con un Oscar (como mejor guionista por Mente indomable) y una larga y brillante carrera-- ha trabajado para Steven Spielberg, Martin Scorsese, Paul Greengrass y Steven Soderbergh, entre otros distinguidos cineastas-, es uno de los nombres más identificables (y rentables) de la industria. Pero además de esto, ha encontrado la armonía en su vida personal y acaba de tener una hija: Stella, la tercera que tiene con Luciana Barroso, su esposa. El nacimiento tuvo lugar al finalizar el rodaje de Más allá de la vida, la cinta que promueve y que se estrena en México este mes de enero.
Matt Damon está contento con cómo se han dado las cosas y no tiene intenciones de ocultarlo. No solo pasa por el mejor momento de su carrera, sino que es una de las pocas estrellas de Hollywood que puede llevar una vida tranquila, en familia, lejos de los ‘paparazzi’. Y la fórmula para lograrlo parece ser simple: llevar una vida ordinaria, como la de cualquier otro, dedicado a la familia y al trabajo. “En realidad no es tan dificil. Solo es cuestión de categorizar tus prioridades y para mí, la fama no es una de ellas. La vida es otra cosa.”
Parte de la temática de su nuevo filme, Más allá de la vida, en el que es dirigido por Clint Eastwood, es una reflexión acerca del destino y de la vida como es vivida: si nuestros actos deciden nuestro destino y si acaso hay algo más allá de la muerte. ¿Es el azar? ¿Es el destino? Damon, aunque asegura que no cree en la predestinación, no deja de pensar en que su felicidad ha estado marcada por algo quizá más allá de lo tangible: un inesperado cambio de locación lo llevó a filmar en Miami una cinta que estaba prevista para Hawaii y en esa ciudad conoció a Luciana, su esposa, que era hostess en un bar al que fue de casualidad una noche. “Ahora no sé si es de ese tipo de cosas que uno construye en retrospectiva. Pero sí recuerdo sentir que era casi como si hubiera un halo que la iluminara en ese momento. ¿Has escuchado cuando la gente dice que ven a una persona en medio de una multitud, y que la distinguen con claridad? Eso fue lo que me pasó con mi esposa, absolutamente, a mí, porque a ella no creo que le pasara (ríe). Pero a mí definitivamente me pasó.”
En Más allá de la vida, Damon interpreta a un personaje que, tras una experiencia cercana a la muerte, busca la manera de ayudar a otros que han pasado por lo mismo, partiendo de una premisa sencilla: el deseo de vivir que lucha contra el destino. Si bien no se trata de un thriller sobrenatural, sí que se trata de un trabajo de rica textura emocional, algo que sorprende al formar parte del canon de su protagonista y su director, ya que ninguno se había acercado a historias de esta temática con anterioridad.
Es poco común que hagas un filme como este ¿Qué te atrajo a Más allá de la vida?
Definitivamente fue por el guión. Es algo completamente distinto, no había leído algo como esto. Eso y la oportunidad de poder trabajar con Clint de nuevo, claro. Estábamos en Sudáfrica, rodando Invictus y me dijo, “oye, ¿te interesaría leer este guión?” lo leí, y le dije que me parecía excelente. Me dijo que bueno, era su siguiente proyecto y que, si yo estaba interesado, podía ser el mío. Ese mismo día arreglamos todo, así de grandes eran mis deseos de volver a trabajar con él. Además de que se trata de una historia muy humana con una serie de preguntas acerca del destino y la muerte, una trama con elementos fantásticos y realistas... pensé que era muy interesante.
¿Cuál dirías que es el principal tema de esta película?
La esperanza, ante todo. Creo que es muy importante como tema en una película como esta, tener algo que pueda no sólo captar el interés por dos horas, sino ofrecer algo a cambio de esa atención: en este caso, creo que la cinta da esperanza, invita a las personas, todas ellas, a que se pongan a pensar acerca de sus vidas. Me gusta la noción de que puedan pensar y debatir entre ellos al salir del cine, acerca de lo que sucede en cierto punto de sus vidas; si hay algo más allá de la muerte, si el sufrimiento es gratuito o tiene una recompensa, cómo sobrevivir al dolor, ¿me explico? Cómo saber si las catástrofes son meros accidentes o si son parte de algo más grande y fuerte que trata de encaminarnos hacia un destino que nos espera. Todas esas preguntas me las plantée mientras rodábamos y espero que le lleguen a los espectadores también.
¿Cómo es la experiencia de tener a Clint Eastwood como director?
Es el director ideal para todo actor, por la obvia razón de que es un intérprete con gran experiencia. Él sabe que uno tiene que trabajar con el personaje, y otorga una total libertad para que tú crees ese personaje. Pero también es muy preciso cuando decide qué imagen va a plasmar, y cómo lo hará. Te indica tu sitio y te deja trabajar. Pero es una calle de doble vía: tú colaboras con él y él contigo. Eso, en un director, es algo riquísimo, porque te permite aprender mucho.
Eres un hombre muy ocupado. ¿Cómo escoges entre géneros y papeles? ¿Siempre te llegan ofertas?
Sí, tengo suerte, siempre me ofrecen cosas, pero no siempre son cosas buenas (risas). En este caso, la familia pesó mucho. Nuestras otras hijas nacieron cuando yo estaba de receso, así que pensamos que esta también, así que planeé todas mis actividades para cuadrarlas en octubre y así tener noviembre libre para la nueva niña, pero el rodaje se extendió un poco, ella se adelantó y los planes se complicaron, aunque todo salió muy bien, al final. Sobre cómo escojo... bueno, pues la verdad es que tengo la fortuna de poder hacer lo que realmente me gusta y lo que me interesa. No sé si podré hacerlo siempre, pero ahora mismo puedo hacerlo y aprovecho cada oportunidad que tengo.
¿Tienes ganas de algún día poder dirigir?
Me lo han ofrecido, y aunque no tengo planes concretos, en términos generales sí, me gustaría mucho. Así que, como cualquier otro aspirante a director, estoy buscando un buen guión para poder filmarlo.
¿Y por qué no escribir tu propio guion? Ya lo has hecho antes...
Eso toma mucho tiempo. Y se necesita, ante todo, una idea. Creo que la manera en que Ben [Affleck] lo ha hecho las últimas veces es muy inteligente: adaptando historias que ya existen y que le gustaron como lector, antes de ponerse al otro lado de la lente, para plasmarlas.
Ahora que mencionas a Ben, ¿han pensado en trabajar juntos nuevamente?
Nos encantaría. Pero es cuestión de encontrar una obra que lo permita. Lo bueno es que él ahora es un director de primera línea, así que… uno nunca sabe (risas).
¿Qué clase de filme te interesaría dirigir?
Bueno, para empezar, algo pequeño, en que el motor sean las actuaciones. Hace años Spielberg me dijo: lo más importante para los directores primerizos es encontrar una historia simple y contarla. Y siempre pienso en él, con Duel que fue genial, con muy pocos personajes y mucha tensión. Así que trataré de encontrar una pequeña película, solo acerca de gente que conversa entre sí… como Gerry, aquella película que hice con Gus Van Sant. Me encantó hacerla.
La vida ha sido generosa contigo, si pudieras pedirle algo, ¿qué sería?
Nada, nada de verdad. Las cosas están yendo bastante bien, estoy muy feliz. Estoy en un punto en mi vida en que siento que, si pidiera algo, me debería partir un rayo por ser tan malagradecido. Así que no le pido nada a la vida. En todo caso, estoy profundamente agradecido.