En los últimos diez años el panorama cinematográfico ofreció de todo; bueno, malo, mediocre y hasta horrendo. Aquí presentamos una lista – muy personal- de algunos filmes representativos de este primer periplo del nuevo Milenio.
Miguel Cane
La primera década del siglo llega a su fin y en materia de cine, sirvió no sólo para confirmar la presencia de directores que se manifestaron en la década anterior -- David Fincher, Tarantino, del Toro, Cuarón, Soderbergh, Lisa Cholodenko o Ang Lee-; también fue marco de referencia para lanzar figuras que han consolidado su carrera – Sofia Coppola, Michel Gondry, Spike Jonze, González Iñárritu, Jonathan Glazer o Chan-Wook Park- y en ella se estrenaron algunas de las cintas más interesantes de algunos grandes maestros contemporáneos – Woody Allen, David Lynch, Almodóvar, Scorsese, Cronenberg o Clint Eastwood-. Sin embargo, ya se sabe que no todo el cine es Hollywood, y en el resto del mundo se hizo cine extraordinario. A manera de colofón para este año, presentamos en este espacio una mirada a diez de las cintas más aclamadas de la década, que al personal criterio de su servidor, representan el mejor trabajo de algunos cineastas y actores en este periodo en la cultura cinematográfica contemporánea.
1. Dogville (Dinamarca-Suecia-Francia-Noruega-Finlandia-Japón-EU-GB, 2003) de Lars von Trier.
El legado teatral de Bertolt Brecht está vivo y bien, corrosivo y brutal en este filme completamente sui-generis de von Trier, agente provocador por excelencia del cine europeo (¿usted aguantó Anticristo hasta el final?). La total ausencia de escenografía sirve para resaltar el notable trabajo de un elenco encabezado por una valerosa Nicole Kidman que, en este filme, se convierte en una Ingrid Bergman para su generación. Cinta que, para bien o para mal, todo espectador encuentra inolvidable.
2. Mulholland Drive: Sueños, Misterios y Secretos (Mulholland Dr. EU-Francia, 2001) de David Lynch.
El creador de Twin Peaks, toma aquí algunos de los elementos temáticos que lo obsesionan – mujeres en problemas, seres siniestros, amoralidad, Hollywood-, para confeccionar la Soap Opera convertida en prodigiosa pesadilla del mito virginal. Esta joya esperpéntica y arrebatadora no sólo es la obra maestra de Lynch, también es el filme que (literalmente) nos descubrió a la formidable Naomi Watts.
3. Los Excéntricos Tenenbaum (The Royal Tenenbaums, EU, 2001) de Wes Anderson.
Este cuento de hadas fracturado para niños heridos en busca de redención, es una de las mejores obras de Anderson y su elenco: nunca estuvieron mejor Ben Stiller, Gwyneth Paltrow y Luke Wilson, como tres hermanos brillantes pero emocionalmente lisiados por un padre ególatra pero muy humano (el increíble Gene Hackman); admítalo: usted también siempre quiso ser un Tenenbaum.
4. Bajo la arena (Sous le Sable Francia, 2000) de Francois Ozon.
La inenarrable diva Charlotte Rampling se entrega como nadie en un tour-de-force actoral como el rostro más humano de nuestro peor terror: al abandono. Ozon se revela como el maestro de la alienación femenina con ésta, su segunda cinta, en la que una esposa se rehúsa a aceptar que la desaparición sin rastro alguno de su marido, represente el fin de su relación. Uno de los más impactantes filmes surgidos del Festival de Cannes.
5. Reencarnación (Birth, EU-GB, 2004) de Jonathan Glazer.
Si Stanley Kubrick hubiera entendido la mística femenina, habría hecho un filme acaso parecido a éste. En el palaciego ambiente de una rica familia neoyorquina, la abrupta revelación de un niño hecha a una joven viuda, da pie a una trama inquietante, exquisitamente realizada. Quizá el momento más memorable de esta cinta sea el plano sostenido por casi tres minutos del rostro de Nicole Kidman, en el que se da un tropel de emociones sucesivas, mismo que pasa a la posteridad como un testimonio a su talento.
6. Promesas peligrosas (Eastern Promises, EU-Canadá-GB, 2007) de David Cronenberg.
Tras varios años de explorar de modo subversivo los aspectos más repelentes de la naturaleza humana, el virtuoso cineasta canadiense nos muestra una mirada desalmada, brutal y genuina al mundo del crimen organizado ruso en la capital británica, todo relacionado con el nacimiento de una inocente: Naomi Watts y Viggo Mortensen interpretan a la madonna y el mafioso, de un modo magistral, mientras que Cronenberg no se aparta de la violencia que lo entusiasma, pero le da una sensación mucho más auténtica.
7. Hace mucho que te quiero (Il y a longtemps que je t'aime, Francia-Alemania, 2008) de Philippe Claudel.
Dos hermanas, que son prácticamente extrañas, se reencuentran después de una separación forzada. Los motivos de ésta, se irán revelando para mostrar las complejas y trágicas entretelas de una relación familiar difícil, pero de verdaderos lazos afectivos. Radiante y a la vez sosegada, la británica Kristin Scott-Thomas parte el alma del espectador en una abrumadora interpretación, quizá la más conmovedora de su prolífica carrera.
8. Caché: el observador oculto (Caché, Francia-Alemania-Austria-Italia-EU, 2005) de Michael Haneke.
El otro gran provocador europeo presenta una fabulita de angustia moderna y paranoia burguesa; carismáticos y elegantes, Juliette Binoche y Daniel Auteuil son la pareja aparentemente bien avenida que se descubre indefensa ante la calculada e implacable presencia del mal, que todo lo infecta y corrompe. Una cinta cuyo perturbador efecto hace eco aún días después de verla.
9. 2046 ( Alemania-Francia-China-Hong Kong, 2004), de Kar-wai Wong.
Un cúmulo de misteriosas y hermosas mujeres rodean a un escritor (Tony Leung) para que las disfrute, las haga sentir especiales y las deseche por un miedo intrínseco a perder el amor que no ha conseguido recuperar. Cinta preciosista, onírica en su estado más puro, que muestra al desamor en ese mismo estado, completamente fiel a la imagen para establecer una atmósfera única.
10. Perdidos en Tokio (Lost in Translation, EU-Japón, 2002), de Sofia Coppola.
Encuentros y desencuentros de hotel: La jovencita recién casada y sacada de onda se hace amiga del actor agotado a quien el shock del futuro le dio; las vidas de ambos no volverán a ser iguales. Bill Murray y Scarlett Johansson redefinen sus carreras mientras que Miss Coppola se establece como una directora de verdad y no sólo hija de papi. Si agregamos el soundtrack de superluxe, tenemos una de las películas más importantes y emotivos de una década que se abre hacia nuevos panoramas.