10 jul 2013

Natalia Beristáin y Mariana Gajá. Dilemas y paradojas de nuestro cine

Miguel Cane.

Considerada con razón como una de las grandes sorpresas del pasado Festival Internacional de Cine de Morelia, y con una gran acogida en el circuito internacional, No quiero dormir sola, filme dirigido y escrito por Natalia Beristáin (México DF, 1981) y protagonizado por Mariana Gajá (México DF, 1976) y Adriana Roel, llega a la cartelera comercial nacional este fin de semana auspiciada por el reconocimiento de la crítica y el público que la ha visto. Cinta de corte muy personal, el debut de Natalia, hija y nieta de actores, es un trabajo valiente y emotivo que da sustento a la interpretación de dos espléndidas actrices en la escena actual y revela a una directora que es ya una realidad.


Adriana Roel, Natalia Beristáin y Mariana Gajá.

¿ES DIFÍCIL SER DIRECTORA DE CINE EN MÉXICO Y MÁS AÚN EN EL TERRENO INDEPENDIENTE?
NB: Creo que tener clara la imagen de “voy a ser directora de cine” es complicada. Una vez estando ahí, la verdad es que tengo que ser honesta y decir que a mí en lo particular no me ha tocado discriminación por ser mujer. Mi generación tuvo la fortuna de que antes de nosotras hubiera varias mujeres pisando duro y abriendo camino (Matilde Landeta, Marcela Fernández Violante, María Novaro, Busi Cortés, Marise Sistach...); y ahora nos toca la responsabilidad de lograr que ese camino que se nos dio en charola de plata siga ahí, y con mayores ventajas para las que vienen detrás.


Natalia Beristaín.

ESTA ES UNA CINTA CON ELEMENTOS MUY PERSONALES: LA NIETA QUE REDESCUBRE A SU ABUELA Y LAS RESPONSABILIDADES ANTE LA ENFERMEDAD. ¿CÓMO FUE EL PROCESO CREATIVO?
NB: Fue muy natural, probablemente porque partía de un tema tan personal. En mi caso, en lugar de que se volviera una situación complicada en donde la autocensura pudiera aflorar, más bien me sirvió para sentirme a mis anchas porque conocía el tema casi desde la piel, y eso facilitaba muchísimo todo a la hora de trabajarlo.

¿QUÉ TE LLEVÓ A LA ELECCIÓN DE MARIANA GAJÁ Y ADRIANA ROEL?
NB: En el caso de Mariana tuve la suerte de conocerla como actriz en escena, después trabajamos juntas en mi tesis —Pentimento— y después, como amiga. Desde que empecé a pensar en el largometraje, Mariana estuvo en mi cabeza para hacer a Amanda. El caso de Adriana fue algo más complejo. El personaje de Lola está inspirado en mi abuela, Dolores Beristáin, guapísima y reconocida actriz, entonces cuando empecé a darle forma al guión durante mucho tiempo tuve la duda de si mi propia abuela podría “interpretarse a sí misma”, pero mi abuela era mayor y estaba muy frágil de salud y finalmente, un año antes que pudiéramos filmar, falleció; entonces tuve una especie de pequeña crisis y pase varios meses pensando en que nadie más podría hacerlo. Pero vi a Adriana Roel en un homenaje a Victor Hugo Rascón Banda y se me abrió el horizonte, en ese momento supe que sería ideal y me dediqué a cortejarla un poquito con el personaje que ya existía.


Natalia Beristáin, Adriana Roel y Mariana Gajá.

¿CÓMO ENTRA MARIANA GAJÁ EN LA PIEL DE UN PERSONAJE TAN COMPLEJO COMO AMANDA?
MG: Con delicadeza y el oído bien abierto. Amanda tiene cosas de Natalia, cosas mías y cosas de ella, como personaje, que son las que más me interesaba descubrir. Con paciencia y rigor, leyendo y releyendo el guión. Lo hablé con Natalia, hicimos trabajo en mesa, así Amanda empezó a aparecer, a cobrar vida.

AMBAS MUJERES TIENEN MÁS DIMENSIONES DE LAS HABITUALES EN CINTAS DE ESTE TIPO. ¿FUE UN RIESGO EXPONER TANTO EN ELLAS?
NB: Creo que no; no vi otra manera de contar la historia que me importaba. La historia es muy sencilla, entonces, si no estaba recubierta de la densidad y profundidad de sus personajes, creo que difícilmente habríamos llegado a un buen fin.

MARIANA, HAS HECHO MUCHO TEATRO Y TELEVISIÓN. ¿EN QUÉ SE DIFERENCIA ACTUAR EN CINE PARA UNA INTÉRPRETE COMO TÚ?
MG: Actuar para cine es muy distinto, y no tengo tanta experiencia. Estaba muy nerviosa, porque es mi primer rol protagónico en cine, pero Natalia es una directora muy inteligente y sutil, sabe bien cómo trabajar con el actor; fue una gran guía. A diferencia del teatro o de la televisión, en el cine todo es más contenido, la expresión no necesita ser tan grande ni la voz tan clara y articulada. Todo es mucho más sutil, sin perder en ningún momento la intensidad. Sé que aún me queda mucho que aprender. Ojalá con este proyecto se abran muchas puertas para hacer más cine y poder crecer en ese lenguaje.

DESPUÉS DEL RECORRIDO QUE HAN TENIDO EN EL CIRCUITO INTERNACIONAL, ¿ES UN BUEN MOMENTO PARA EL CINE MEXICANO? ¿HAY UN PÚBLICO QUE LO VE?
NB: Creo que es un poco paradójico; por un lado es un gran momento para el cine mexicano. Los grandes festivales del mundo siempre están a la expectativa de lo que hacemos y es sabido que varios de los premios más importantes del mundo en los últimos años llegaron a manos de mexicanos. Además, el número de producciones ha aumentado considerablemente en los últimos 10 años y cada vez aparecen más nuevos cineastas. Ahora bien, la historia en casa es muy distinta; aunque somos el quinto país que más consume cine en el mundo, estos números no necesariamente se reflejan en las pantallas que exhiben cine nacional. Las razones son varias y muy diversas, pero reducir el problema a que el público mexicano no está interesado en ver cine nacional o, peor aún, a que está solo interesado en ver cierto tipo de películas que son las que generan más taquilla, me parece absurdo. Quizá deberíamos de hablar de la (mala) legislación y de la falta de voluntad política para que las películas mexicanas ganen los espacios que se merecen.
MG: Creo que es increíble que una película tenga tan buen recibimiento en festivales, hace que el público tome interés en nuestra historia y se haga ruido en torno a ella. Ahora llegó el momento de que vayan a verla. Personalmente creo que el cine mexicano está en un buen momento, hay muchas películas, mucho talento y empiezan a tocar temas universales, historias con las que personas, tanto en Australia o en Querétaro, se sienten identificadas. No quiero dormir sola es una de ellas.

LUEGO DE UN PROYECTO TAN IMPORTANTE, ¿CUÁL ES EL SIGUIENTE PASO?
NB: Seguir trabajando. Aprovechar la ola en la que nos deja esta película para seguir nadando mar arriba. Sin detenernos.
MG: Yo tengo muchos deseos de seguir haciendo cine, espero que esta película continúe abriéndonos puertas y nos lleve a levantar otros proyectos en los cuales participar. Por otro lado, sigo con deseos de seguir haciendo teatro. Ha sido mi pasión en la vida y lo gozo infinitamente.


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