Miguel Cane.
Inició su carrera siendo muy joven y ésta ha ido en ascenso. Hermano del legendario y malogrado actor River Phoenix, se ha colocado como figura por derecho propio trabajando sin ataduras hasta convertirse en estrella muy a su pesar.
Joaquin nació en Puerto Rico cuando sus padres pertenecían a una secta, por lo que su nombre original era Leaf —hoja— en 1974. Hoy es alérgico a la publicidad y se ha enfocado en su trabajo de modo notable, si bien no es ajeno a saber utilizarla (baste recordar su pseudo-documental I’m still here, donde fingió abandonar la profesión y dedicarse al alcohol y el rap). Ha sido nominado varias veces al Oscar y ahora regresa como protagonista de Ella, la nueva cinta de Spike Jonze, cineasta sui géneris que creó varios filmes polémicos y aclamados en la década pasada, incluyendo Being John Malkovich y Adaptation.
En este filme de corte futurista, Phoenix es Theodore Twombley, un solitario que se gana la vida escribiendo cartas de amor para personas que o no tienen tiempo de hacerlo, o no saben cómo expresar lo que sienten, si bien él mismo se ha encerrado en la tristeza a raíz de su fracaso matrimonial. En la cinta se siente intrigado por un nuevo y avanzado sistema operativo con inteligencia artificial llamado Samantha (en voz de Scarlett Johansson), que comprende una entidad femenina intuitiva y empática con cada usuario. Después de utilizarlo, Theodore queda encantado de conocer esta inteligencia que es sensible y sorprendentemente divertida. Mientras los deseos y las necesidades de ambos crecen, su relación toma un rumbo inesperado.
¿Qué te atrajo al proyecto de Spike Jonze, tan distinto a lo que has hecho?
Honestamente, eso mismo. Que sea tan diferente. Además, trabajar con Spike Jonze es una auténtica aventura. Siempre lo he admirado como un genio creativo y cuando me llamó y me propuso hacer esta cinta acepté sin vacilar para nada, porque es muy halagador que un director piense en ti desde que concibe el proyecto; además, el proceso de trabajo al que somete a los actores es sensacional. Es uno de los grandes y lo digo sin cortapisas. Yo volvería a trabajar con él en seguida.
Has interpretado todo tipo de personajes. ¿Hay alguno que te provoque especial satisfacción?
Lo cierto es que no tengo preferencias respecto a los personajes que interpreto. Lo que me gusta es la variedad, multiplicar las experiencias. El personaje que ocupa mi presente siempre es el mejor hasta que termino la película, luego deja de importarme. Tampoco me importa la crítica; no me preocupa si mis películas reciben buenas o malas críticas porque lo que me interesa es el proceso, la realización y el personaje. Lo único que me funciona es vivir día a día. Lo único que puedo controlar es mi ética de trabajo, el resto del negocio del cine no es asunto mío. Hago estas entrevistas porque es parte de mi trabajo. Pero no te miento al decirte que no las disfruto.
Scarlett Johansson comparte todas las escenas contigo, aun sin estar presente. ¿Fue difícil entrar en esa dinámica?
Desde luego que lo fue, pero así como Spike Jonze es un gran director, Scarlett Johansson es una actriz formidable. Ella entró al proceso un poco más tarde; originalmente era otra actriz quien estuvo todo el tiempo en el set, en una cabina, interactuando conmigo (la británica Samantha Morton). Con Scarlett el proceso se dio durante la post-producción, filmamos nuevas escenas y algunas las regrabamos; pusimos el sonido y fue excelente. Es una espléndida actriz; la vi asomarse a la situación de una manera distinta a la mía. Fue una experiencia rica e interesante.
¿Qué tan importante ha sido esto para tu carrera contar con el apoyo familiar?
Sí, bueno. Es muy importante, te diría que incluso fundamental. Siempre he contado con el apoyo de toda mi familia. Me duele mucho cuando veo a alguien que no lo tiene, es una de esas cosas que me parte el corazón. Recuerdo cuando era un niño y solía pelearme con los padres de mis amigos por la manera en que los trataban, por no considerarlos como iguales o apoyarlos cuando lo necesitaban. Eso es algo por lo que siempre he luchado. Esto no me hizo muy popular con ciertas familias de amigos con quienes crecí.
Tu relación con los medios siempre ha sido un estira y afloja.
Supongo que sí, pero tiene mucho que ver con mi inmadurez. Llevo tiempo en esta profesión y al principio no tenía ni idea de que estaba obligado a promocionar las películas. Ahora no me queda más remedio que aceptarlo, hacerlo y después olvidarme del asunto. Antes exhibía mi vida, era muy confiado. Ahora soy respetuoso y espero lo mismo. Pero la verdad es que no me interesan ni la fama ni sus complementos.
¿Por qué se convierte en actor alguien que no busca la fama?
Te diré que no me di cuenta. Era muy joven, veía a mis hermanos mayores hacerlo y quería seguir sus pasos, pero no recuerdo de manera consciente el día en que tomé la decisión de convertirme en actor. Sé que cuando hice Todo por un sueño (de Gus Van Sant, con Nicole Kidman) me di cuenta de que éste era mi futuro. Tenía como 20 años. Y ya no miré atrás.
Has logrado ambas cosas: una carrera y un anonimato. No debió ser fácil.
No, pero vale la pena. Tengo defectos y neurosis como todo el mundo. No soy diferente a ti. O a cualquiera. Acaso me gusta menos la fama que a otros que hacen esto, que viven, como yo, de esto. Y qué bien. Cada quien tiene derecho a vivir su vida como le plazca. Yo quiero vivir la mía sin reflectores ni flashes en la cara. El anonimato es algo muy valioso y llegas a un punto en el que lo entiendes y se convierte en lo más valioso. Es tu refugio.