2 abr 2014

Jennifer Connelly: una esposa de Noé más allá de la Biblia

Miguel Cane.



Aunque comenzó su carrera siendo una niña, Jennifer Connelly (Nueva York, 1970) no pensó que iba a convertirse en actriz, mucho menos en una ganadora del Oscar. En un principio, recuerda, todo era como un juego, modelando ropa en catálogos para grandes almacenes y agencias publicitarias, hasta que Sergio Leone y Dario Argento la invitaron a actuar en películas suyas —Érase una vez en América y Phenomena, ambas de 1984— y su vida cambió para siempre.



Desde entonces, Jennifer —cálida, gentil, inteligente, casada con el actor Paul Bettany y madre de tres niños— ha trabajado prácticamente sin parar, lo mismo en filmes de bajo presupuesto y carácter independiente, que en grandes producciones. Así obtuvo un Oscar en 2002 por su interpretación en Una mente maravillosa y ahora repite al lado de Russell Crowe en Noé, polémico filme de Darren Aronofsky, que conjuga los valores de producción de un épico bíblico al más puro estilo Hollywood, con un complejo retrato psicológico de los personajes, algo que siempre ha entusiasmado al director de Réquiem por un sueño y Cisne negro.

¿Por qué aceptaste este papel en Noé? ¿Fue por la oportunidad de trabajar de nuevo con Aronofsky?
Es verdad que había trabajado antes con Darren y Russell y las dos ocasiones fueron experiencias muy importantes para mí. Ambos son muy talentosos y estaba muy contenta por tener esta oportunidad de trabajar todos juntos. Réquiem por un sueño sirvió como un punto de inflexión en mi carrera y fue una gran oportunidad de actuar a un personaje muy complejo. Cuando estuve con Russell en Una mente maravillosa, también fue una experiencia espléndida. Recuerdo que leí el guión y pensé. “Si solo pudiera conseguir un papel”, y tuve la suerte de obtenerlo. Por eso estaba muy contenta de poder trabajar con ambos y no lo pensé dos veces cuando me ofrecieron esta película.



¿Todo resultó como esperabas?
No la había visto terminada. No estuve presente en la filmación de muchas secuencias, como las de Ray Winstone. Darren me mostró algunas cosas en su computadora pero, claro, después le añadieron los efectos visuales. Creo que el agua se ve sorprendente. La visiones de Noé, los mensajes que está recibiendo de Dios, creo que todo cuando lo ves en pantalla grande, te deja sin aliento. También me impresionó cómo armaron el Arca y la fotografiaron. Todas esas imágenes son impactantes. Hay una en particular que me encanta, cuando está en el agua y parece que tiene algas en los tobillos que se le enredan, y de pronto te das cuenta que son animales. Creo que visualmente es muy, muy hermosa.

¿Cómo te preparó Aronofsky para los temas de la película?
Como creador del proyecto, Darren piensa más en macroescala sobre los temas de la película. Para serte franca, mi prioridad era “¿quién es esta mujer a la que represento y cómo la encarno?”. Muchas se nuestras conversaciones se enfocaron en lo que Naameh hacía, y quién era. Hablamos de lo que significaba cuando aparecía con Matusalén (Anthony Hopkins), y las consecuencias de esto. Tocamos los temas en relación a lo que implicaban sus acciones. Hablamos mucho de quién era ella porque en la Biblia no hay mucho sobre Naameh.



¿Cómo crearon el personaje, del que hay muy pocas referencias bíblicas, para darle un peso similar al de Noé?
Queríamos que todos los personajes se sintieran reales. Creo que esa es una de las fortalezas de la película. Las partes que tienen que ver con la familia, en especial cuando están confinados en el espacio del Arca, cuando exploras las dinámicas entre ellos y el impacto que les deja esta experiencia. Creo que todo se siente verdadero y humano. No puedo actuar una idea. Puedo encarnar atributos que me parecen apropiados para ella. Creo que es una madre valiente, virtuosa, leal y sobre todo llena de amor. Claro que, como te decía, la Biblia dice muy poco, el personaje fue escrito por Darren. La versión de ella que creamos, basada en la investigación que hice, refleja muy bien el espíritu de la historia. Así que nuestra versión de Naameh es todas esas cosas. Es una madre muy fuerte, emocional y físicamente fuerte, una mujer muy capaz, muy poderosa, muy trabajadora.

¿Te basaste en tus experiencias cómo esposa y madre para nutrir tu personaje?
Creo que eso es algo inevitable. Claro, nuestras circunstancias no tienen relación. Así que no traté de hacerlo como si yo estuviera en esas circunstancias. Digo que es inevitable porque ser madre es una gran parte de mí, de lo que hago, de lo que soy. Y todo se funde en el amor que tengo por mis hijos. En ese sentido, Naameh es la misma también. Protege ferozmente a su familia, Así que puedo abrevar en ese amor que les tengo y en el miedo a perderlos, y de allí vienen las emociones que plasmé.

La película tiene muchos efectos especiales para recrear secuencias como las del diluvio. Pero Darren también construyó muchos escenarios —por ejemplo, tuvieron un Arca real—. ¿Cómo te ayudan esos elementos como actriz?
Es de mucha ayuda el tener esos sets hermosos, sorprendentes. Cuando fui a ver esa escenografía, te puedo decir que nunca había visto nada igual. Como sabes, no estábamos usando animales reales en la película, pero en el Arca teníamos estos modelos y eran increíbles. Eran mejores que los de cualquier museo de historia natural en el que haya estado. Llevé a mis hijos a que los vieran. Fue maravilloso, estaban fascinados.

Trabajaron en condiciones climáticas extremas y, obvio, con mucha lluvia. ¿Fue un rodaje muy exigente?
Creo que esperas algo así cuando haces una película como ésta. Tuvimos que confrontar temperaturas muy diferentes. Comenzamos a trabajar en Islandia en exteriores: era verano y, sin embargo, recuerdo una escena que filmamos donde Darren me dijo: “Cuando salgas de la tienda quiero que te veas tambaleante”. Le contesté: “¡Darren, me estoy cayendo, hace mucho viento y no me puedo parar!” Luego filmamos en Long Island en el verano, y los actores estábamos empapados en sudor y hacía mucho calor. Así que tuvimos muchos climas extremosos diferentes, pero siempre, siempre con mucha agua (risas).

¿Ahora disfrutas más tu trabajo? ¿Cómo cambia con el tiempo cuando te preocupas menos por pagar la renta?
Eso creo. Amo lo que hago. Es una experiencia diferente. Creo que con la edad es más fácil dejar atrás cosas que no son realmente importantes y encontrar lo que de verdad es importante. También creo que es una cuestión de experiencia. Mientras más películas hago, puedo reflexionar si hice algo mal o manejé algo mal y creo que aprendo de la experiencia adquirida, ¿me explico? Por eso puedo decir “bueno, quizás no haré X, Y o Z”. Tengo 43 años, me siento mucho más asentada personalmente. Estoy muy contenta con mi vida y creo que eso es muy liberador. Eso me permite sentirme más involucrada con mi trabajo en un sentido más profundo. Al final, todo encaja.