10 abr 2014

Tuve mis dudas sobre interpretar al Capitán América: Chris Evans

Miguel Cane.



Desde su debut en cine hace una década, el alto, apuesto y carismático Chris Evans (Sudbury, Massachusetts, 1981) dio muestras de tener madera de ídolo de la pantalla; posee esa característica que pocos actores logran demostrar y que a veces no tiene nada que ver con su talento histriónico, sino con su presencia y la manera de llenar una pantalla. Personalmente, Evans es modesto y con los pies bien plantados en el suelo, lo que le ha permitido llevar una vida relativamente tranquila al margen de los papeles que ha tenido en cine, siendo el más relevante hasta ahora el superhéroe de Marvel Comics Capitán América, mismo que encarna en la más reciente entrega de la saga, estrenada internacionalmente esta semana.



¿Cuando niño veías películas de superhéroes, imaginabas que ibas a interpretar a uno tan emblemático en el cine?
Si te soy sincero, muchos de los recuerdos de mi infancia se relacionan con ser el niñero de mis hermanas más pequeñas y con ver My Little Pony, porque era eso lo que más les gustaba. No era un niño emocionado con los superhéroes, y la verdad es que tampoco leía muchos cómics. Eso lo hacía mi hermano menor. Sin embargo, cuando me ofrecieron mi primer papel en una película basada en cómics (Los Cuatro Fantásticos, de 2004, en la que fue la Antorcha Humana), descubrí un mundo completamente nuevo, y algo de lo que más admiro es la lealtad de los fans de las sagas. Es impresionante. Hacer una película como ésta es un gran compromiso.



El camino para obtener este personaje no fue fácil. Explícanos qué fue lo que pasó.
Bueno, al principio hubo dudas de contratarme para hacer el personaje del Capitán América. Luego me llamaron para hacer audiciones y acepté. Pero luego pensé que el compromiso, como te decía, tan grande, de interpretar a ese personaje implicaba hacer cambios drásticos en mi estilo de vida, cambios que, francamente, no estaba seguro de querer hacer. Por eso tomé la decisión de decir “no, gracias”, y abandonar la posibilidad de protagonizar la película. Luego de un tiempo, me reuní con los creadores y ellos me explicaron lo que tenía que hacer. Yo pensé: “Si fuera tan solo una película sería maravilloso, pero 10 años de compromiso son demasiados”. Meditando sobre lo mismo, me dije: “Bueno, Chris, quizás este sea el momento de enfrentar tus miedos”. Y acepté, porque tenía que enfrentar todos mis temores y hacer esto.



¿A qué te refieres al decir “cambios” en tu estilo de vida?
Entre ellos, no poder ir al gimnasio, al supermercado o a caminar por la calle sin llamar la atención de una forma que a veces no puedes controlar. Mi vida hasta ese momento había sido muy tranquila: he podido permanecer anónimo durante un tiempo o reconocible en otro, y ya sé la diferencia. Para mí era importante hacer mi trabajo y no sentirme agobiado por el mismo. No me importa cuando un niño de 12 años se me acerca y lo hago feliz, porque esa es una de las recompensas de mi trabajo. Pero cuando me case y tenga hijos, por ejemplo, quisiera tener algo privacidad.



¿Entonces te gustaría volver a tus días de semianonimato?
Sería maravilloso, pero ya no tengo esa capacidad, ya el trabajo está hecho, y la verdad espero tener éxito, porque tengo muchos otros proyectos que hacer en la vida y este me va ayudar a concretar otros. Sería un gran egoísmo si me quejara. No puedo hacerlo. Yo tomo mis decisiones y asumo la responsabilidad de mis actos.

¿Cómo describirías a tu personaje ahora que ha evolucionado más en esta cinta?
Creo que Steve Rogers es un personaje riquísimo. Es un hombre de la década de 1940. Acaba de despertar en nuestro tiempo. Para todas las personas, ha sido un proceso lento el que los ha llevado a 2014. Pero para él, de repente se ha despertado en la era de internet, los teléfonos celulares y la Ley Patriótica. La tecnología es algo nuevo para el Capitán América y es algo imprescindible para poder trabajar para el gobierno, así que tiene que ponerse al día. Realmente no habíamos explorado su periodo de adaptación a nuestros tiempos. En Los vengadores había tantos personajes a los que hacer frente que no te podías centrar en uno solo y ahora en Capitán América: El soldado de invierno hay mucho que hacer con Steve para tratar de aclimatarlo al mundo moderno. No puedo decir mucho, pero la película va sobre encontrarle un sitio donde encaje.

¿Qué sentiste cuando apenas terminar una, ya estabas haciendo otra película con el personaje?
No pudo haberse coordinado mejor, ya que en cuanto terminamos la primera película, en seguida hicimos Los vengadores e inmediatamente después comenzamos a filmar la nueva película, ahí mismo donde dejamos el final de la otra, y en seguida comenzamos a rodar Los vengadores 2. Es algo muy intenso, pero también es muy divertido e interesante.

¿Cómo, al hacer esto, se ve afectado tu trabajo como actor?
Bueno, antes las películas las hacíamos una a la vez. Te contrataban para hacer una película, la filmabas y luego te dedicabas a ver cuál sería tu próximo proyecto. Ahora es diferente, pues tu tiempo está completamente cronometrado por la cantidad de compromisos que tienes, y si quieres hacer una película que te atrae, ésta tiene que adaptarse a tu complicado horario o puedes correr el riesgo de que elijan a otra persona que se adapte mejor a las necesidades de la misma. Es como si estuvieras sin control, lo cual es un poco aterrador cuando se presentan planes en tu vida personal, como tomarte unas simples vacaciones, por ejemplo.

¿Cómo es tu vida fuera de capitán América?
Me siento muy feliz de que también estoy haciendo otras cosas además de la película. Proyectos independientes que quizá no hubiera podido sacar adelante de otro modo. Eso es algo muy bueno de esto, que ahora pueda garantizar que ciertos proyectos de mi interés puedan hacerse. Es fácil hablar de lo negativo porque es lo que molesta, pero debo admitir las maravillosas posibilidades que te abre el negocio del espectáculo en el que estoy. Mi vida podría ser mucho más complicada y difícil. Podría estar trabajando en otra cosa que no me gustara, y mira, qué suerte, no lo estoy. Tengo la suerte de cobrar por lo que me gusta hacer, y por eso no he tenido que “trabajar” un solo día de mi vida, y es algo importante, porque también aprendes a apreciar el trabajo de los demás. Además, tengo que reconocer que las películas que había hecho hasta ahora no habían sido tan interesantes, así que de ahora en adelante creo que eso va a cambiar, y en parte se lo debo al Capitán América, que ha sido la puerta para que pueda demostrar que puedo hacer cosas con más madurez. Y eso me alegra mucho.