1 may 2014

Ralph Fiennes: Fuera del escenario soy un hombre tímido

Miguel Cane.



Desde su impactante debut como un oficial nazi en La lista de Schindler, el actor de estricta formación shakespeareana Ralph Fiennes (Ipswich, Inglaterra, 1962) ha logrado establecerse en 20 años de carrera como uno de los actores británicos más reconocidos en el mundo. Al menos en parte esto se debe a la ecléctica elección de roles que ha acumulado: lo mismo como el villano Lord Voldemort en la saga de Harry Potter o como el protagonista de El jardinero fiel, sobre una novela de John LeCarré, que como director con Coroliano (adaptación de Shakespeare) y La mujer invisible, que fue nominada al Oscar. Ahora regresa al frente de un rico elenco estelar en la nueva cinta de Wes Anderson El Gran Hotel Budapest, donde interpreta a un gerente de hotel en la belle époque de la Europa prebélica.



¿Cómo se dio la relación con Wes Anderson?
A Wes ya lo admiraba mucho por sus películas. Lo conocí en una comida y luego nos topamos en la casa de amigos mutuos en Italia. Yo había filmado escenas de Coroliano tratando de conseguir financiamiento, entonces le pedí que las viera y me diera su opinión. Muy cortésmente accedió y me alentó a seguir. Nos encontramos un par de veces más e intercambiamos correos. Meses después me envió el guión de la película pidiéndome que lo leyera. Esto fue cuando terminé el rodaje de La mujer invisible. Para mí fue muy extraño, porque tenía el cerebro repleto de escenas de mi película y esta historia presenta un mundo totalmente diferente. Tuve que hacer un cambio brusco para lograr meterme en el guión, pero cada escena que leí me encantó. Wes me llamó y me dijo, “deseo que seas Monsieur Gustave, ¿lo harás?”. Le contesté que por supuesto. En unas semanas ya estaba yo en el set.



Después de tu experiencia dirigiendo, ¿cómo fue un rodaje con Wes?
Al igual que en la película, que transcurre en su mayor parte entre las paredes del Grand Hotel Budapest, los actores también convivimos durante el rodaje en un hotel de un pequeño pueblo en la frontera de Alemania con Polonia, donde fuimos los únicos huéspedes. Wes creó una atmósfera familiar, llena de energía positiva y donde cenábamos juntos aunque no fuera obligatorio hacerlo. Creo que como director es realmente genial.



Habitualmente interpretas papeles dramáticos. ¿Te fue difícil acercarte a la comedia?
Necesitaba ese cambio, la verdad. Fue liviano y refrescante. Estuve feliz de que se me abriera esta ventana, porque existe un espíritu especial en las cintas de Wes, algo muy benigno, muy dulce. Fue maravilloso trabajar con él. Creo que todas las películas de su universo están de algún modo interconectadas, son especialmente personales y muy, muy específicas; siento que cada vez se vuelve más refinado y articulado en su visión y por eso trabajar con él es un privilegio.

¿Cómo te metiste en el rol de Monsieur Gustave? ¿Tenías experiencia en la hostelería?
Es curioso, antes de matricularme en la Escuela de Arte Dramático en Londres, solicité trabajo en el Hotel Brown’s. Primero empecé como mozo a cargo de cambiar las cortinas del baño, las ampolletas y limpiar las manillas de bronce. Luego pasé a ser botones. ¡Una vez me tocó llevarle las maletas a Jack Palance desde la limusina a su pieza del hotel! Fue una cosa sorprendente. Te contaré una anécdota: en una oportunidad, una señora me pidió que la ayudara a abrir la llave del agua para llenar la tina de su baño, pero por supuesto no acepté (risas).

Esta película tiene el sabor de esas grandes comedias antiguas de Hollywood, ¿no es verdad?
En efecto, eso me atrajo mucho. Wes se inspiró en las novelas de Stefan Zweig y Vicki Baum, así como en las comedias de la década de 1930 dirigidas por Ernst Lubitsch, Billy Wilder y Frank Capra, con gente como John Barrymore, Greta Garbo, Marlene Dietrich, ya sabes, mucho glamour. Es un estilo de comedia que exige que los diálogos sean rápidos; los efectos cómicos tienen que ver con el ritmo y la velocidad de los parlamentos. Pero no es solo acerca de la velocidad, también es importante sentir las emociones y que vengan de adentro. El elenco es multitudinario y cada personaje es importante, ese es un detalle muy de Wes Anderson como creador.

Perteneces a una familia de artistas. ¿Cómo te mantienes anclado en la vida terrena cuando no estás filmando? ¿Ellos te ayudan?
Bueno, creo que cuando te dedicas a esto es importante proteger tu intimidad. Puedes tener una charla como la que estamos sosteniendo ahora tú y yo, cuando le brindas toda tu atención a la otra persona. Pero a veces, cuando eres un actor, las personas proyectan emociones hacia ti que no tienen nada que ver contigo. Realmente valoro las relaciones que tengo, a mi familia, a mis amigos, y no me refiero solo a los actores. Por ejemplo, en esta película tuvimos un gran equipo técnico; los aprecio mucho e incluso más ahora que he dirigido un par de filmes. Me encanta ver esa energía compartida entre todos. En realidad, solo soy un hombre común y bastante tímido lejos de un escenario. Pero tengo la suerte de que hay un círculo de amigos que me aterriza y me protege. Eso es invaluable.

Actúas y diriges ¿Qué es lo más importante cuando se hacen ambas cosas simultáneamente?
Primero que nada, contar con un equipo técnico excelente. Aunque el director de un filme puede llevarse todos los laureles, si la película llega a ser buena es resultado de un grupo de personas talentosas, como el director de arte, los diseñadores de vestuario, el editor, etcétera. Este grupo te aconseja, te critica y te guía, todos unidos por una profunda confianza.

¿Qué es lo que prefieres?
¿De entre las dos cosas, dices? Bueno, en ambos casos, el miedo y la emoción están allí antes de iniciar el rodaje o la puesta en escena. Cuando manejas el primer día rumbo al set tienes un derrame de adrenalina y sientes mucha ansiedad, pero cuando llegas y te reúnes con el equipo sabes que estamos creando algo todos juntos, entonces el miedo se comienza a evaporar. Y la experiencia es vital, en todos los aspectos. Pero creo que lo que más me gusta es actuar. Y cuando tienes un director como Wes, es no solo una gran experiencia sino lo más parecido a unas vacaciones. Él lo disfruta y procura que todos sus actores también.