Miguel Cane.
Es hija de dos monstruos sagrados del cine; no obstante, Chiara Mastroianni (París, 1972) ha establecido una carrera y una identidad propias. Es actriz y madre, sus hijos (Milo, de 16 años, de su relación con el escultor Pierre Torreton, y Anna de 12, de su matrimonio con el músico Benjamin Biolay), han conocido al abuelo —Marcello Mastroianni— a través de sus películas. “Se maravillan al verlo en la pantalla… es algo muy sorprendente la manera en que su trabajo ha logrado trascender su muerte, para que sus nietos puedan conocerlo un poco más que como un recuerdo”. Chiara fue criada por su madre, Catherine Deneuve, y de su mano hizo su debut en el cine en Mi temporada preferida, de André Techiné; sin embargo, el linaje no le pesa y retiene lo mejor de ambos padres: es simpática y jovial. Ha llevado una filmografía ecléctica y ahora reaparece como una de las protagonistas de Los canallas, el más nuevo y polémico filme de la cineasta Claire Denis, que causó controversia en Francia y llega ahora a México.
¿Cómo se da la relación con Claire Denis? Es la primera vez que trabajan juntas
Claire y yo nos conocimos hace tiempo siendo parte del jurado en el Festival de Deauville. No hablamos de nada muy profundo, pero había una confianza mutua. Una noche, Claire me contó sus sueños de seguir haciendo películas. Sentí que me había entendido, que buscábamos lo mismo. Me llamó después para ofrecerme el papel de Raphäelle y le dije que sí de inmediato.
En el momento de empezar a rodar, ¿qué sabías de la película?
Sabía que la parte más sólida se convertiría en frágil, que todos acabarían manipulando a Marco (Vincent Lindon). Sabía que en la película todo parece normal; todos tienen familias, niños a los que van a buscar al colegio, que meriendan. Incluso la pareja divorciada es perfectamente correcta. Pero hay algo terrible, un secreto, la entrada al otro mundo. Esas imágenes en el guión me atraparon enseguida. Claire es visionaria. Como vi a Raphäelle fue como una mujer cuya prioridad es la comodidad material de su hijo. Acepta su rol de puta como una cruz. No le importa que la vean así, tiene un hijo y es su motor. La comprendí al instante: soy madre y por mis hijos he hecho prácticamente todo.
¿Hay algo de ti en esta película?
No lo sé. Es probable, pero de modo indirecto. Para mí, trabajar en el cine significa empatía, poder compartir el dolor de los demás, pero no contar el mío propio, sea el que sea. Entonces significaría otra cosa, sería una confesión, un testimonio. Se convierte en tragedia porque la persona que sufre no soy yo.
¿Qué te impresionó más de Los canallas?
La honestidad de Claire al describir las dos caras del conflicto Siempre me cuesta explicar cómo cristalizan las ideas de un director, y me impresionó su entereza para contar la historia de un hombre sólido, seguro de sí mismo, que es héroe y víctima al mismo tiempo. Es una historia que no se deja atrapar por las convenciones; Claire además tiene las ideas muy claras sobre lo que quiere. No tiene miedo de nada. Es como un imán en su vida y en su trabajo. Esta película representa un aspecto realmente diferente a lo que yo estaba acostumbrada, y fue difícil filmarla, pero confié plenamente en mi directora y funcionó a la perfección. Trabajamos juntas, tan pronto como el rodaje estuvo en marcha, ya que yo quería afinar mi interpretación y encajar las escenas mejor. El resultado fue algo que me conmovió mucho. Creo que es una de mis películas favoritas.
¿Sueñas con algún papel?
Ahora ya no. Cuando era más jovencita quería hacer muchos papeles, como la Julieta de Shakespeare. Pero ya no estoy en edad para eso. Estoy contenta con lo que he hecho. Me gustaría filmar con Almodóvar, sus películas me gustan mucho. Y volver a hacer algo con Techiné, que fue quien me dio la primera oportunidad y es mi gran maestro… o con Polanski. O no lo sé. Mi carrera ha sido generosa conmigo.
¿Y sueñas con Hollywood?
¿Qué hay con Hollywood? Yo soy una mujer europea, pero no soy una bomba sexy… así que no, no veo ningún futuro allí para mí… y tampoco es algo que me quite el sueño. Ya viví en Los Ángeles varios años (con Benicio del Toro, quien fue mi pareja) y te diré que es como un mundo ilusorio. Nada ahí es totalmente real, ni totalmente ficticio. No es para mí.
Creciste con dos padres que son leyendas del cine, ¿qué recuerdo tienes de ello?
Mi padre era un hombre maravilloso: yo lo adoraba. Cuando le dije que quería ser actriz me mandó a tomar un curso de actuación, pero no me sentía a gusto. Entonces me llevó a verlo trabajar en el set de Estamos todos bien, para que yo aprendiera a actuar viendo a un director (Giuseppe Tornatore), al que sí me daban ganas de entregarle todo, porque había un intercambio entre él y los actores… y ver trabajar a mis padres… no sé, es una experiencia fantástica. Cuando era yo muy pequeña, mi madre y yo viajamos a Nueva York para que ella filmara Les Predateurs (El Ansia) con David Bowie, y recuerdo que la veía transformarse y siempre decía: yo quiero hacer esto que hace mi mamá.
¿Fue difícil el camino de la fama con estos padres tan icónicos?
Pues mira, los que siguen esta carrera y dicen que la fama no les interesa son unos mentirosos (se ríe), pero desde luego que los apellidos pesan. Mucha gente se hace muchas expectativas porque eres la hija de Deneuve. Por ejemplo, a los 17 años me animé a desfilar para Jean Paul Gaultier, pero decir que fui modelo es una ofensa para las profesionales del modelaje. Mírame bien: yo no soy alta, ni tengo el cuerpo adecuado para hacerlo. Lo hice porque estaba muy joven, porque me invitaron, porque era una especie de show, y yo quería participar. Si le preguntas a mi madre, ella te dirá que siempre fui una exhibicionista (risas)… y yo creo que es genético, porque ahora lo veo con mi hija, que es muy precoz para algunas cosas y siempre busca ser el centro de atención… ¿será una actriz? No lo sé… pero lo que sí sé, es que era algo que ya traía en la sangre. Y no, no fue realmente muy difícil, en cierto sentido… pero tampoco nadie me ha regalado nada.
Has trabajado con tu madre varias veces. ¿Qué tal ha sido eso?
Me gusta mucho trabajar con ella. Hay una conexión entre las dos. Mamá también tiene un fuerte sentido de la auto parodia y el decoro. No se ha creído para nada toda esa basura de ser movie star… es otra clase de criatura totalmente… es única.
¿Te ves como ella a futuro?
¿Como Deneuve? ¡No! (sonríe) No hay dos como ella. Y me gusta la idea de que yo he ido encontrando mi propio nicho, mi propio lugar. Eso es algo que ella estimuló en mí, y en mi hermano, Christian (Vadim). Independencia, individualidad. Lo busco también ahora con mis hijos. Tengo muchas cosas que quiero hacer, que voy a hacer, más las que lleguen. No sé cómo va a ser… pero si triunfo o caigo, será por mi propio pie, es algo que creo que me he ganado, más allá de mi origen. No voy a renegar de él nunca, amo a mis padres profundamente, pero lo que me depare mi vida, es cosa mía.