21 ago 2014

Bérénice Bejo: Mi prioridad es darle placer al espectador

Miguel Cane.


A raíz del estreno de la muy popular El artista, dirigida por su marido, Michel Hazanavicius, el nombre de esta joven intérprete comenzó a sonar por todas partes. Lo cierto es que Bérénice Bejo —Buenos Aires, 1976—, quien a los tres años se exilió con su familia en Francia (su padre es el documentalista Miguel Bejo), ya tenía más de una década de carrera como actriz en cine antes de aquella cinta. Apareció en títulos como Les soeurs Hamlet, 24 horas en la vida de una mujer, Como un avión y alcanzó un rol breve en la hollywoodense Corazón de caballero junto al desaparecido Heath Ledger.


Su actuación en la premiada cinta francesa le valió múltiples reconocimientos internacionales. También la ayudó a conseguir el papel protagónico en El pasado la nueva película del director Asghar Farhadi, quien por primera vez rodó un filme en Europa luego de haber ganado el Oscar a la mejor cinta en idioma extranjero en 2011 con Una separación.



En principio el rol de Marie Brisson, una francesa que pide a su ex marido que regrese de Irán para tramitar el divorcio, le fue ofrecido a Marion Cotillard, pero cuando ésta no pudo hacerlo, Bérénice se encontró con el papel que llama “el reto más grande que he encontrado en 15 años de carrera. El personaje más complejo que he interpretado hasta ahora y que me cimbró hasta la entraña”.

¿Esperabas llegar a tener un papel así después de El artista?
La verdad es que no me lo esperaba. Pero así es esto. Tú haces una película y nunca sabes bien cuál va a ser la siguiente en la que te ofrezcan un papel. Este es un personaje muy especial y la verdad es que no creí que lo fuera a hacer. Después de leer el guión tuve que esperar un mes, más o menos, hasta que Farhadi se puso en contacto y me dijo que sí, que yo sería su Marie.


¿Cómo fue tu encuentro con el director, y el proceso para crear a los personajes?
Muy interesante. La primera vez que nos conocimos me delineó al personaje y me dijo que ella era una mujer con dos hijas de dos hombres distintos, que debía obtener el divorcio de un tercer hombre porque estaba enamorada de otro hombre, que tenía un hijo y del que estaba embarazada. Me preguntó si en la vida real yo tenía hijos, y le contesté que dos, y que mi pareja también tenía dos de una relación anterior, como para que sintiera que podía encontrar algo en mi vida de lo que él quería expresar. Esto nos ayudó a establecer una confianza y eso, para una historia como la que queríamos contar, es algo muy importante. Me sorprendió mucho su esquema de producción; de alguna forma fue casi como prepararse para hacer teatro. Ensayamos dos meses antes de empezar a rodar, con sesiones de cuatro a cinco horas por día, cuatro veces por semana. Alguna vez hasta los sábados. Durante media hora nos hacía hacer ejercicios: caminábamos alrededor de la sala de ensayos, corríamos. Esto me maravilló, porque fue una experiencia completamente novedosa para mí.



Pero además, para comunicarse con ustedes el director utilizaba un intérprete simultáneo.
¡Sí! ¿Te das cuenta? Fue algo único. Alucinante. Nunca había trabajado así. Es decir, hablo español, hablo francés, también inglés. Pero no farsi. Es un idioma muy complejo, completamente ajeno; sin embargo, él consiguió establecer una cercanía entre nosotros, equipo y actores. Fue algo muy cálido, aunque no pudiésemos hablar el mismo idioma, estábamos en contacto constante. A veces, alguna reacción le llamaba la atención y la explorábamos antes de repetir la toma. Esto nos dio una naturalidad que es perfecta para esta historia. Así es como la gente vive en la vida real. No hay exageraciones ni melodrama. Es la historia de cualquiera, en cualquier idioma.



Por El pasado obtuviste el premio a la mejor actriz en Cannes, todo un logro.
No sabes, estoy muy orgullosa con este premio, pero pienso que un actor debe mucho a su director, al guionista y a fin de cuentas a los otros actores y al equipo... Yo había admirado Una separación, así que es un logro entre todos. Verás, para mí este premio no es una revancha por no haber conseguido el Oscar por El artista. No soy una persona rencorosa y no haces una película para ver si vas a ganar premios con ella. O plata. La haces, idealmente, porque estás enamorada de la historia, del proyecto. Me considero afortunada por esta profesión que elegí y mi primer sentimiento es dar placer al espectador, esa es mi prioridad. Te digo, para mí lo importante no son los premios, es participar en un proyecto en el que una cree. Cualquier otra cosa que venga es un valor agregado. Un extra. No es lo que defina mi carrera. Al menos, hablo por mí.

¿Te imaginabas que El artista iba a abrirte tantas puertas?
No, no. Es algo muy raro, porque la verdad es que no se podía empezar más abajo de lo que empezamos. Nadie, pero nadie, quería financiarle a Michel una película muda. Los productores son en general de la televisión europea y piensan en las ventas posteriores de los derechos, cuando termina la corrida de exhibición en cines, que es como muchos recuperan su inversión y a veces hasta una ganancia. Todos decían que nadie iba a querer ver una película así. Pero el hijo del productor Claude Berri, que es un loco maravilloso y le encanta el cine de Michel, puso capital de su bolsillo y así empezó. Eso no pasa nunca en otras partes. Y terminamos filmando en Hollywood. El resto, ya lo has visto. Sí, nos abrió muchas puertas, pero nadie lo esperaba. La película encontró su público. Como espero que suceda con El pasado. Las reacciones de los espectadores son impredecibles, y para mí, son además muy valiosas. Se trata de dos películas que no podrían ser más distintas. Una es una fantasía linda sobre el cine, una historia de amor. La otra es más bien, no sé, como una historia de terror pero en el mundo real, ¿me explico? De desamor. De lo que nos lleva a hacer, a ocultar, lo indecible. ¿Quién sabe qué sombras existen en el corazón del hombre? Ashgar Farhadi habla de eso.

Naciste en Argentina, creciste en Francia. ¿Cómo explicas esta particularidad en tu .vida?
Pues mira, yo me siento francoargentina. Toda mi familia es argentina. Yo tengo hijos franceses, que son los primeros de mi familia que no son argentinos. Mis padres y yo nos hablamos en español, si bien yo tengo un poco de acento francés (risas). Cuando la gente en Estados Unidos se enteró que era argentina y hablaba en español, no me creían. Yo me siento muy orgullosa de ser argentina, me siento tan argentina como francesa. Mi hermana, igual, me dice que soy una francesa típica (risas), pero yo les hablo a mis hijos en español y el mayor (tiene dos, Lucien, de cinco años y Gloria, de un año) me entiende perfecto, aunque me contesta en francés. Yo hacía lo mismo con mis padres. Creo que somos de donde sentimos que pertenecemos.

¿Qué es lo que más te apasiona del cine?
Todo. Hacerlo y verlo. Mi padre es un cinéfilo tremendo y Michel también. Preparando El artista vimos 200 películas mudas o más: Murnau, Borzage, Lang. Me encantaron. Pero para el personaje me inspiré más en Joan Crawford, que empezó como bailarina en el cine mudo y pasó al sonoro. Leí muchos libros de cómo era filmar en esa época, biografías, cosas así. Para El pasado, me inspiré mucho en el cine de Bergman de los sesenta: Liv Ullmann y Bibi Andersson. Esas actuaciones tan intensas sin perder jamás los estribos. ¡Qué grandes eran!

¿Seguirás trabajando con tu marido?
¡Claro! Cuando trabajamos juntos vivimos algo como pareja que es muy especial. Le da una dimensión romántica a nuestro trabajo. Es algo mágico y extraordinario poder vivir esto con alguien que amas y admiras. Siempre, mientras el proyecto lo permita, trabajaré con él. Es un gran director y un hombre extraordinario.