Miguel Cane.
La palabra versátil es la que se presta para definir la carrera de Eric Banadinovic (nacido en Melbourne, Australia, en 1968, dentro de una familia de inmigrantes croatas). Comenzó haciendo comedia y una gran variedad de sketches en la serie de la Australian Broadcasting Co. Full Frontal —respuesta antípoda a Saturday Night Live. En el 2000, ya famoso, dio un giro a su imagen de joven apuesto y jovial para encarnar al célebre criminal Mark Read en Chopper, filme debut del neozelandés Andrew Dominik, que le valió a Bana (como es mejor conocido) el reconocimiento internacional y la entrada a Hollywood. Ahí ha trabajado con directores como Ridley Scott (La caída del halcón negro), Ang Lee (Hulk), J.J. Abrams (Star Trek), Steven Spielberg (Munich) y Judd Appatow (Funny People).
No obstante su experiencia, Bana no había interpretado nunca a un agente de la ley ni había sido parte de un filme de terror, dos deudas que salda gracias a su participación al encarnar a un personaje real, el agente de la policía de Nueva York, Ralph Sarchie, en Líbranos del mal, una inquietante mezcla de thriller policiaco y relato de posesión diabólica que se estrena en pantallas mexicanas esta semana.
Nunca habías hecho una cinta de este género, ¿qué te gustó del proyecto?
La verdad, lo que me motivó fue la posibilidad de trabajar con Scott Derrickson, quien además de dirigir, co-escribió el guión basado en los textos de Ralph Sarchie y sus investigaciones reales. Yo ya conocía sus otras películas como El exorcismo de Emily Rose y Sinister. Me gustaron porque no era mera explotación, sangre y tripas, ¿me entiendes? Nada de violencia gratuita. El talento de Scott es crear atmósferas y el hecho de que él se interese en hacer cintas de ficción inspiradas en casos reales las vuelve más honestas y escalofriantes que otras de su tipo.
El filme se basa en las experiencias de Sarchie mientras patrullaba Nueva York. ¿Cómo te identificaste con eso?
Mi personaje lleva el mismo nombre y aparece en pantalla como un representante del orden que ha perdido la fe y no se encuentra en buenos términos con su familia debido a las aterradoras visiones que está teniendo así como a los numerosos crímenes que le ha tocado observar en los últimos tiempos. Él va a enfrentarse en algún momento a todas estas cosas que lo atormentan, lo que constituye una agregado a la trama principal que me pareció muy interesante. Creo que ésta es una película muy oscura, tanto en su estética como en su temática, y como actor es más interesante hacer de un personaje en medio de una crisis que alguien que está yendo por la vida de manera despreocupada y feliz.
¿Conociste a Sarchie? ¿Hablaste con él?
Scott lo invitó a conocer al elenco cuando estábamos en los ensayos y pude charlar con él. El Ralph Sarchie que aparece en la película es una representación ficticia de él, y no tuvo ningún problema con eso, al contrario. Decía que lo que le había pasado cuando hacía investigaciones era tan extraño, que solo podía entenderse a través de una narración ficticia, y él no quería influir de ninguna manera en mi actuación; sin embargo, me contó algunos detalles suyos que yo incorporé al personaje con ayuda de Scott. Estuvo bien, fue muy interesante hacer eso.
¿De joven eras fan del género del terror en el cine?
Como toda la gente de mi generación, crecí viendo películas de terror allá en Australia: El exorcista, El hombre de mimbre, El bebé de Rosemary, La profecía, Halloween, El ansia. Sí, vi todo eso, pero esto era diferente. Estaba intrigado por la idea básica de la historia, ya que no sabía casi nada de posesión ni esa clase de asuntos. Scott sí se metió de lleno en el tema cuando hizo El exorcismo de Emily Rose y cuando empezó a escribir el guión. Su ayuda me sirvió mucho para familiarizarme con aspectos del terror que ni siquiera conocía.
¿Qué tipo de material les proporcionó Derrickson para preparar su trabajo?
Como parte de su preparación, Sarchie nos dio una serie de registros de audio y de video extraídos de sesiones reales de exorcismo. Fue bastante incómodo exponerse a todo eso pero me sirvió mucho para identificarme con el relato y con todo lo que representa para alguien que se encuentra en esa situación.
Has reconocido ser católico. ¿Esto de algún modo se relacionó con tu interpretación?
Más allá de que seas o no creyente, ver y hacer algo así, en lo que te enfrentas a una persona que se encuentra en medio de un gran dolor, resulta impactante. Sí, soy creyente y creo en el mal. No exactamente en el diablo per se, pero sí que existe una fuerza del mal y una fuerza del bien y que son parte del delicado equilibrio de la existencia. Es algo que mucha gente cree, y yo no soy la excepción, aunque mis creencias no tuvieron realmente nada qué ver con la película. Son algo estrictamente personal que a nadie le atañe, la verdad sea dicha.
Compartes créditos con Édgar Ramírez, un venezolano que ha tenido participaciones cada vez más grandes en Hollywood.
Édgar es increíble en todos los aspectos. Es enorme como actor y me encanta como persona. Llegaba siempre puntual y absolutamente preparado, lo que le dio una dimensión muy especial al personaje de Joe Mendoza, el sacerdote que ayuda a Sarchie en su investigación. Le deseo lo mejor, y que siga encontrando papeles relevantes en el cine. Siempre entusiasma encontrarse un talento así.
¿Puede decirse que ésta no es una película de terror convencional?
En absoluto lo es. Aunque está inspirada en hechos reales. No todo es cierto, buscamos exagerarlo, hacer las cosas más siniestras, pero como el personaje central esté basado en una persona real se vuelve muy intrigante. Scott jugaba con otras nociones por debajo de este género de terror, algo más filosófico y profundo en la forma de desarrollar los acontecimientos que se van sucediendo y que ponen a prueba las creencias y la forma de pensar de los personajes. Eso es algo con lo que los espectadores podrán irse identificando. Creo que es algo un poco más rico que solo hacer una película sobre asesinos en serie o cosas así. Es más inteligente porque Scott la quiso hacer así, y a mí se me abrió la mente sobre el tema.
Ahora sí, puedes decir que has hecho de todo.
Sí, ahora sí. Sólo me falta hacer un western y un musical (risas). Y no creas, no lo descarto, yo escucho todo lo que me propongan y si me gusta, lo hago. Creo que de todo lo que hago me he llevado algo que me enriquece.
¿Incluso de una película tan escalofriante y macabra como ésta?
De todas aprendes algo. Y de aquí me llevo mucho. No es lo más dulce que haya hecho, pero Ralph Sarchie es un personaje muy rico y fue una gran satisfacción; espero que eso se traduzca en sustos para los espectadores, como ha sido un gusto para mí hacerlo.