2 oct 2014

Mark Ruffalo: En la actuación nadie te regala nada

Miguel Cane.



Aunque contaba ya con más de diez años de trayectoria y había compartido pantalla con grandes estrellas como Gwyneth Paltrow, Meg Ryan, Leonardo DiCaprio, Laura Dern y Joaquin Phoenix, y con directores como Jane Campion, Lisa Cholodenko, Ang Lee, David Fincher y Martin Scorsese, Mark Ruffalo (Wisconsin, 1967) realmente alcanzó la notoriedad después de ser Bruce Banner, el Hulk de Los vengadores, no obstante que ya desde antes era considerado uno de los mejores actores de su generación.
Fue nominado al Oscar por Los chicos están bien en 2010 y su carrera ha tenido intereses diversos entre el cine independiente y el más comercial. Con estos antecedentes protagoniza ahora Volver a empezar, una película en la que comparte créditos con Keira Knightley y que muchos consideran ya la gran sorpresa del año. Ruffalo encarna a un productor musical que recibe una nueva oportunidad al descubrir a una talentosa cantautora, con las vicisitudes que este ámbito implica, no muy distintas a las de la industria del cine.



¿Por qué comentaste que no fue fácil interpretar a un productor musical?
Es un hombre complicado, alcohólico, con una vida familiar difícil —está distanciado de su esposa y su hija— y una carrera que no va a ningún lado hasta que conoce a Gretta (Knightley). Siempre pensamos en las figuras del negocio del espectáculo como jugadores sin escrúpulos, que ganan millones y viven de modo extravagante, pero Dan Mulligan, mi personaje, no tiene nada de eso. No es un fracasado en su ramo, pero está a punto. Siente que ésta es su última oportunidad... Y bueno, entrar en un personaje así, llegar al estado mental que se necesita, fue algo muy difícil porque realmente no tiene nada qué ver conmigo. Y eso es lo que hace atractivos a los personajes para quienes los interpretamos… Dan lo ha perdido todo o casi todo, le queda apenas un poco de su dignidad y entusiasmo; pensé, qué duro llegar a un punto en tu vida, a mitad de tus cuarentas, y estar así, tener que arriesgarlo todo por un último chance de anotar… eso es lo que lo hace humano y muy atractivo.



Lo que parece una historia trillada de fracaso y triunfo, es aquí mucho más que eso…
Exacto. El guión de John Carney está muy bien escrito; es muy duro y al mismo tiempo cálido, está lleno de una verdad que nos sorprende porque no estamos acostumbrados a ella, a ver que las cosas se desarrollen así, mucho menos en una cinta de este corte. Pero esa es la especialidad de John, mostrar el lado más luminoso de la humanidad. Cuando vi su película anterior, en realidad su debut, Once, me dejó impresionado no solo su estilo al dirigir, que es muy directo, muy involucrado, como vine a descubrir cuando trabajé con él en esta cinta, sino también su enorme capacidad narrativa y la manera en que hace que todos los elementos —en este caso no solo la historia de interés humano, sino también la música, que es un elemento indispensable— se incorporen a lo que quiere contar y cómo lo consigue. John es un artista completo y su trabajo en la película lo deja muy claro.



Uno de los grandes atractivos de la película es precisamente la música.
Y que lo digas. Me sorprendió mucho ver que Keira podía cantar tan bien. Adam Levine, que también aparece en el filme, es un rock star en la vida real, así que su interpretación se nutre de ello, pero yo nunca pensé que Keira tuviera eso en ella, John sí. Apostó por ella y logró que diera no solo una gran actuación, que era de esperarse, sino que hace que Gretta sea una cantante totalmente creíble, y toda la atmósfera del filme se beneficia con ello: la banda sonora es tan buena que funciona por sí sola.

Después de Los vengadores, ¿puede decirse que ahora sí te das el lujo de hacer lo que quieres?
Sí, la verdad, tengo que reconocer que soy muy afortunado. Estuve trabajando en lo que podía hasta los 27 años, luego conseguí un papel en una serie de televisión y eso me llevó a hacer papeles pequeños en cine, y así pude dejar de servir mesas. Desde entonces he tenido la suerte de poder mantenerme con mi trabajo como actor. Llegué a Los Ángeles con 18 años y hasta que cumplí los 28 no conseguí algo que se pareciera a un trabajo estable. Estoy seguro de que nunca voy a olvidar esos años de inseguridad, de no saber si iba a poder pagar el alquiler de mi apartamento. Para los actores esta profesión es una lucha constante. Y créeme, podrás tener una película de éxito, pero nada está escrito, y el día de mañana nadie te llama. Así que, sí, poder elegir tus papeles es un lujo, pero esta carrera para nadie es un regalo.

¿Eres capaz de hacer una autocrítica y reconocer tu mejor trabajo?
Soy muy exigente conmigo mismo, Una de las películas que más me gustan es Puedes contar conmigo (2000), pero la hice hace mucho tiempo. Me parece una gran película. Desde entonces estoy tratando de hacer algo parecido. Le tengo un gran cariño a Kenneth Lonergan, su director, que ha luchado siempre por la integridad de su obra. Eso es admirable. Me siento muy orgulloso también de Zodiaco, con David Fincher y de La isla siniestra. También, mucho, de mi próximo filme, Infinitely Polar Bear, dirigido por Maya Forbers. Interpreto a un hombre bipolar, un personaje basado en el padre de la directora. Es una película con mucho sentido del humor. Como actor me gusta ver mi trabajo para mejorar mis interpretaciones, quiero seguir aprendiendo constantemente porque la actuación es un músculo que no hay que dejar de ejercitar.

Dices que en realidad no te consideras estrella de Hollywood. ¿Sigues pensando así?
No he cambiado de opinión. Sí, me reconocen más ahora y el dinero es bueno, pero al final todo es una ilusión, como la magia de la película. Las cosas cambian a tu alrededor rápidamente y todo se vuelve humo de un día para otro. En Hollywood todo está cambiando constantemente, subes y bajas, la gente transforma su cuerpo y la industria sigue su rumbo. Personalmente prefiero la vida real. La fama y todo eso es algo muy veleidoso y yo no tengo ningún control sobre ello. Como tú mismo decías antes, el éxito de Los vengadores me brindó la oportunidad de poder elegir los proyectos que quiero interpretar y éstos suelen estar dentro del cine independiente. Me gusta vivir la vida a mi manera, ¿sabes? Mi estilo de vida no es costoso, no voy a fiestas, no tengo que mantener un equipo de 20 personas a mi alrededor. Me gusta estar en casa con mi familia y mis hijos cuando no estoy rodando. Todo lo demás me parece una afectación.

¿Qué es lo mejor de trabajar en una franquicia grande como Los vengadores?
¿Aparte del reconocimiento del público, quieres decir? Eso siempre es bueno, pero tampoco puede ser la razón de un trabajo… Te diría que hacer películas que mis hijos pueden ver me gusta (se ríe), piensan que papá es cool porque es Hulk (risas). Eso, y trabajar con Robert Downey. Somos muy amigos hace años. Soy un gran fan de su trabajo, creo que es lo más cercano a un genio que voy a conocer nunca. Es un tipo que se apasiona con lo que hace, es divertido, generoso, encantador, profesional… Me encanta trabajar con él. Para mí, es uno de los mejores de su generación, que es la mía. Y trabajar con él, en lo que sea, es un privilegio.