Miguel Cane
La leyenda del célebre asaltabancos John Dillinger, que vino prácticamente a revolucionar el panorama de la lucha de la justicia contra el crimen durante los años de la Gran Depresión, es la fuente de inspiración detrás de la nueva cinta de Michael Mann, cuya última presentación en pantalla (una adaptación de Miami Vice, la serie de TV que él mismo contribuyó a crear en los años 80) no estuvo a la altura del talento implicado en ella.
Ahora con Enemigos públicos, Mann aplica su mirada inconfundible y su estilo particular a una trama donde los principales personajes son Dillinger – que, encarnado por Johnny Depp, recupera su estatus mítico, como una suerte de Robin Hood a la americana-, su némesis, el agente Melvin Purvis (Christian Bale) y el director del recién formado FBI, el enigmático (y repelente) J. Edgar Hoover (interpretado de modo magistral por Billy Crudup), quien acuñó la frase “Enemigo público número uno” para referirse a Dillinger, sin imaginar que lo convertiría en la mayor sensación mediática de su tiempo.
Siguiendo el patrón de los filmes épicos que anteceden temáticamente a éste – cintas de directores como John Ford, Brian DePalma o Sam Peckinpah-, Mann inyecta con adrenalina su trama desde el principio: Dillinger ya es el hombre que será la figura más polémica y comentada de los 30, desde el momento en que libera a sus camaradas de una prisión en Indiana y se dan a la fuga en una secuencia memorable. Trabajando con cámaras de alta definición, Mann y su director de fotografía, Dante Spinotti, crean una atmósfera totalmente plausible y casi documental, que trasciende la típica historia de gángsters (aunque básicamente lo es) para convertirse en una experiencia insólita: uno es parte de las correrías de Dillinger y la cinta está realizada de tal modo que el espectador no puede evitar sentirlo así.
Depp, como ya se sabe, es un estupendo intérprete y brinda un trabajo lleno de emoción y tensión: sus compañeros (Giovanni Ribisi, Channing Tatum, entre otros) le dan estupenda réplica y cada uno da lo suyo para hacer avanzar la trama, dándole un carácter casi de ser una cinta épica. Mención aparte amerita la francesa Marion Cotillard, quien se despoja de su imagen como Edith Piaf, para dar vida a Billie Frechette, la mujer (o bien una de las mujeres) que Dillinger más quería. Su duelo de carisma con Depp le da otra dimensión al filme, y si bien, en otras manos habría sido un personaje casi prescindible, aquí Billie y su fracturada historia de amor, es uno de los muchos perfiles que permiten ver a Dillinger en otra perspectiva, si bien, en realidad (y para que nunca desmerezca el mito) ni a él ni a Purvis los llegamos a conocer del todo, aunque no hace falta: verlos atacar de un modo tan eficiente y brutal basta para satisfacer la urgencia de acción, con un estilo innegable.
Enemigos Públicos es una película que atrapa y apasiona. Habrá a quienes les guste, y a quienes no, pero no es un trabajo mediocre que invite a la indiferencia o el hastío. Mann se da el lujo de acelerar, de explotar hasta la última gota la intensidad de su reparto, y éste responde con un trabajo de calidad deslumbrante; es cinema de acción sin afectaciones, es una película inquietante y rica en matices, si bien cuenta la historia más sencilla que hay. La leyenda de Dillinger y su banda de asaltabancos permanece y ahora se ensancha, mostrándonos un mundo de 'buenos y malos' que no son exactamente ni lo uno ni lo otro, sino seres humanos que hicieron historia.
Enemigos Públicos/Public Enemies
Con Johnny Depp, Marion Cotillard, Christian Bale, Channing Tatum, Stephen Graham, Giovanni Ribisi y Billy Crudup.
Dirige: Michael Mann
Estados Unidos 2009.