Es una estrella de cine, una madre amorosa y una mujer comprometida; protagonista de la nueva cinta de Alejandro Amenábar y un rostro inolvidable.
Miguel Cane
Rachel Weisz ha tenido una carrera sorprendente, por decir lo menos: debutó con un papelito pequeño en Belleza Robada, pero el director en cuestión era Bernardo Bertolucci – de ahi vinieron roles en teatro (Shakespeare y Tennessee Williams) y otras cintas. Pronto, esta joven londinense nacida en 1971 comenzó a llamar la atención por su belleza, su carisma, su talento y su habilidad para transformarse de cinta a cinta.
Miguel Cane
Rachel Weisz ha tenido una carrera sorprendente, por decir lo menos: debutó con un papelito pequeño en Belleza Robada, pero el director en cuestión era Bernardo Bertolucci – de ahi vinieron roles en teatro (Shakespeare y Tennessee Williams) y otras cintas. Pronto, esta joven londinense nacida en 1971 comenzó a llamar la atención por su belleza, su carisma, su talento y su habilidad para transformarse de cinta a cinta.
Después de haber ganado un Oscar (como mejor actriz de soporte) por su conmovedora interpretación como una activista asesinada en El Jardinero Fiel (de Fernando Meirelles), Rachel apareció como co-protagonista en La Fuente de la Vida, dirigida por su compañero Darren Aronofsky (juntos son padres del pequeño Henry, que pronto cumplirá tres años) y tuvo un papel al lado de Jude Law y Natalie Portman en el debut anglosajón de Wong Kar Wai My Blueberry Nights. Y ahora regresa en la muy anticipada cinta del aclamado cineasta español Alejandro Amenábar Ágora, que se desarrolla en Alejandría en el alba del Cristianismo.
¿Tenías muchas ganas de trabajar con Amenábar?
Desde que vi Los Otros y vi lo que hicieron Nicole y él, me quedé impactada. ¡Es maravilloso! Desde los encuadres, hasta la música y cada palabra del guión… todo. ¡Es increíble qué cuidado tiene para los detalles! Por supuesto que quería trabajar con él. Imagínate cómo me puse cuando supe que había escrito su guión pensando en mí...no te imaginas, fue uno de esos grandes momentos. ¡Saltaba por toda la habitación! Dije que sí, en el acto. Fue de esas experiencias insólitas en la vida, un gran, gran, gran placer. Una sorpresa. Un personaje increíble y un director que, para empezar, como siente un enorme respeto por cada miembro del equipo y del elenco. Yo soy una gran admiradora de su trabajo y naturalmente, estar en sus manos es algo que me parece fascinante. Es un estilista visual. Sus películas no se parecen a las de ningún otro director. Pero al mismo tiempo sabe dirigir a los actores, no se queda en otra habitación tras el monitor. Es muy profesional y directo y perfeccionista, pero también muy cálido y generoso y creativo. Trabajar con él es maravilloso.
¿Qué puedes decir sobre Hypatia?
Es una figura histórica fascinante, importante en Alejandría y en la historia de la ciencia y la filosofía. Muchos saben quién fue, pero eso no es todo lo que se ve en la película. Hay mucho, mucho más en el trasfondo de lo que escribieron Alejandro y Mateo Gil. Tomaron a un personaje de leyenda y lo transformaron en un ser tridimensional, una mujer llena de anhelos, deseos, cuitas... un ser humano como todos. Y encarnarla no solo fue un reto, podría decirte que también fue, para mí, un privilegio.
¿Sientes que hay algún papel que te gustaría hacer y que aún no te ha llegado?
La verdad es que yo no pienso en esos términos respecto a mi trabajo. Me interesa interpretar a mujeres que tengan historias interesantes pero no puedo decirte que quiero interpretar a una mujer japonesa porque no puedo. Creo que todos los personajes son interesantes y poco a poco he ido encontrando algunos que me han dejado una satisfacción enorme. Hypatia es uno de ellos. Su inteligencia tan preclara es un gran atractivo y también algo que intimida...
¿Sientes que tú intimidas a los demás? Hay encuestas que dicen que tu presencia impone…
(Se ríe) Bueno, no sé. A Darren, desde luego, no. Él es de Brooklyn (risas) y creo que eso lo hace ser fuerte y, por tanto, valora ese aspecto en la persona que tiene a su lado. De hecho, cuando defiendo algo a ultranza, él bromea relinchando como un caballo a punto de lanzarse al galope. De hecho, te diré que él y yo tenemos eso en común, la fuerza del carácter: Nos gusta comer bien y vivir en una casa cómoda, pero no somos amantes de los lujos. De hecho, cuando nos conocimos, él vivía en un pequeño apartamento de Hell's Kitchen, en un quinto piso, casi sin muebles. Allí es donde escribió los guiones de Pi, Réquiem por un sueño y La Fuente... Yo le dije que si quería vivir conmigo teníamos que tener muebles , por el amor de dios (risas). Ahora vivimos en un apartamento un poco más grande, con muebles. Por lo demás, compartimos las mismas inquietudes.
Y además son una familia ¿Ha cambiado el orden de tus prioridades con la maternidad?
Soy una más de las millones de mujeres que trabajan y también son madres. Pero aunque ser madre es mi prioridad principal, no podría vivir sin trabajar porque es importante para mí. Gracias a Dios puedo hacer las dos cosas. Pero eso sí, Henry siempre vendrá primero. ¿Qué puedo decir? Es el gran amor de mi vida…
¿Dirías que hay algo que te haga falta?
Nada, no me hace falta nada. Reconozco que ganar un Oscar es increíble, lo máximo que le puede suceder a un actor en su vida porque te ganas el respeto de la industria, de la comunidad de gente con la que trabajas cada día. Es algo maravilloso y no creo que nunca pueda superar lo que conseguí profesionalmente con El Jardinero Fiel. Fue una película que me marcó, que me dio muchísimo. Incluso, la decisión de ser madre. Darren había planteado la posibilidad de que tuviéramos un bebé, y yo le dije “es que creo que no estoy segura”… luego, tuve que interpretar a Tessa, que pasa una buena parte de la cinta embarazada, y me sentí profundamente identificada. Tanto así, que le llamé a Darren y le dije sí. “¿Sí qué?” me dijo “Sí quiero tener un bebé”… y ahora, aquí está y no deja de maravillarme. ¡Crece en un suspiro!
¿Te lo llevas contigo cuando vas de rodaje?
Sí. Cuando filmamos Agora en Malta, Henry estuvo conmigo todo el tiempo, mientras que Darren iba y venía de Nueva York a Londres o Malta, porque estaba con toda la promoción de El Luchador, pero siempre nos las ingeniamos para estar juntos; nos adaptamos. Sin embargo, desde el principio acordamos que lo que duren los rodajes, Henry estará conmigo. Cuando estuve filmando The Lovely Bones, nos veíamos más, porque él estaba descansando, así que en cuanto terminé el rodaje, nos reunimos todos en Nueva York y estamos juntos. Lo más importante es que nos amamos, que somos, como dijiste, una familia.
¿Es difícil sostener la doble vida, personal y profesional, en ambos lados del Atlántico?
Lo es, pero te acostumbras. Es lo que hay. Cuando te dedicas a esto, lo tienes que aceptar. ¿Tú crees que no me encantaría estar en Nueva York todo el tiempo, en mi casa, en mi camita, sin tener que preocuparme de nada? ¡Claro que me encantaría, pero no puedo hacer eso! Así que si mi trabajo me lleva a Londres, o a Malta, o a China o a cualquier otra parte del mundo, tengo mi maleta lista y mi cepillo de dientes a mano y ¡a volar! Somos actores, somos gente de cine. Nuestra vida, nuestra doble vida, como tú dices, es así.
¿Tenías muchas ganas de trabajar con Amenábar?
Desde que vi Los Otros y vi lo que hicieron Nicole y él, me quedé impactada. ¡Es maravilloso! Desde los encuadres, hasta la música y cada palabra del guión… todo. ¡Es increíble qué cuidado tiene para los detalles! Por supuesto que quería trabajar con él. Imagínate cómo me puse cuando supe que había escrito su guión pensando en mí...no te imaginas, fue uno de esos grandes momentos. ¡Saltaba por toda la habitación! Dije que sí, en el acto. Fue de esas experiencias insólitas en la vida, un gran, gran, gran placer. Una sorpresa. Un personaje increíble y un director que, para empezar, como siente un enorme respeto por cada miembro del equipo y del elenco. Yo soy una gran admiradora de su trabajo y naturalmente, estar en sus manos es algo que me parece fascinante. Es un estilista visual. Sus películas no se parecen a las de ningún otro director. Pero al mismo tiempo sabe dirigir a los actores, no se queda en otra habitación tras el monitor. Es muy profesional y directo y perfeccionista, pero también muy cálido y generoso y creativo. Trabajar con él es maravilloso.
¿Qué puedes decir sobre Hypatia?
Es una figura histórica fascinante, importante en Alejandría y en la historia de la ciencia y la filosofía. Muchos saben quién fue, pero eso no es todo lo que se ve en la película. Hay mucho, mucho más en el trasfondo de lo que escribieron Alejandro y Mateo Gil. Tomaron a un personaje de leyenda y lo transformaron en un ser tridimensional, una mujer llena de anhelos, deseos, cuitas... un ser humano como todos. Y encarnarla no solo fue un reto, podría decirte que también fue, para mí, un privilegio.
¿Sientes que hay algún papel que te gustaría hacer y que aún no te ha llegado?
La verdad es que yo no pienso en esos términos respecto a mi trabajo. Me interesa interpretar a mujeres que tengan historias interesantes pero no puedo decirte que quiero interpretar a una mujer japonesa porque no puedo. Creo que todos los personajes son interesantes y poco a poco he ido encontrando algunos que me han dejado una satisfacción enorme. Hypatia es uno de ellos. Su inteligencia tan preclara es un gran atractivo y también algo que intimida...
¿Sientes que tú intimidas a los demás? Hay encuestas que dicen que tu presencia impone…
(Se ríe) Bueno, no sé. A Darren, desde luego, no. Él es de Brooklyn (risas) y creo que eso lo hace ser fuerte y, por tanto, valora ese aspecto en la persona que tiene a su lado. De hecho, cuando defiendo algo a ultranza, él bromea relinchando como un caballo a punto de lanzarse al galope. De hecho, te diré que él y yo tenemos eso en común, la fuerza del carácter: Nos gusta comer bien y vivir en una casa cómoda, pero no somos amantes de los lujos. De hecho, cuando nos conocimos, él vivía en un pequeño apartamento de Hell's Kitchen, en un quinto piso, casi sin muebles. Allí es donde escribió los guiones de Pi, Réquiem por un sueño y La Fuente... Yo le dije que si quería vivir conmigo teníamos que tener muebles , por el amor de dios (risas). Ahora vivimos en un apartamento un poco más grande, con muebles. Por lo demás, compartimos las mismas inquietudes.
Y además son una familia ¿Ha cambiado el orden de tus prioridades con la maternidad?
Soy una más de las millones de mujeres que trabajan y también son madres. Pero aunque ser madre es mi prioridad principal, no podría vivir sin trabajar porque es importante para mí. Gracias a Dios puedo hacer las dos cosas. Pero eso sí, Henry siempre vendrá primero. ¿Qué puedo decir? Es el gran amor de mi vida…
¿Dirías que hay algo que te haga falta?
Nada, no me hace falta nada. Reconozco que ganar un Oscar es increíble, lo máximo que le puede suceder a un actor en su vida porque te ganas el respeto de la industria, de la comunidad de gente con la que trabajas cada día. Es algo maravilloso y no creo que nunca pueda superar lo que conseguí profesionalmente con El Jardinero Fiel. Fue una película que me marcó, que me dio muchísimo. Incluso, la decisión de ser madre. Darren había planteado la posibilidad de que tuviéramos un bebé, y yo le dije “es que creo que no estoy segura”… luego, tuve que interpretar a Tessa, que pasa una buena parte de la cinta embarazada, y me sentí profundamente identificada. Tanto así, que le llamé a Darren y le dije sí. “¿Sí qué?” me dijo “Sí quiero tener un bebé”… y ahora, aquí está y no deja de maravillarme. ¡Crece en un suspiro!
¿Te lo llevas contigo cuando vas de rodaje?
Sí. Cuando filmamos Agora en Malta, Henry estuvo conmigo todo el tiempo, mientras que Darren iba y venía de Nueva York a Londres o Malta, porque estaba con toda la promoción de El Luchador, pero siempre nos las ingeniamos para estar juntos; nos adaptamos. Sin embargo, desde el principio acordamos que lo que duren los rodajes, Henry estará conmigo. Cuando estuve filmando The Lovely Bones, nos veíamos más, porque él estaba descansando, así que en cuanto terminé el rodaje, nos reunimos todos en Nueva York y estamos juntos. Lo más importante es que nos amamos, que somos, como dijiste, una familia.
¿Es difícil sostener la doble vida, personal y profesional, en ambos lados del Atlántico?
Lo es, pero te acostumbras. Es lo que hay. Cuando te dedicas a esto, lo tienes que aceptar. ¿Tú crees que no me encantaría estar en Nueva York todo el tiempo, en mi casa, en mi camita, sin tener que preocuparme de nada? ¡Claro que me encantaría, pero no puedo hacer eso! Así que si mi trabajo me lleva a Londres, o a Malta, o a China o a cualquier otra parte del mundo, tengo mi maleta lista y mi cepillo de dientes a mano y ¡a volar! Somos actores, somos gente de cine. Nuestra vida, nuestra doble vida, como tú dices, es así.