7 abr 2010

Los dos mundos de Ewan McGregor

Con una carrera versátil y brillante, este joven actor escocés habla sobre su más reciente filme, a las órdenes del legendario Roman Polanski.

Miguel Cane

Ewan McGregor at the Westwood premiere of 20th Century Fox's Robots


Hace unos quince años, este pelirrojo nacido en Edimburgo en 1971, se convirtió en uno de los jóvenes actores más en demanda, gracias a su interpretación como Mark Renton en Trainspotting, la cinta que lanzó a la fama mundial a Danny Boyle. Desde entonces, ha tenido una carrera más bien variopinta, pero siempre a las órdenes de grandes cineastas, como Ridley Scott, el propio Boyle, el legendario Peter Greenaway y hasta George Lucas, interpretando el rol del joven Obi Wan Kenobi en la segunda trilogía Star Wars – que fue vilipendiada por muchos, y de la que personalmente, no le gusta hablar-. Ahora McGregor se cumple una asignatura pendiente al estrenar El Escritor Fantasma, cinta que rodó a las órdenes de Roman Polanski, con quien estuvo a punto de trabajar hace mucho tiempo.

Ewan McGregor as Obi-Wan Kenobi in 20th Century Fox's Star Wars: Episode III



“Lo que sucede es que en 1996 o 97, ahora no recuerdo bien, el productor Bob Evans me contactó; había comprado los derechos de Son of Rosemary, la novela que es la segunda parte de El Bebé de Rosemary, y quería filmarla con Mia Farrow y Polanski dirigiéndola, y estaba interesado en que hiciera el papel del hijo... pero por muchas razones, ese proyecto al final no prosperó y yo me quedé con las ganas de trabajar con Roman, hasta ahora.”

¿Qué pensabas de él como director?
Que es un genio. Su cine me es familiar desde la infancia. Me encantan El Bebé de Rosemary, su versión de Macbeth, Chinatown y Tess, o cintas anteriores como Repulsión, Cul-de-sac o El cuchillo en el agua. Considero que poder trabajar con él ha sido un verdadero privilegio.

Ewan McGregor Ceremony of Remembrance and Commemoration Tribeca Film Festival, 5/6/2003 Photo: Kevin Mazur, Wireimage.com



Se dice por ahí, que trabajar a sus órdenes es muy duro, aunque donde algunos lo adoran (como Mia) otros lo alucinan, como Faye Dunaway, que al rodar Chinatown, lo odió.
Ah, (se ríe) Supongo que sí. Es que sí puede ser difícil. Presiona mucho tanto a los actores como al equipo técnico. Puede ser muy brusco a veces, y eso, para los actores, que somos gente muy susceptible y con mucho ego, puede ser desconcertante, así que la entiendo. Mira, una vez, durante el rodaje, me miró con la cabeza hundida entre las manos y empezó a gritarme. Pero, de repente, se giró hacia un carpintero y empezó a darle órdenes a él. Trata igual a todo el mundo. Lo más molesto es que me recordaba todo el tiempo a mi mamá, porque, además, y como ella, casi siempre tiene razón (risas).

¿En qué sientes que te ha cambiado, como actor, trabajar con él?
Me enseñó que uno puede ser más creíble con menos interpretación. Es más honesto: creo que, en algunas escenas de la película, parece como si no estuviese actuando. Menos es más, se me ve más tranquilo. Me pidió una actuación de baja frecuencia, muy buena para la película.



¿Qué dificultades entraña dar vida a un hombre que, esencialmente, es un fantasma?
Mi personaje es un enigma, se sabe muy poco acerca de él. Creo que es una persona poco impresionable por nadie ni por nada, y que actúa no por moralismo sino por una curiosidad algo perversa. Probablemente sufrió algún fracaso en su carrera literaria y por eso se convirtió en un escritor fantasma, que escribe lo que otros firman. Muchas consideran que un escritor que se oculta tras el nombre de otra persona es, de alguna manera, un fracasado, pero yo no lo veo así. Creo que hasta cierto punto ese anonimato puede resultar liberador.

Ewan McGregor Ceremony of Remembrance and Commemoration Tribeca Film Festival, 5/6/2003 Photo: Kevin Mazur, Wireimage.com


La cinta es un filme de suspenso pero también una reflexión política. ¿En qué medida crees que es útil para entender lo que ha sucedido en el mundo últimamente?
Debo confesar que no me interesan ni la política ni los políticos. Nunca leo acerca de ellos ni creo en ellos. Al menos en Gran Bretaña, se dedican a demostrar sistemáticamente que no son gente de fiar. Dicho esto, me parece muy interesante que la película muestre las relaciones entre EU y Gran Bretaña antes de la guerra de Irak, cómo Blair y Bush quebrantaron las leyes internacionales para justificar el conflicto. Y comparto totalmente su mensaje: que ocupes las altas esferas no significa que estés por encima de la ley.

¿Tienes alguna idea de lo que pensará Blair cuando la vea?
No lo sé, francamente. Hace solo unas semanas, tuvo que responder en Londres ante una comisión sobre la invasión de Irak y acerca de las acusaciones de secuestro y tortura de sospechosos. No sé si eso servirá para mitigar el dolor de las familias que han perdido a sus hijos en la guerra. En cualquier caso, también Bush debería dar explicaciones, pero estará demasiado ocupado jugando al golf para ello.

Ahora, lo difícil ¿Crees que la situación legal de Roman Polanski afectará a la respuesta del público ante la película?
Mira, yo jamás me atrevería a decirle a nadie lo que tiene que pensar acerca de su caso, pero espero que la gente sepa separar al autor de la obra. Quien no quiera ver la película a causa de lo ocurrido con Roman probablemente tampoco habrá visto ninguna de sus diez últimas cintas, porque el incidente sucedió hace muchísimo tiempo. Eso significa perderse muchas historias buenas. Aun así, lo respeto. A mí Polanski me gusta como artista y como persona. Me entristece lo que le ocurrió, sobre todo por sus hijos y su mujer, Emmanuelle.

¿Qué pensaste al saber de su detención en Suiza?
Me mortificó. No sólo es alguien que me gusta como artista, sino también como persona. Me impresionó que terminase la película, quizá otro no habría sido capaz. Creo que es un superviviente.

Ewan McGregor Ceremony of Remembrance and Commemoration Tribeca Film Festival, 5/6/2003 Photo: Kevin Mazur, Wireimage.com


Desde La isla (2005) no has interpretado un protagónico para Hollywood. ¿Hay alguna razón para ello?
Oh, sí, que no me los ofrecen. Los grandes estudios de Hollywood se rigen por las cifras, por el dinero, y me temo que no me ven como un actor suficientemente taquillero. Qué le vamos a hacer. Realmente, no me importa y de hecho, te diré que es un alivio (sonríe). Las películas independientes quizá den menos dinero, pero te hacen sentir que eres parte de algo significativo. Uno no se obsesiona tanto con que la gente acuda al cine en masa, sino que la mayor preocupación es que los que lo hagan reciban una verdad y vayan a verla con el corazón. Las virtudes de una película casi nunca tienen que ver con el presupuesto. Las películas independientes son más íntimas. He hecho superproducciones bastante buenas pero, en efecto, hay diferencias. En una película pequeña no puedes emplear tanto tiempo ni dinero en rodar una escena, así que la realización es más cuidadosa. No hay que perder tiempo ni material. La labor del director es más importante y tangible. Más personal. Polanski lo hizo como un virtuoso.



¿Te das cuenta de que llevas casi veinte años actuando?
Oh, dios, sí (finge un gemido) ¡el horror, el horror! (risas)



¿Cuál es tu prioridad a la hora de elegir papeles?
Siempre me ha resultado interesante encarnar a personajes diferentes a los que había hecho antes. Quizás haya historias parecidas, pero siempre he intentado que mis personajes no lo fueran. Creo que uno nunca debe sentirse plenamente satisfecho con los roles que hace, y que hay que ir buscando siempre mejores proyectos. Eso, por supuesto, te hace a veces dudar de tu lugar en la industria, pero es una preocupación más artística y pasajera que real. Por ejemplo, disfruté mucho haciendo Trainspotting o rodando con Greenaway, pero también en La amenaza fantasma. Ni las películas pequeñas tienen que ser siempre buenas ni a la inversa. No hay reglas. Por eso siempre pensé que debía estar en las dos categorías. Seamos francos: a veces dejo de preocuparme por esas cosas, sobre todo cuando pienso en que este trabajo me permite vivir bien y dar de comer a mis hijos.



¿Cómo haces para compatibilizar el trabajo con tu vida de familia?
Ahora mismo es un poco dificil. Era más sencillo cuando los niños eran más pequeños y podíamos viajar todos juntos. Ahora el mayor tiene catorce años, y es más complicado. Así que les echo mucho de menos y ellos a mí, pero por eso también intento no estar rodando todo el año. Trato de pasar el mayor tiempo posible con ellos y con mi mujer, llevarlos al colegio, hacer de comer y esas cosas. Lo disfruto de verdad. Creo que eso es lo que es la vida real. Lo tangible. Lo que prefiero.

Ewan McGregor Ceremony of Remembrance and Commemoration Tribeca Film Festival, 5/6/2003 Photo: Kevin Mazur, Wireimage.com




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